El informe del Sistema de Evaluación de Conocimientos En Línea (Secel), publicado por la UCAB, mostró que por segundo año consecutivo la brecha entre colegios públicos y privados se mantiene.
Caracas. “No te diré que no sé nada, pero admito que desde la pandemia, es muy poco lo que he aprendido en el colegio”, dice Ariadna*, una estudiante de sexto año un liceo técnico de Barquisimeto.
La estudiante cuenta que a diferencia de otras instituciones que tuvieron clases online durante la pandemia por COVID – 19, en la suya, no había debido a que la mayoría de profesores y alumnos no tenían teléfonos inteligentes o acceso a internet. Por esa razón, las clases eran un “copia y pega” de alguna guía, más tareas que debían ser entregadas.
“Yo usaba Internet para investigar, pero de verdad que fue muy poco lo que me quedó. Pero matemática, física y química fue lo peor. En esas no entendí ni papa”, expone.
Las deficiencias educativas por diversos motivos envuelve a los estudiantes de distintos centros educativos del país, según el Sistema de Evaluación de Conocimientos En Línea (Secel) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), correspondientes al período escolar 2022-2023.
Los alumnos de quinto año se llevaron la peor parte, debido a que fueron los peores calificados en las materias básicas del currículo escolar.
Ariadna cuenta que, además de la pandemia de COVID-19, otros factores como el horario mosaico y la falta de profesores, perjudicaron su proceso de aprendizaje a lo largo de su etapa como bachiller.
Aunque está próxima a graduarse, no continuará con los estudios. “No es solo porque no me siento preparada, sino porque veo que algunos de mis familiares han estudiado tanto y ahí están, con una profesión pero pasando trabajo. Por eso creo que haré algún curso y dedicarme a algo que me dé más ganancias”.
Raspados en Matemáticas
José Javier Salas, coordinador de Proyectos Especiales de la Escuela de Educación de la UCAB, explicó que 8 de cada 10 alumnos reprobaron Matemáticas. En total hicieron 11.358 pruebas de habilidades numéricas y reprobaron 8901 estudiantes.
“Solo dos de cada 10 consiguieron una calificación de 10 (puntos) o más”, indicó el informe.
En este sentido, precisó que el resultado empeoró con respecto al resultados del período escolar 2021-2022, en el cual la puntuación promedio en Matemáticas fue de 8,1 sobre 20.
El educador advirtió que el rendimiento en Matemáticas empeora dramáticamente entre los alumnos de quinto año. “El promedio global de notas de los estudiantes se mantiene entre 6,75 en prime raño y 7,53 en cuarto año. Sin embargo, en el último año, el rendimiento cae 2 puntos, con un promedio global de 5,61 puntos sobre 20 para los bachilleres recién graduados”, dijo.
Salas sostuvo que entre las consecuencias de los resultados existen distintos factores como la pandemia por COVID-19, la clases a distancia, la brecha académica, así como las deficiencias de la calidad educativa.
La brecha de aprendizaje entre instituciones educativas públicas y privadas, pese a no ser distante, se mantiene. La nota promedio de los alumnos de planteles privados es de 7,76/20 y la de los públicos subvencionados es de 7,26/20 puntos.
Habilidad verbal
La directora de la Escuela de Letras de la UCAB, Lizette Martínez, explicó que en el área en la que se evaluaron competencias de comprensión lectora, habilidades gramaticales, ortografía y producción escrita, los resultados fueron mejores que los de la prueba aplicada en el período escolar 2021 – 2022. No obstante, estos son insuficientes.
La calificación promedio pasó de 8,62/20 en 2022 a 9,11/20 en 2023, es decir, los alumnos no tienen los conocimientos mínimos, según la comparativa del informe.
Del total de alumnos que tomaron la prueba, 6650 (55,04 %) reprobaron mientras unos 5432 (44,96 %) lograron una nota igual o superior a 10.
Al igual que en Matemáticas, los resultados bajan el promedio en los últimos años de bachillerato: En los alumnos de primer año la calificación promedio es de 10,72 sobre 20 y termina en 9,11 sobre 20 al finalizar el quinto año.
La educadora subrayó que los estudiantes mostraron deficiencias alarmantes en la comprensión inferencial (predicción, referencias, síntesis e interpretación de los significados) y comprensión crítica (análisis, deducción e interpretación) en todas las áreas evaluadas.
“Si sobre la base de un diagnóstico, sobre la manera en cómo se usa el lenguaje, se diseñan estrategias para poner en marcha el lenguaje, entonces, probablemente, el estudiante va a mejorar progresivamente, si esas debilidades se trabajan de forma secuencial entre primer y quinto año. El problema es que por lo general lo que se da en primer año se repite en segundo, se repite en tercero. Entonces parece que uno siempre está viendo lo mismo, pero eso no se pone en conexión con la vida o la cotidianidad”, dice Martínez.
Informe Secel
A través de pruebas online hechas con herramientas digitales como Google Forms y Quizizz, la UCAB evalúa desde 2019 a estudiantes en materias elementales del currículo escolar, como Matemática, habilidad verbal, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Química, Biología e Inglés.
El diagnóstico se hace independientemente de las calificaciones que los estudiantes hayan obtenido en sus colegios durante el año escolar.
El estudio publicado el 27 de noviembre, por investigadores de la UCAB, estuvo conformado por 23.440 pruebas (51,54% de habilidad verbal y 48,46% de matemáticas), en las que participaron estudiantes cursantes del sexto grado de primaria y quinto año de bachillerato, pertenecientes a instituciones públicas (52,79%) y privadas (47,21%) de Caracas, Miranda, Bolívar, Nueva Esparta, Lara y Zulia.
A la presentación del último informe, moderado por el director de la Escuela de Educación, Carlos Calatrava, asistieron por primera vez funcionarios y representantes del Ministerio de Educación.
En representación del Observatorio Nacional de la Calidad Educativa (ONCE) del Ministerio de Educación, el profesor Reinaldo Rodríguez, enfatizó que la importancia de la presencia del ministerio en los espacios de la UCAB es la posibilidad de reconocimiento como contribuyentes de la calidad educativa.
“Esa responsabilidad no solo recae en los maestros, sino también los estudiantes que se están formando, porque al final son ellos los que van a salir a la calle, a una escuela o una institución, y es bueno que vean esta alianza como una oportunidad. Ya nos estamos dando cuenta de que nos estamos esforzando, pero que ahora debemos sumarnos en un solo punto y caminar un solo sendero en pro de la educación”, apuntó.
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