Los pacientes en el estado Lara han prendido las alarmas ante la falta de respuestas y solicitan atención inmediata ya que han visto fallecer a varios de sus compañeros por falta de medicinas e insumos. No tienen acceso al tratamiento médico que necesitan para sobrevivir y al mes deben gastar como mínimo $100, dinero del que no todos disponen.

Barquisimeto. Mientras los ojos del mundo están puestos sobre la pandemia por la COVID-19, un aproximado de 5000 pacientes crónicos, entre los que se cuentan renales, oncológicos, trasplantados y con VIH, se encuentran en riesgo de muerte por la falta de insumos y medicamentos para tratar cada una de sus afecciones.

Luisabeth Pernalete, paciente diabética residenciada en Barquisimeto, dijo a Crónica.Uno que las autoridades regionales de salud tienen toda la atención puesta sobre la COVID-19 y se han olvidado del resto de las patologías. Denuncia además que desde abril no llega la insulina Lantus a la Dirección Regional de Salud.

“Todas las medicinas e insumos están muy caros, se hace muy cuesta arriba todos los meses comprar el tratamiento. Para el 17 de noviembre de 2020, en una farmacia, el lápiz de insulina tenía un costo de 10,2 millones de bolívares. Y es un costo que no podemos pagar”, aseguró Pernalete.

pacientes
Desde abril no llega la insulina lantus a la Dirección Regional de Salud. Foto: Yelitza Figueroa

Por su parte, los pacientes renales afirman que no hay tratamiento para nada y que los problemas han sido tan seguidos y sin respuestas definitivas que se han visto afectados físicamente. Alegan que tienen problemas con el agua, con las plantas de ósmosis, así como de transporte y, lo más preocupante, no les están dando el tiempo necesario y reglamentario en cada sesión de diálisis.

De acuerdo con lo que manifestaron los pacientes, en vez de recibir una sesión de diálisis de cuatro horas, como es lo recomendado, solo les aplican dos horas y media máximo.

Esta misma situación la viven los pacientes con Parkinson. Los pacientes oncológicos se encuentran en situación crítica porque tienen años sin recibir el tratamiento a través del IVSS y a los que padecen VIH tampoco les llegan medicamentos. Estos últimos se han visto en la necesidad de buscar ayuda externa para poder vivir.

En este sentido, Edgar Arias, presidente de la fundación que agrupa a los 3500 pacientes con VIH en el estado Lara, aseguro que el Gobierno no compra medicamentos desde el primer trimestre del año 2016.

Los medicamentos que estamos recibiendo en Venezuela son donados por AID FOR AIDS, Fondo Global a través de Onusida y la Red Venezolana de Gente Positiva RVG+. La sociedad civil se está moviendo para conseguir esas donaciones”, acotó.

Informó que desde septiembre de 2015 no se realizaba la prueba de la carga viral, pero la sociedad civil a través del Fondo Global logró la donación de reactivos para la misma, y esta se está realizando desde el lunes 23 de noviembre, los días martes, miércoles y jueves.

pacientes
Las autoridades no incluyeron a los pacientes renales entre los sectores priorizados para abastecerse de gasolina. Foto: Yelitza Figueroa.

Además, indicó que desde el año 2015, las madres VIH tampoco reciben fórmulas lácteas por parte del Estado venezolano y las fundaciones están proveyendo estos alimentos a los bebés. “Son fórmulas lácteas donadas por AID FOR AIDS en Nueva York y la Fundación Cuatro por Venezuela”.

Arias señaló que otro de los inconvenientes que han tenido que vivir los pacientes con VIH es la imposibilidad del traslado para realizar su tratamiento en Colombia debido al cierre de la frontera por la pandemia. 200 larenses son atendidos en el vecino país gracias a ONG como Derechos Humanos San Antonio del Táchira y AHF Colombia, así como Migración Colombia.

Los pacientes crónicos también denunciaron que en la Dirección Regional de Salud los pocos insumos y medicinas que tienen se los otorgan a pacientes conocidos “pero si va algún paciente desconocido para ellos, no lo atienden y le dicen que no hay tratamiento”. Afirmaron que este es un acto de discriminación.

Aseguraron estar cansados de las promesas y reuniones que sostienen con Javier Cabrera, director Regional de Salud, cada vez que protestan frente a la sede de este organismo, pues tienen meses preguntando por las tiras y por la insulina Lantus, en el caso de los pacientes diabéticos, y todo queda en palabras.

pacientes
Foto: Yelitza Figueroa.

Motivo por el cual su nivel de preocupación aumenta ya que ven que a diario se degrada su calidad de vida y sus órganos comienzan a fallar.

En los pacientes renales y diabéticos, por ejemplo, una de las consecuencias es que los niveles altos de azúcar en sangre pueden disminuir el flujo sanguíneo y dañar los nervios de los pies. Si no se tratan, las heridas y las ampollas pueden provocar infecciones graves.

Una población vulnerable

De los 371 millones de adultos que viven con diabetes en el mundo, 26 millones (7 %) residen en América Latina.

En Venezuela se ha reportado una prevalencia de 6,5 %, sin embargo, expertos y ONG coinciden en señalar que esta enfermedad afecta hasta 10 % de venezolanos. De acuerdo con el exministro y expresidente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), Carlos Rotondaro, cerca de 5000 venezolanos en diálisis murieron entre 2017 y 2019. Aún se desconocen las cifras exactas de decesos en lo que va del 2020.

En Venezuela, un paciente con diabetes tipo 1 o tipo 2 se enfrenta frecuentemente con la dificultad de conseguir el tratamiento y debe negociar con el “bachaquero” de medicinas en divisas y a precios muy elevados.

En Lara, los precios de los tratamientos para pacientes diabéticos oscilan entre ocho y 74 millones de bolívares al mes. Luego de conseguir el dinero, se le suma el cambio en divisas.

La poca disponibilidad del tratamiento para diabéticos en las instituciones del Estado se convierte en la principal preocupación de los pacientes. En algunos casos, muchos desisten del régimen, lo que también conduce a desarrollar otras patologías que poco a poco merman sus vidas.

Un paciente con diabetes no tiene la capacidad de producir la suficiente insulina, por lo que la glucosa de los alimentos que consume no puede pasar a las células del organismo ni convertirse en energía.

Problema con los traslados

Otra de las situaciones con la que tienen que batallar los pacientes crónicos en la región centro occidental es la escasez de gasolina, ya que las autoridades regionales no los incluyeron como sector priorizado para abastecer sus vehículos y trasladarse a los centros de diálisis —en el caso de los pacientes renales— lo que ha producido un malestar general en esta población.

Desde que comenzó la escasez de gasolina y, posteriormente, la entrada de la cuarentena por la pandemia de la COVID-19, las autoridades regionales iniciaron un sistema de abastecimiento de gasolina exclusivamente para sectores “priorizados”, entre los que estaban cuerpos de seguridad, diputados, concejales, trabajadores de la Gobernación de Lara, así como sector alimentación y sector salud (en pocos casos).

Los pacientes renales nunca estuvieron en esa programación de abastecimiento de combustible, por lo que la solución más práctica que consiguió la Dirección Regional de Salud fue habilitar transportes que trasladasen a los pacientes en una ruta única y en dos horarios. Estas unidades, sin embargo, no cubrieron las necesidades de esta población, pues muchos tuvieron que caminar largos trayectos desde y hacia sus casas y en horarios que estaban fuera de lo agendado en cada una de las unidades de diálisis del estado Lara.

Muchos de los afectados han tenido que optar por la opción de comprar gasolina en el mercado negro, a un costo de $3 o $4 por litro.

Quienes viven en municipios lejanos a Barquisimeto se han quedado accidentados en las carreteras ya que los Yutong, transportes habilitados por la Gobernación de Lara, no cuentan con el mantenimiento preventivo necesario para este tipo de traslados.

Alimentación, otro obstáculo que sortean

Para mantenerse saludables, los pacientes diabéticos no solo deben mantener un tratamiento continuo con medicinas, sino también cuidar su alimentación.

Pero debido a la escasez de alimentos por la que ha atravesado el país y los altos precios de los víveres, los pacientes han bajado considerablemente de peso. Actualmente, 3 de cada 10 venezolanos comen vegetales a diario, y la ingesta de proteínas es cada vez menor.

Expertos de la salud apuntan que, aunque existe un tratamiento establecido para prevenir la diabetes, como es ejercitarse y alimentarse de manera balanceada, en Venezuela no es aplicable por la crisis económica. La población diabética no tiene adecuado control, seguimiento y tratamiento, motivo por el cual se ven más afectados.


Participa en la conversación