Los habitantes de Macuto reclaman a las autoridades regionales una mayor atención en materia de servicios públicos, de cara al evento deportivo internacional. Para muchos, el estadio de béisbol y la rueda mecánica no deberían ser la prioridad de las gestiones públicas. 

La Guaira. En menos de dos semanas, se disputará la 65ª Serie del Caribe de béisbol, la cual tendrá como sede alterna al estadio Forum La Guaira, ubicado en Macuto.

Pero entre los habitantes de esta parroquia del Litoral Central no se percibe entusiasmo por este evento deportivo que se realizará por primera vez en la entidad federal.

Tampoco pareciera haber mucho interés por la noria o “el ojo de La Guaira”, un parque de atracciones mecánicas, promovido en redes sociales para la visita de cientos de temporadistas de Caracas.

“No entienden que Macuto está desasistido, que la gente sufre demasiado por la falta de luz, agua por tuberías, internet y el mal servicio de recolección de basura. No nos interesa el estadio ni la fulana rueda mecánica”, aseguró Omar Liendo, habitante del sector El Cojo, donde el río abandonó su cauce el pasado 29 de octubre, luego de lluvias torrenciales.

Heridas de la tragedia

El plan de despeje de 10 quebradas y ríos que ejecutó en aquel entonces la Gobernación de La Guaira no alcanzó al mes de diciembre de 2022. Las maquinarias se retiraron en contra de la voluntad de los pobladores de Catia La Mar, Maiquetía, Macuto y Caraballeda.

En Macuto, hay cuatro cuencas fluviales (Galipán, La Veguita, El Cojo y La Llanada) y sus moradores temen nuevas crecidas en el primer trimestre de 2023. Tal percepción se basa en la cantidad de sedimentos y rocas que se acumularon en las presas de retención de sólidos de La Veguita y El Cojo.

Las autoridades regionales han ignorado las recomendaciones del Instituto de Mecánica de Fluidos de la Universidad Central de Venezuela, las cuales apuntan al establecimiento de un plan permanente de mitigación de riesgos, a través del control de torrenteras.

La entidad federal cuenta con 23 ríos principales y más de 60 quebradas, que en su mayoría se desbordaron en la tragedia del año 1999.

La voz del macuteño

“Sé que la Serie del Caribe es un evento internacional importante, pero las prioridades de quienes gobiernan deben centrarse en lo que piden los macuteños y no estar pendientes de la parafernalia en el estadio o en la noria”, dijo Ismael Lugo.

Maestro jubilado, Lugo camina diariamente por los alrededores de la cinta costera, en cuyo bulevar de 1,8 kilómetros despunta la rueda mecánica, colindante con el campo deportivo, que antes de 2020 era conocido como el polideportivo El Pavero.

Muchas veces no tengo para el pasaje, a la hora de comprar comida paso por esas moles de hierro y concreto, que no nos benefician a los que vivimos aquí”, agregó.

Desidia histórica

Con 282 años de fundación y situada entre La Guaira y Caraballeda, la parroquia Macuto alberga un conjunto de infraestructuras de reconocido valor turístico y patrimonial. Sin embargo, en el deslave de Vargas, muchas de ellas resultaron afectadas.

En más de dos décadas, los balnearios playeros de la zona todavía suelen ser concurridos por miles de temporadistas. En tanto, los inmuebles históricos, más que a la tragedia de fin de siglo XX, sobreviven a la indolencia oficial.

Después del horror del 15 y 16 de diciembre de 1999, se ha recuperado la iglesia San Bartolomé, las casas de descanso presidencial La Crespera y La Guzmania, mientras que el Ministerio de la Cultura construyó en 2018 “una ambientación” del Castillete de Reverón, que nunca convenció a los vecinos de las 15 Letras. De hecho, está abandonada desde antes de la pandemia del COVID-19.

MACUTO
La parroquia Macuto tiene un valor patrimonial e histórico que ha sido reconocido fuera de las fronteras. Foto Mirna Montemayor

Otros bienes de interés cultural en Macuto, como la Pensión Guánchez, la quinta La Azuleja, el Paseo de Macuto y los hoteles Miramar (en 1935 estuvo por dos horas el cantante de tangos, Carlos Gardel), Colonial y La Alemania todavía se resisten a la desidia y el salitre caribeño.

“Qué mala suerte ha tenido Macuto: antes fue el deslave que afectó no solo a su casco colonial, y ahora ni con la Serie del Caribe pareciera que el gobernador o el alcalde se vayan a ocupar de hacerle un cariñito”, afirmó Juana Rebolledo, quien vive en la urbanización Álamo, a 100 metros del escenario deportivo.


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