El Comedor Comunitario Abuela María surgió en 2020, luego de un trabajo de investigación realizado por uno de los consejos comunales dentro de la urbanización Lomas del Ávila. El resultado determinó que la población más vulnerable dentro de la comunidad eran los adultos mayores.

Caracas. El pequeño parque La Julia, de Lomas del Ávila, olía a caraotas negras recién cocinadas. Adentro, en un espacio techado, un grupo de mujeres, con sombreros y delantales de colores, servían los almuerzos de 92 adultos mayores que viven en la urbanización, y que en la actualidad se encuentran en situación de vulnerabilidad. Esa vez el menú incluyó caraotas, arroz, plátano sancochado y abundante queso rallado sobre los frijoles.

El pequeño espacio está ocupado por unas cuantas sillas y dos mesas tipo escritorio. Allí el grupo de voluntarias pone las ollas y van sirviendo porción por porción en los envases plásticos, cada uno identificado con el nombre y el apellido del beneficiario. Por los momentos allí funciona el Comedor Comunitario Abuela María, “María” en homenaje a la abuela de Omar Nobrega, un joven trabajador social egresado de la Universidad Central de Venezuela, quien es vecino de Lomas del Ávila y pertenece a uno de sus consejos comunales como vocero de Alimentación.

Foto: Gleybert Asencio

La abuela de Omar también es beneficiaria del comedor desde que esta iniciativa se hizo realidad en octubre de 2020. El punto de partida fue un trabajo de investigación realizado previamente por el consejo comunal para determinar cuáles eran las necesidades del sector y cuál era la población más vulnerable. El resultado sorprendió a muchos.

El trabajo de investigación comunitaria determinó que la población etaria con mayor vulnerabilidad dentro de la zona eran los adultos mayores, quienes son mayoría entre los habitantes de Lomas del Ávila, una urbanización al noreste caraqueño con más de 7000 familias. Este resultado dio paso a la conformación del comedor comunitario que comenzó con la ayuda de la fundación Notas por Venezuela.

“Ellos nos ayudaron con 100 comidas. En ese momento no teníamos la capacidad para atender a 100 personas, y comenzamos atendiendo a 15 beneficiarios. Todos adultos mayores. No nos imaginamos el grado de necesidad que encontramos en una cantidad considerable de adultos mayores de la zona. Y cada día son más las personas que siguen llegando”.

Foto: Gleybert Asencio

Lomas del Ávila es, como su nombre lo indica, una alta loma rodeada de grandes edificaciones residenciales, cada una con diversas estéticas arquitectónicas. Además, es considerada históricamente como una urbanización de clase media alta de Caracas. Pero la realidad de Lomas del Ávila cambió desde hace algunos años, con la crisis política que vive el país desde 2013, que posteriormente generó una emergencia humanitaria compleja, una economía hiperinflacionaria y el colapso de los servicios básicos. Todo esto dio paso a un éxodo migratorio que contabiliza más de cinco millones de venezolanos migrantes.

Omar, quien ha vivido toda su vida en Lomas del Ávila, cuenta que todos estos factores han provocado que en la actualidad muchos adultos mayores de la urbanización, que en otras épocas disfrutaron de una vida acomodada, ahora deben sobrevivir con una pensión de 1,8 millones de bolívares (menos de un dólar, según la tasa más reciente) y dependiendo de las ayudas económicas de sus familiares en el exterior, con quienes, además, se dificulta cada vez más la comunicación debido a las constantes fallas en el servicio eléctrico o de internet.

Foto: Gleybert Asencio

“Hay abuelos que están solos, otros viven solo de la pensión que no les alcanza para pagar las altas cuotas en dólares que cobran los condominios. Hemos visto abuelos que ya ni siquiera salen de sus casas, algunos están en estado de depresión producto de la crisis, y a esto se le suma la pandemia que ha cortado mucho más los vínculos entre la comunidad. Todas estas circunstancias han generado mucho desespero en esta población”.

Nueve meses después de su creación, el Comedor Comunitario Abuela María está conformado por un equipo de 10 personas, todos de la comunidad: cuatro coordinadores, cuatro cocineros y dos voluntarios. Por los momentos el comedor funciona los lunes y martes de cada semana. Entre las 10:00 y las 11:00 a. m., los voluntarios se encargan de buscar los envases plásticos de los abuelos que viven más alejados del parque. Los que están más cerca llevan ellos mismos sus envases y los de otros compañeros.

Foto: Gleybert Asencio

El parque La Julia es el punto acordado para la entrega de los almuerzos. Allí las personas encargadas de cocinar llegan con las ollas y todos los implementos. Cuando ya están todos los envases, se disponen a servir. A eso de las 12:00 m., los voluntarios vuelven a acercarse para recoger los almuerzos e irse caminando por la comunidad haciendo las entregas. El resto de los abuelos se acerca a recoger los almuerzos. Este método se implementó debido a la pandemia. Los adultos mayores están entre la población etaria más vulnerable ante la COVID-19.

En el equipo de Abuela María está una nutricionista que se encarga de elaborar menús balanceados para cada semana. Con respecto al tema de los alimentos, la comunidad ha sido la principal aliada del comedor. Desde los primeros días, los vecinos empezaron a colaborar con verduras, alimentos no perecederos, entre otros. Mientras que los mercados al aire libre y las carnicerías de la zona se han convertido en patrocinadores del proyecto colaborando semanalmente con verduras y carne.

Foto: Gleybert Asencio

Una de las indicaciones de la nutricionista ha sido que la proteína esté presente en el plato, el problema es que la proteína ha sido lo más difícil de conseguir. “Desde que inició el proyecto conseguir la proteína ha sido un tema complejo. Aunque la conseguimos, no nos alcanza para todos los platos”, contó Omar.

Una vez cada dos meses, todos los integrantes del Comedor Comunitario Abuela María organizan jornadas para integrar al proyecto a más personas, según las posibilidades que tengan. De igual forma, existen dos programas más: el banco de medicamentos comunitarios y el programa nutricional llamado Para Ti, el cual busca a través de suplementos nutricionales lograr el aumento de masa muscular. La idea es ir incluyendo a los adultos mayores en cada programa dependiendo del resultado de la evaluación médica y la entrevista para saber en qué condiciones está viviendo el posible beneficiario.

Foto: Gleybert Asencio

Para Omar Nobrega, no ha habido mejor empleo para ejercer su profesión que dentro de su comunidad. “Todo nace desde casa, y de nada me sirve ser luz afuera y oscuridad en mi comunidad. Decidí dar mi granito de arena a través de mis conocimientos y herramientas y procesos metodológicos que puedo aportar”, dice y agrega que en un futuro no muy lejano quiere convertir el Comedor Comunitario Abuela María en una asociación civil con mayor capacidad de atención. Por los momentos seguirán trabajando desde los espacios de un pequeño parque en Lomas del Ávila.

Para contactar o colaborar con el Comedor Abuela María lo pueden hacer a través de su perfil de Instagram: @comedorabuelamaria.


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