En los últimos dos años más de 1400 personas de Venezuela y el mundo han disfrutado de la primera ruta ecoturística del Zulia. En lancha o en kayak, Fitlosophy Beach Club le muestra al mundo las bondades del lago de Maracaibo y se posiciona como la primera opción turística en el occidente de Venezuela.
Maracaibo. La remoción de arena producto de la construcción del canal de navegación del lago de Maracaibo dio inicio a una prominente acumulación de arena a los pies de un anillo de mangle rojo y negro a 600 metros de la costa en la avenida El Milagro. Con el paso del tiempo el terreno se fue estabilizando hasta formar lo que los lugareños bautizaron como la Isla del Burro.
Hace un poco más de seis años que el ingeniero Adelso Pineda visionó que este podría ser el lugar que le diera la oportunidad al Zulia de mostrar sus bosques de mangle embarcados en la aventura de recorrer el lago de Maracaibo en kayak. Así nació este proyecto que hoy es ventana al mundo del estuario zuliano.
El biólogo Lenin Parra, coordinador de operaciones de la empresa eco turística Fitlosophy, dijo que hoy ven hecho realidad un sueño que comenzó hace casi una década. Contó que lo primero fue recuperar la infraestructura del campamento base en la bahía que hoy es sede de Fitlosophy Beach Club y a la par, el saneamiento de la isla.
Fue un gran trabajo. Lamentablemente, muchas zonas costeras del lago actúan como trampa de plástico, ya sabemos que en Maracaibo existe un grave problema con el manejo de los desechos sólidos que van a parar al lago a través de las cañadas cuando llueve”.
El saneamiento fue intensivo y llevó tiempo, porque además, la isla funcionaba como guarida para grupos que se dedicaban al robo de cables en la ciudad. Luego de una denuncia y la aprehensión de los responsables de la organización delictiva, se instaló una estación de Guardacostas de la Armada venezolana a 400 metros de la isla.
Con el objetivo de recuperar la memoria histórica de los antepasados zulianos, los ambientalistas buscaron asesoría con descendientes de la cultura añú y rebautizaron la isla, de 5000 metros cuadrados, como Akiechi Weimei que traduce: Mágico Manglar y en febrero de 2021 abrió al público como la primera ruta ecoturística lacustre de Maracaibo.
Tres opciones para aprender y divertirse
Parra, quien además es coordinador de la Fundación por el lago de Maracaibo, explicó que la manera del ver y conocer el lago cambió para siempre, porque antes solo se podía hacer visitando el Parque Vereda del Lago, pero ahora todo el que quiera, puede navegar en sus aguas mientras aprende.
La primera opción es el plan básico, donde el turista recibe una inducción previa de cómo comportarse en kayak y las medidas de seguridad debido a que es una actividad de riesgo controlado. Luego de 20 minutos de navegación, inician el recorrido por la isla en compañía de un experto que ofrece una charla histórica ambiental.
“Hablamos de cómo funciona el sistema del lago de Maracaibo y su conexión con el golfo de Venezuela, el intercambio de agua dulce y salada que propicia el crecimiento de los manglares. Mostramos los tipos de mangle, su importancia económica y ecológica. También de la evolución arquitectónica de las costas, la Batalla Naval del Lago y del encuentro cultural en el proceso de conquistas”, explicó el biólogo.
La segunda ruta ecoturística es hacia Capitán Chico, al manglar jurásico. En este caso se requiere de personas con mejor condición física porque deben navegar 3000 metros. Ahí los visitantes podrán adentrarse a los caños del imponente bosque de mangle rojo con más de 20 metros de altura.
Y por último, la tercera opción es ir en lancha hasta la localidad de Santa Rosa de Agua donde propios y extraños podrán conocer sobre la cultura añú, la construcción de palafitos y la pesca, además de deleitarse con un almuerzo típico de la zona.
Una ventana abierta al mundo
Parra explicó que lo mejor de este proyecto es la concientización que han logrado en los zulianos luego de conocer de primera mano las bondades del lago y es por eso que tienen un registro de un sinnúmero de visitantes que regresan con familiares y amigos para que ellos también vivan la experiencia.
La sensibilización ha logrado que la gente se reconcilie con el lago y cambie la percepción negativa que tienen de él. Entonces, luego vemos cómo esa misma gente que pagó por una ruta, se suma al voluntariado en las jornadas de limpieza de playas que hacemos cada dos meses”, dijo Parra.
La isla Mágico Manglar fue visitada en el periodo 2020-2021 por 1400 personas de los estados Zulia, Caracas, Barquisimeto, Táchira y Los Andes. Pero también de otros países como Colombia, Argentina, España, Chile y Rusia. En lo que va de 2023, más de 150 personas han hecho la ruta ecoturística.
La contaminación sigue afectando
Lenin Parra confesó que el 2022 fue un año duro debido a las lluvias y a un importante derrame petrolero que llegó a la costa a final de año. “La contaminación es algo que siempre nos está afectando y por eso lo hablamos claramente con los turistas porque en el recorrido pueden ver el plástico flotando en las costas”.
A pesar de lo cuesta arriba que es, el biólogo apuesta por la educación. “No podemos dar por muerto a nuestro lago y dejarlo abandonado. Nos alegra mucho que la gente que nos visita termine el recorrido con una visión más positiva. Incluso, nuestras guiaturas han llegado a escuelas y maestros”.
La magia del lago
Dentro de la isla Mágico Manglar, Fitlosophy construyó un mirador a unos tres metros sobre el nivel del lago. La maravillosa vista permite tener una visión panorámica de Los Puertos de Altagracia, el estrecho y el Complejo Petroquímico El Tablazo.
Otra de las atracciones más representativas son los senderos de interpretación ambiental: Sendero de la araña, el mangle rojo y la Sirena. Arropados por un clima más agradable, los semilleros de manglar se abren para mostrar las especies de cangrejos que se resguardan en sus raíces, arañas, tortugas, mapaches y una gran cantidad de aves.
Sin duda, ésta es una experiencia que vale la pena vivir porque, lejos de ser entendida como una actividad meramente comercial, está diseñada para profundizar en la educación ambiental de niños, jóvenes y adultos que, posteriormente, se convierten en multiplicadores de las bondades del estuario zuliano.
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