Mérida, Falcón y Miranda en 2023 registraron una mayor precariedad en el servicio eléctrico. Experto asegura que la falta de mantenimiento es la causa principal de los apagones en la entidad.


Coro. Un día normal en Falcón transcurre entre apagones y bajones eléctricos, que traen secuelas. Una muestra es lo que le ocurrió a Héctor Gerardo, quien perdió su negocio familiar al quemarse la nevera luego de un apagón. Pasaron al menos dos días sin energía eléctrica.

La carne, las salchichas, el pollo y demás insumos con los cuales preparaba comida rápida se pudrieron y debió desechar los alimentos. Aún no ha podido recuperarse.

Este emprendimiento era la alternativa económica ideada por una familia de cinco miembros para paliar la crisis que los agobiaba ante un salario mínimo mensual de apenas tres dólares. Gerardo es un funcionario de los más de 10.000 contabilizados en Falcón.

Esto ocurre en una entidad que cuenta con bondades naturales para integrar energías alternativas que no han sido aprovechadas por falta de políticas públicas y de inversión.

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Las fallas eléctricas disminuyen los ingresos de comerciantes y emprendedores. | Foto referencial: Tairy Gamboa
Sin luz y con pobreza

Falcón está entre los dos primeros estados con pobreza multidimensional y déficits eléctricos en el país, de acuerdo con el informe de Hum Venezuela.

Esta plataforma de información de la sociedad civil sobre la emergencia humanitaria compleja en Venezuela, toma en cuenta indicadores sobre el acceso a los servicios básicos, la subsistencia económica, la seguridad alimentaria, la asistencia regular a la escuela y la atención en los servicios de salud.

Las cifras de 2023 de Hum Venezuela evidencian que, 69,9 % de los venezolanos vivían en pobreza multidimensional, esto son unos 20,1 millones de ciudadanos que se encuentran en necesidad.

En el caso de Falcón, 71,4 % de sus habitantes reflejan esa condición, es decir, 707.076 residentes de esta entidad occidental padecen condiciones precarias por severos déficits de ingresos.

Según la ONG Espacio Público las fallas en el servicio eléctrico son frecuentes y los reclamos por las deficiencias e inestabilidad también lo son.

Entre 2019 y el 2023, se contabilizaron 1456 protestas por servicios básicos en todo el país: 204 reclamaban por fallas y deficiencias en el sistema de electricidad. La inestabilidad del servicio eléctrico se profundizó, paralelamente a la crisis social, la opacidad y falta de información sobre la gestión del sistema eléctrico venezolano, indica Espacio Público.

Otro botón de la muestra

Joselyn es una joven madre que espera las temporadas altas para mejorar sus ingresos. En el asueto de Carnaval vivió en carne propia lo que significa no poder generarlos.

Nosotros en Carnavales no pudimos trabajar porque se habían caído tres postes y ninguno del gobierno hizo nada”.

La comunidad de Médano Blanco, en Boca de Caño, población de El Supi, se movilizó y buscó un poste que ya estaba dañado y lo instalaron para poder trabajar. “Apenas si hicimos algo para medio comer”, recuerda Joselyn.

Los negocios de comida rápida, la panadería y las bodegas se han venido a menos por la falta de electricidad.

Hum Venezuela evidencia que la dimensión de mayor contraste o diferenciación entre los estados, con niveles altos y bajos de escala de afectación se relaciona con los déficits de electricidad.

Mérida ocupó el primer lugar con 81 % como el estado más afectado por los apagones seguido de Falcón con 79 % y Miranda con el 78,7 % .

Esta realidad contrasta con los 900 megavatios instalados en toda la entidad para la generación y distribución de energía eléctrica. El consumo eléctrico de los falconianos está en 400 MW. ¿Pero por qué Falcón no es independiente para sostener su consumo interno de energía?

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Este poste por derrumbarse está en la comunidad de Sabana Larga, municipio Colina, a solo 15 minutos de Coro. Foto Joanne López
Mantener es la clave

Eulman Moncada, presidente del Colegios de Ingenieros de Falcón (CIEF), asegura que el problema radica en la falta de mantenimiento. El también inspector jubilado de Corpoelec e ingeniero electricista asegura:

No podemos decir que se necesita inversión porque ha sido privilegiada. Por ejemplo, 100 millones de dólares para el Parque Eólico de Paraguaná, para la planta Josefa Camejo la inversión fue de 650 millones de dólares, para la línea 230 kW nueva fueron cerca de 230 millones de dólares”.

En tres proyectos de envergadura eléctrica en área de la generación se invirtieron 980 millones de dólares, según la cuenta que aporta el especialista. Sin embargo, acota que se abandonó el mantenimiento del sistema eléctrico en la entidad.

Explica que el sistema de distribución es precario, hay circuitos que tienen más de 50 años. Cuando se disparan por puntos calientes, aguas abajo, se suspende el servicio en el punto y círculo de la subestación donde se registra el daño.

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Fallas en el servicio eléctrico acentúan la crisis humanitaria que persiste en Venezuela | Foto referencial

A finales de enero 2024, comunidades como La Independencia, Los Perozos, San José y otros sectores del este de Coro presentaron fallas eléctricas. Pruebas en la subestación de La Independencia, la cual está en construcción, se disparaba cada que vez que se intentaba arrancar y estuvieron 24 horas sin luz. Unas 700 familias corianas perdieron sus alimentos por el apagón.

A todo esto se suma que la falta de personal para atender las contingencias hace que la reposición del servicio tarde horas o días.

Facturación viola la ley

Además de los rigores de las fluctuaciones de energía, los comercios formales libran la batalla por el cobro de esquemas de facturación asignados por encima del consumo en kilovatios, lo que viola la Ley Nacional de Metrología.

Para Víctor Nercio, asesor y expresidente de la Cámara de Industrias y Comercios del estado Falcón, los costos en las tarifas del servicio eléctrico no corresponden al consumo realizado en kilovatio/hora por cada comercio, sino por una carga impuesta para asegurar la autogeneración del servicio.

Es decir, si un negocio requiere 15 megavatios para funcionar se instala un medidor de 25 megavatios y la factura se cobra por este último y no por el consumo real del establecimiento.

La situación termina con una carga mayor a los comerciantes y esto redunda en los precios de los productos, pues se les suma los costos de facturación eléctrica.

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