“Maduro tiene que acabar con los colectivos”

Denuncian que en el bulevar de Catia y, también en la avenida Fuerzas Armadas, estos grupos llegan y se apoderan de las pacas de harina y de los bultos de papel y jabón

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Muchas amas de casa de las barriadas populares se las están viendo negras en las colas para comprar comida. En Catia, por ejemplo denuncian que entre los bachaqueros y colectivos ya no tienen vida y, en la avenida Fuerzas Armadas, afirman que están a merced de los grupos violentos que llegan y se apoderan de la mercancía.

Un grupo de  compradoras que residen en la Curva de las Mercedes en Gramoven, que pidieron se les garantizara el anonimato, denunciaron que los bachaqueros están más abusadores que nunca y que, ahora, se amparan en los colectivos.

“Nosotras somos integrantes de un consejo comunal y pensamos que más bien el presidente Maduro debe hacer algo para eliminar a esos colectivos que tanto daño están haciendo y que además actúan en combinación con las bachaqueras”.

Dijeron que aunque llegan temprano al bulevar de Catia para hacer las colas, pasan horas y no logran comprar nada. “Se arman unas tánganas tremendas y quienes salen ganando son esos grupos. Llegan con sus armas y golpeando y cómo hace uno. En esta semana se rumoreó que apuñalearon a una muchacha en plena cola. Así ya no se puede”, comentó otra vecina alarmada.

El modus operandi de los colectivos es que se aparecen en el local -revisan y sacan cuenta de la mercancía-, y si llegaron 10 pacas de harina, por ejemplo, le dicen al vendedor que venda cuatro y ellos se quedan con el resto.

“Eso lo están haciendo a diestra y siniestra. Uno es perjudicado por todos lados. Aquí en Catia hay más bachaqueros que nunca. ¿Dónde está la ley?”, preguntó.

Una situación similar viven vecinos de la avenida Fuerzas Armadas, hacia el norte de Caracas. Allí de lado y lado de la calle hay comercios chinos y en todos, mañana y tarde, se arman tremendas colas. Un día puede que llegue harina y otro mantequilla, shampoo o el surtidor de papel tualé. Ahí es cuando se pone más ruda la cosa.

Sin importar cuán larga esté la cola, los colectivos llegan en motos de alto cilindraje, con chaquetas negras y bolsitos cruzados en el dorso y me meten a los locales, principalmente los manejados por los chinos.

La gente cuenta que cuando llegan mandan a cerrar las puertas y revisan los depósitos, y luego salen a decir que no hay nada. “Pero ellos lo que hacen es cargar con lo que queda, es un abuso. Así hacen con todo, con la carne, con el jabón y hasta cuando hacen los mercales en el barrio”, denunciaron.

Mientras eso pasa, no se ve ni la sombra de un policía. “A veces se les ve en cambote y la Guardia Nacional a veces se para en la esquina de San Luis, pero de allí no se mueven. Si esto sigue así, ya ni haciendo cola vamos a conseguir la papa”, dijo uno de los afectados.

En ocasiones a las personas les da tiempo hacer una lista y organizarse, pero dicen que eso no les da garantía cuando llegan los camiones con los productos. “El que compra es el que madruga y el más vivo. El que trabaja, o el que tiene muchacho no puede hacerlo”, cuestionaron.

Foto: Cristian Hernández


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