El resguardo que ha debido hacer el Estado ha tenido sus altos y bajos, lo cierto es que las casonas de la Zona Colonial en Coro hoy son un lugar excepcional para visitar y conocer un poco más de la historia contemporánea del país entre los siglos XVIII, XIX y parte del siglo XX. La Casa de las Ventanas de Hierro es un museo familiar que narra la historia de los mantuanos de la época.

Coro. Hacia 1764, las casas de la Venezuela colonial en la primera capital del país lucían grandes ventanales de madera; pero una resaltó por sobre todas ellas con cuatro ventanales de hierro. Ahora, es conocida como la Casa de las Ventanas de Hierro

Se comenzó a construir en 1765 por Don José Francisco Garcés de la Colina, tres siglos después luce imponente en el Coro colonial, en pleno corazón de la capital del estado Falcón. Hoy es un museo  tradicional de la última familia que habitó el inmueble, los Zárraga Tellerias.

Los descendientes no residen en la región, pero la ahijada de Adolfo Zárraga Tellerias es quién administra y cuida de la casona que cada fin de semana abre sus puertas para los transeúntes locales y para los visitantes nacionales e internacionales.

ventanas de hierro
Foto: Joanne López.

El hierro que marcó la colonia

Era costumbre, que las casas de la época colonial fueran de grandes ventanales de madera fina porque además Venezuela producía buena madera, comenta Haydée Goitia, administradora de la Casa de las Ventanas de Hierro como fue bautizada la casona.

Relata con nostalgia que Don Garcés de la Colina estaba por España cuando fue seducido por la hermosura del hierro. En Sevilla fueron fabricadas las ventanas.

El estilo arcaico y barroco de la casona de la calle Zamora, en todo el centro de la ciudad de Coro  donde está ubicada, valió para que el historiador de arte hispano – americano, Enrique Marco Dorta, cuando visitó la casa en 1947, dijera: “La introducción de elementos de origen plateresco y gótico dentro de un arcaico esquema barroco, son los factores que más llaman la atención de la portada”.

De allí, que la denominación de la casa obedece a las grandes rejas marrones metálicas importadas desde Santo Domingo.

ventanas de hierro
Foto: Joanne López.

El trueque de cinco quintales de cacao fue el costo de las ventanas. Cada una de ella pesa una tonelada, explica Goitia que en cada visita narra la historia de la familia. Muchas veces recibe a los visitantes con su traje largo de colores llamativos y abanico en mano para que quienes la escuchan y recorren la casa con ella, sientan el ambiente de la época.

Un decreto que intentó cambiar la historia

El  24 enero de 1994, justo 46 días luego de la declaratoria de Patrimonio Cultural Mundial de la Humanidad emitida en diciembre de 1993;  la casa de Las Ventanas de Hierro pasó a ser un museo de tradición familiar.

18 años después, un 15 de agosto de 2011 se dictó un decreto de expropiación de la Casa de las Ventanas de Hierro, la Casa del Sol y la Casa del Tesoro, todas pertenecientes a la familia Zárraga.

La orden tuvo rango nacional y regional. De acuerdo con el objeto del documento era preservar su valor histórico y arquitectónico para beneficio de los falconianos, venezolanos y ciudadanos del mundo.

Sin embargo, Haydee Goitia junto con su familia fue apartada por dos años de la administración y custodia de la casona. Había ejercido ese papel durante 18 años.

Fui sacada de la casa, perdimos todo. Hasta las nueve perros que teníamos”.

Luego del trabajo que significa cuidar y preservar una casa de este estilo fue contactada por el estado para continuar con el mantenimiento. Desde entonces lleva 28 años preservando y divulgando la historia de los Zárraga Telleria.

ventanas de hierro
Foto: Joanne López.

La inversión debería estar  a manos del Estado, hasta que se logre revertir la expropiación. Extraoficialmente, se conoció que hay pasos adelantados para que la casa regrese al patrimonio familiar.

Pero Goitia de su salario público cubre gastos menores de la casa como bombillas, por ejemplo, reparaciones menores para evitar el deterioro del inmueble.

Los niños que visitan la casa durante recorridos escolares hacen donativos de productos de limpieza. De su peculio y de las colaboraciones de los visitantes adquieren implementos como cepillos y otros elementos.

Venezuela dista mucho de políticas públicas establecidas en materia de patrimonio. En  Cartagena de Indias, por ejemplo,  a los dueños de casas patrimoniales se les proporciona recursos para su mantenimiento;  en el país se expropia a las familias de su patrimonio so pena de perder no solo un techo si ese patrimonio familiar por descuido. La desatención a la declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad emitida por  parte de la Unesco en 1993  no ha permitido proteger en su totalidad las cosas.

Haydée Goitia refiere: “Tenemos que  proteger y resguardar la historia colonial y republicana de Venezuela así como su técnica de construcción, eso nos distingue. “Debemos educar en patrimonio porque no hay identidad”.

Los inmuebles expropiados también fueron declarados como Bien de Interés Cultural Nacional por parte del Ministerio de Cultura.

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Foto: Joanne López.

Sin embargo, aunque muchas de las casas pertenecientes a los períodos Republicano y Colonial parecieran ser resguardadas como un tesoro, la realidad es que no todas cuentan con la misma protección, lo que ha ocasionado el deterioro de muchas de estas propiedades que hoy funcionan como museos

Un tour  promueve el turismo museológico

Haydée y su hijo menor, José Miguel García, son los encargados de resguardar esta casona.

Jose Miguel cuenta con 27 años de edad, pero 28 de servicio como custodio. “Cuando comencé nuevamente a custodiar la casa estaba embarazada de José” por eso él dice su edad y un año más de experiencia, aclara su madre.

Fue una época difícil, pero seguimos aquí para mantener el patrimonio de mi padrino”.

A través de la tour operadora Ruta Caquetio Falcón, Haydée y su familia se las ingenian para realizar recorridos constantes que les ayuden a mantener el museo. Entre 34 a 40 personas por paquete logran visitarlos y conocer de la historia colonial y republicana.

Una de las anécdotas que comentó a Crónica.Uno, Haydée Goitia  es la tristeza con la cual falleció su padrino, Adolfo Zárraga.

“Murió cuatro meses después del decreto de expropiación de la casona” tenía 70 años de edad, pero esta situación  creo  aceleró su partida. Se veía triste desde la noticia, deprimido, no entendía la medida y yo aún tampoco entiendo. Pero seguimos aquí hasta que Dios nos de fuerza”.

La Casa de las Ventanas de Hierro cuenta con siete salas en la que cada visitante puede darse una idea de la familia pues encuentra portarretratos, camas, cunas y hasta el carruaje de la familia. También encontrará un ático en el que se almacenaban armas y municiones.

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