El recluso, de 47 años de edad, estaba cerca de finalizar sus ocho años de condena por el delito de homicidio en el penal de Tocuyito, en Carabobo. Su madre, Americana Hernández, esperaba reencontrase con él este diciembre.
Caracas. A las 2:00 a. m. del miércoles, 25 de octubre, Americana Hernández recibió una llamada de su hijo José Agapito González. En la conversación le dijo desesperadamente una y otra vez “se van a meter, cuídanos”, mientras en el fondo se escuchaba ruido y muchos gritos. Luego se cortó la llamada y perdieron comunicación.
Desde ese momento la familia Ferrer-Hernández, que reside en Caracas, no supo más nada del recluso José Agapito González Hernández, de 47 años, quien cumplía condena en el Internado Judicial de Carabobo, mejor conocido como el penal de Tocuyito, en el estado Carabobo.
Tras la intervención de Tocuyito, anunciada por el ministro de Interiores, Justicia y Paz, Remigio Ceballos, Americana fue al Ministerio Público a ver si su hijo estaba en algún listado, pero no apareció en ninguno.
Aún así le decían que José Agapito “estaba bien y que la llamarían”. Esa llamada nunca llegó, ni siquiera desde el Ministerio para el Servicio Penitenciario. También le asomaron la posibilidad de que hubiera sido trasladado al Centro Penitenciario de la Región de los Andes (Cepra), en el estado Mérida, pero ninguna versión fue confirmada por las autoridades.
La familia se mantuvo a la espera, hasta que una de las hijas de José Agapito vio a través de las redes sociales que Lezaida Ferrer, familiar de otro de los reclusos, denunció la muerte de su hermano Nelson, durante la operación en el referido centro. Allí decidieron ir hasta la medicatura forense de Bello Monte, donde le confirmaron, ocho días después de la toma del penal, que el cuerpo de su papá había ingresado en el recinto.
“Yo lo presentí y me pregunté: ¿Será que ese muchacho estará en la morgue? Y mira la sorpresa que nos llevamos ayer”, dijo su madre a Crónica.Uno, mientras aguardaba a las afueras del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf).
Intervención a Tocuyito
En nombre de la Operación de Seguridad Penitenciaria Gran Cacique Guaicaipuro, que lleva a cabo el Ministerio de Interiores, Justicia y Paz, el 25 de octubre se desplegaron efectivos militares y policiales para la toma de Tocuyito.
Al día siguiente de la intervención, Ceballos anunció el cierre del referido centro penitenciario. “Podemos decir que Tocuyito está cerrado. Hemos acabado en Venezuela con las estructuras criminales mal denominadas “pranatos”, eso se acabó”, afirmó.
Según el ministro, la cárcel de Tocuyito albergaba más de 2000 reclusos, lo que lo convertía en el centro con mayor población penitenciaria en Venezuela. Estos privados de libertad habrían sido trasladados a otras prisiones, de acuerdo con la información oficial.
A punto de culminar la condena
Lo que más le duele recordar a Americana es que José Agapito estaba a solo un mes de culminar su condena. Soñaba con verlo en diciembre, pasar las navidades y recibir el año nuevo junto a él y sus otros hijos.
El fallecido tenía casi ocho años en la cárcel. Cumplía una condena por homicidio y estaba muy emocionado porque pronto vería a su madre, hijas y nietos.
“Están haciendo cosas que no deberían, son seres humanos los que están detenidos. Cómo van a arremeter así contra la vida de una persona”, cuestionó Americana.
El artículo 43 de la Constitución de Venezuela establece que “el derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado protegerá la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o sometidas a su autoridad en cualquier otra forma”.
Este es el segundo preso fallecido del penal de Tocuyito que los familiares le confirman a la prensa.
A parte de José Agapito, está el caso de Nelson Ferrer, de 35 años, quien tenía dos años privado de libertad por el delito de homicidio. Al principio, los parientes pensaron que Nelson falleció por causas naturales ya que sufría de epilepsia, pero luego consiguieron unos testimonios que ratifican que el hombre recibió una puñalada en el costado por parte de funcionarios de seguridad.
Lezaida Ferrer, hermana del difunto, denunció que ni siquiera les entregaron el acta de defunción, y que una vez que lo entierren les harán saber en qué parcela están sus restos para que ellos le pongan una placa con su nombre.
Desconocen causas de muerte
Una hermana del José Agapito contó que ellos esperaban que en algún momento el Gobierno tomara el control de la cárcel de Tocuyito en vista de los últimos acontecimientos, pero no se imaginaron que resultaría en una desgracia.
Hasta la mañana de este viernes, 3 de noviembre, la familia no ha podido ver el cuerpo del fallecido. También desconocen las causas exactas de su muerte. En la morgue les notificaron que no podrán velarlo y que lo enterrarán en una fosa común del Cementerio del Sur y que, presuntamente, el Gobierno asumiría todos los gatos fúnebres.
En las últimas semanas las autoridades han intervenido cuatro centros penitenciarios en distintas regiones del país. La última operación fue notificada este viernes, 3 de noviembre, por el Ministerio de Interiores, Justicia y paz, este viernes, y se ejecutó en el Internado Judicial de Monagas, ubicado en La Pica.
Días antes, familiares de los detenidos en La Pica protestaron a la afueras del recinto para exigir que no trasladaran a los reclusos como ha pasado en Tocorón, Tocuyito y Puente Ayala, todas intervenidas por el Estado en menos de dos meses y luego de varios años de irregularidades.
A pesar de los distintos operativos, las autoridades no han dado cifras oficiales de fallecidos. Solo se pronunciaron por la muerte de un mayor de de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y la de Juan Pascual Ramón, de 40 años de edad, apodado como Caña Caña, en el Centro Penitenciario de Aragua.
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) señaló que que el Gobierno oculta cifras de muertos en la cárcel de Tocorón y Tocuyito, y que en ninguno de los procedimientos ha mostrado transparencia.
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