En Araya venden sal que no es apta para el consumo humano

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Los pobladores están invadiendo las instalaciones del complejo salinero y llegan hasta la Laguna Madre, extraen sal cruda en bruto y la procesan en moliendas artesanales. La ingesta de este tipo de sal por tiempo prolongado aumenta el riesgo de hipotiroidismo. Más de 400 trabajadores mantienen paralizada la empresa en protesta por el incumplimiento del pago de deudas laborales, el deterioro progresivo del recinto industrial y la disminución de la producción.

Cumaná. El menoscabo de la calidad de vida de los habitantes de Araya es proporcional al deterioro del complejo salinero. La mayoría de sus trabajadores son nativos de la península de Araya.  Las salinas y la pesca son las actividades económicas comerciales propias de esta comunidad. Por ello, que sus habitantes comercializan sal no apta para el consumo humano enciende las alarmas.

Son más de 400 trabajadores, entre activos y jubilados, que dependen directamente de la empresa Enasal y mantienen paralizado el complejo salinero de Araya en protesta por el desgaste progresivo de las instalaciones y el incumplimiento del pago de pasivos laborales que les adeuda el ejecutivo regional desde el año 2002.

Pero más allá de la protesta que mantienen a los trabajadores, frente a los portones de la empresa, surge una alerta sanitaria.

La falta de seguridad y vigilancia en las instalaciones del Complejo Salinero además del deterioro de la cerca perimetral de la empresa ha dejado sus áreas expuestas y vulnerables a robos y saqueos.

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Pobladores han invadido áreas del complejo salinero debido a su abandono y deterioro. Foto: Mónica Salazar.

En ese sentido los trabajadores de las Salinas de Araya llaman la atención de las autoridades sanitarias del estado por cuanto los pobladores de Araya “aprovechando el abandono de las instalaciones del complejo ingresan a su perímetro hasta llegar a la Laguna Madre y están extrayendo la sal cruda, bruta en grano, sin reparos”.

Advierten que ante la necesidad que padece el pueblo, “hay personas que no miden las consecuencias y recurren a la venta ilegal de sal como única salida para obtener algunos recursos que les permitan paliar el día”.

Denunciaron que es una sal que procesan en moliendas artesanales, las empaquetan y  la venden en el mismo pueblo, y hasta en el mercado de Cumaná sin ningún tipo de control sanitario. “Es sal sin yodo ni flúor no apta para el consumo humano”, agregaron.

Esta situación irregular prende las alarmas porque se perpetraron robos en el complejo salinero de la que sustrajeron rollos de empaques plásticos con logos de la empresa y hasta ahora no hay responsables.

Todo ello ocurre justo cuando el Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria ordena el comiso definitivo de los anaqueles de cuatro marcas de sal comestible no apta para el consumo: Mina de Oro, La Perla, Sal Península y La Gema.

Para Rafael Peroza, presidente del Colegio de Médicos del estado Sucre, la comercialización de la sal sin los requerimientos y niveles permitidos de yodo ni el debido control sanitario hace que esto se convierta en un problema de salud pública.

El consumo de sal sin yodar hipertrofia la glándula tiroides, lo que  descontrola la producción de la tiroxina, hormona que controla el metabolismo y el crecimiento. Provoca además la aparición de una patología como el coto o el conocido bocio.

Peroza alerta que un consumo desmedido de esta sal sin control sanitario elevaría los índices de hipotiroidismo, obesidad, trastorno de la tráquea y astenia (una fatiga y debilidad general que impide hacer actividades de rutina).

Reclaman su derecho

En Araya todo gira en torno a las salinas. Cuentan los manifestantes que ellos pasaron de ser unos de los trabajadores mejores pagados del país a  los que hoy no tienen ni siquiera para comer. Lo que les pagan no les alcanza para nada y, peor aún, no tienen opciones para “resolver” porque todavía la gobernación no honra la deuda contraída desde 2002.

“Ahora nos pagan salario mínimo a todos por igual. No tenemos un tabulador salarial”, denunciaron los trabajadores. Aseguran que dependen totalmente de la empresa.

Aquí prácticamente nos estamos muriendo de hambre. No tenemos dotación de uniformes desde hace aproximadamente 12 años, no tenemos servicio médico ni funerario, nos deben cestaticket desde 2002, incluyendo a los jubilados.

Ante esta realidad tanto empleados como obreros, activos y jubilados exigen desesperados la presencia de las autoridades nacionales y regionales para que “se aboquen a resolver este problema que es de todos los arayeros, de toda la península de Araya”.

“No somos esclavos. Ya nos cansamos. Son 20 años reclamando y aquí se llenan unos pocos y nosotros cada vez más pobres”, gritaban los trabajadores apostados en los portones de la empresa.

Añorando los mejores tiempos 

Otros obreros en medio de la protesta insistían en recordar las grandes montañas blancas que se podían divisar al hacer la travesía Cumaná-Margarita. 

“Sí, eran pilones de sal blanca, amontonados y dispuestos para el despacho de buques internacionales que demandaban la calidad de la sal de Araya”.

Los  pilones de sal ya no son un atractivo. Ya no existen. “El ‘oro blanco’, que en la Colonia atrajo a españoles y holandeses, hoy es comercializado para enriquecerse algunos. Mientras el pueblo languidece en un complejo abandonado y olvidado por los gobernantes de turno, que no invierten en la empresa y menos en su recurso humano, porque  no tienen idea de lo que tienen en las manos, denunciaron. 

Así lo confirmó Rodolfo  Rivas, con más de 20 años en la empresa, “en los mejores tiempos de  la empresa en la unidad 6 de producción se llegaron a despachar 40.000  toneladas métricas de sal bruta en un mes, cargadas en cuatro días a buques internacionales que demandaban la calidad de la sal de Araya. Hoy escasamente se llegan a 1500 toneladas en un mes”.

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Los trabajadores denunciaron que desde hace 11 años no les entregan uniformes. Foto: Mónica Salzar.

Rivas  hoy se pregunta: “¿Cómo quienes la administran pueden creer que porque sacan 20 gandolas en un mes la empresa está productiva al 100 %? ”. Con su interrogante hizo referencia a unas declaraciones del gobernador de Sucre, Edwin Rojas, en un reconocido programa nacional de televisión.

Ahora solo se puede ver un panorama desolador, que presenta un complejo salinero en total estado de abandono y deterioro, en donde la prosperidad de otrora es un bonito recuerdo en la memoria de los peninsulares.

Contaron que ya no llevan el registro de qué número ni cuánto se está despachando. 

“Ahora llegan gandolas, cargan sal bruta porque no estamos refinando y no sabemos quién está comprando ni para dónde se despacha. Esas órdenes son directas de la gobernación”, alertaron. 

Sin  condiciones laborales

Las Salinas de Araya han pasado por las administraciones del  Ministerio de Hacienda, Pequiven, Ensal, Empresas de Producción Socialistas, Sacosal, Tecnosal y ahora, Enasal. Los gerentes continúan incumpliendo con los compromisos laborales de los obreros activos y jubilados. Y desde que fueron transferidas a la Gobernación del estado su rendimiento quedó sujeto a la discrecionalidad y acuerdos suscritos por Ramón Martínez, Enrique Maestre, Luis Acuña y Edwin Rojas, autoridades regionales de turno.

“Aquí no tenemos nada. Hay unidades de producción paralizadas por falta de repuestos, no hay agua, no hay ni material de oficina, la Gobernación de Sucre no invierte en la empresa”, dijo Gregorio Rivero, trabajador de la salina.

Con el testimonio de Rivero coinciden los 370 trabajadores activos y más de 70 jubilados de la empresa. Aseguran que en la unidad 6 para la carga de buques no se está despachando y la unidad 3 de refinación está parada por la falta de cuatro rodamientos y no hay manera de que los repongan. “Eso no se justifica”, reclamaron.

Denunciaron que tienen 11 años sin recibir dotación de uniformes. 

“Aquí venimos con los que nos queda de la última dotación y con nuestra propia ropa. Estamos quedando prácticamente desnudos. No tenemos ropa para venir a trabajar. No tenemos zapatos, menos botas, aquí venimos en cholas y hasta descalzos  a trabajar”.

Por  su parte, Aníbal Núñez, representante de los jubilados y con más de 40 años en la empresa, denunció el maltrato que han recibido de parte de todas las administraciones que han pasado por la empresa.

“Fuimos jubilados desde 2002 y hasta la fecha no nos han cancelado nuestras prestaciones sociales y nos adeudan cestaticket hasta de 2008”.

De 77 jubilados ya han fallecido 18. “Hasta ahora sus deudos no han recibido pago alguno y menos los beneficios de un servicio funerario digno”, agregó Núñez.

Acotó: “Nos han violado los derechos humanos y así lo denunció; ha sido un trato cruel. Somos los jubilados más antiguos desde que dependíamos del Ministerio de Hacienda en el año 68” .

“Es vergonzoso lo que pasa en Araya el pueblo se muere de hambre porque no les pagan sus prestaciones ni pasivos laborales a los trabajadores”, alertó Núñez.

Unidades de la salina

El  Complejo Salinero consta de seis unidades de producción:

Unidad 1: Laguna Madre en donde se da el proceso de extracción y lavado

Unidad 2: Laguna Artificial

Unidad 3: Refinería 

Unidad 4: Empaquetamiento de sal fina, sal extrafina, sal gruesa, sal de salazón 

Unidad 5: Área administrativa 

Unidad 6: Despacho de Buques


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