La inseguridad, la falta de agua y de comida ahuyentan a los chamos de las aulas

EDUACIÓN

Una maestra de la escuela oficial Guillermo Delgado Palacios, ubicada en El Valle, contó que hay días, como este martes, que le asisten 9 niños de 25 que tiene en su salón.

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. “Tengo una matrícula de 25 niños y en un día me vienen 14, otros nueve. Pero es así en toda la escuela. Hay salones con 11, con 15 estudiantes. Hoy martes me vinieron nueve, por ejemplo. Casi 50% de los alumnos asisten a clases, y la razón de la falta de estudiantes es por la situación que viven en sus comunidades”.

Así se expresó una de las docentes de la escuela Guillermo Delgado Palacios, ubicada en Los Jardines de El Valle, quien afirmó que las ausencias han sido una constante desde que comenzó el año escolar 2015-16.  Y en estos dos últimos meses se acentuó la deserción escolar.

La maestra, a quien se le resguarda su identidad, señaló que los constantes tiroteos que hay en la zona, las muertes en el barrio (de conocidos o no) resaltan entre las causas de las inasistencias.

“Aquí hay niños que llegan nerviosos, mamás que los buscan antes de la hora porque hay un movimiento extraño en el barrio, y eso indudablemente afecta la calidad. Y ahora se suma el hecho de que muchas madres están metidas en una cola tratando de comprar comida. No traen a los niños, se los llevan con ellas pues no saben a qué hora van a comprar. Cuando uno les pregunta por qué no asistieron tal día, dicen que estaban bachaqueando. También nos dicen que no tienen agua y eso es preocupante”,  contó.

Resaltó que la matrícula de 2015-16 bajó en ese plantel. Quizás migraron a instituciones privadas o a otras zonas. “Pero sí notamos que se inscribieron menos para este período”.

Luisa Pernalete, defensora del derecho a la vida y a la educación de niñas, niños y adolescentes de los sectores más pobres y excluidos de la sociedad, con una trayectoria en Fe y Alegría por más de 40 años y quien en 2012 recibió el  Premio de Derechos Humanos, señaló que la deserción es una constante en el país y se mantendrá, pues no todos los niños están ganados para estudiar.

“En los últimos meses los muchachos están dejando las aulas por otras razones sociales. Hay muchas inasistencias provocadas por las colas y por la falta de agua. No manejamos datos exactos, pero eso es en el ámbito nacional. En enero, hicimos una encuesta para verificar cómo afectaron los robos a las escuelas de Fe y Alegría y recogimos algunos datos en Barquisimeto, en Maturín y en Nueva Esparta, donde incluso hay sectores que pasan nueve meses sin agua y eso afecta las escuelas.

Pernalete subrayó que a veces suspenden las clases por los tiroteos  a mitad de mañana, y lo peor es que los niños comienzan a acostumbrarse a esa situación. “Si no tienen un proyecto de vida pueden caer en la delincuencia, y se pierde una valiosa población”.

Deserción y abandono

Tulio Ramírez, doctor en Educación y sociólogo, coincidió con Pernalete la preocupación por el estancamiento del número de niños que cursan la primaria.

“La dinámica desde 1998 hasta 2015 ha tenido serias variaciones. Por ejemplo, hubo un repunte en el 2002 y 2003, crecimiento que fue sostenido hasta el 2007. Pero desde ese año hemos visto un descenso, específicamente en el sector oficial”, explicó.

En cambio, dijo, en el privado ha habido un crecimiento. Lo que  llama la atención es que si de la educación oficial desertan 300.000 y a la privada entran 100.000 nuevos alumnos, hay una población flotante que el Estado (el país) no sabe dónde está”, explicó.

Para Ramírez, miembro de la Asamblea de Educación y profesor de la UCV, hay un sector que pudo haber migrado de la escuela pública a la privada por diversas causas: La inseguridad, la falta Programa de Alimentación Escolar, por el déficit de maestros.

Enfatizó que hay un grupo de niños que no va al colegio, como sucede en la escuela oficial Guillermo Delgado Palacios.

“En estos momento, sumado al descenso de la matrícula, hay deserción (que es cuando por su cuenta decide no estudiar más) y abandono que es cuando el muchacho no asiste obligado por causas externas, como la violencia”, afirmó.

En su opinión, la gran explicación que tiene que dar el Gobierno es donde están esos posibles estudiantes. “Pueden estarse sumando a la delincuencia infanto-juvenil, comprometiendo el bono generacional del cual disfrutábamos hasta hace algunos años o se están yendo del país”, finalizó Ramírez.

Foto: Cristian Hernández

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