Maylin Navas es la maestra de tercer grado en el Centro Educacional de Invidente Francisco de Asís de Fe y Alegría. Pese a que no es una exigencia de la institución, ella prefiere llamar por teléfono a los niños “para que sientan que la maestra está presente” pese al aislamiento.

Caracas. “Está llamando la maestra”, avisan los padres a sus hijos. Maylin Navas está al teléfono. Espera por alguno de sus 24 estudiantes de tercer grado del Centro Educacional de Invidente Francisco de Asís de Fe y Alegría, ubicado en El Junquito.

Para Maylin, las guías y las actividades asignadas por WhatsApp no son suficientes. Necesita escuchar, al menos una vez por semana, a sus estudiantes. La cuarentena total decretada el 16 de marzo por la COVID-19 y la suspensión de actividades escolares los alejó físicamente. El temor de Maylin es que los estudiantes piensen que ella los abandonó.

En abril, Nicolás Maduro ordenó culminar el año escolar desde el hogar como parte del confinamiento por la COVID-19. Desde el 13 de marzo se han registrado 422 contagios en el país. Otras 10 personas han fallecido.

Son tres minutos al teléfono con la maestra. Los niños se sienten felices y nerviosos a la vez. Les hago preguntas breves de cálculos matemáticos, suma, resta, multiplicación. Trato de hablarles como si estuviéramos en el salón de clases y les digo que no se tienen que asustar. Así que les recuerda los ejercicios de relajación que suelen hacer en el aula: inhala y exhala.

No solo responden a la tabla de multiplicar. Al principio, Maylin les pide que le cuenten cómo han estado, qué han hecho, qué piensan de esta situación. La respuesta suele ser que la extrañan y que quieren volver a la escuela. Lo quise hacer para que los niños sientan que la maestra está presente, que los quiere escuchar y compartir con ellos aunque sea por una llamada por una nota de voz.

Maylin hace el control de lectura por notas de voz de WhatsApp. Días antes, asigna el texto del libro de valores para que los alumnos se preparen y graben el audio que no debe superar los dos minutos. “Me envían el audio sin editarlo y así tomo el registro. También suelen ponerse nerviosos, cuando se dan cuenta de que los están grabando, se equivocan”. Al finalizar, los felicita.

Para Maylin, es fundamental mantener el contacto con sus estudiantes. Agradece a Dios que las 24 familias tengan teléfonos inteligentes, aunque no todos puedan enviar con regularidad las asignaciones que semanalmente se pautan. Algunos deben ir a la casa de familiares para conectarse a una red wifi y así descargar y entregar las tareas.

El saldo para hacer llamadas telefónicas y los datos para el celular corren por cuenta de Maylin. Dice que antes de la cuarentena, el plan le duraba hasta 15 días. Ahora, menos de 10. Así que cada vez está recargando 40.000 bolívares.

Lo puede hacer porque con el sueldo de su esposo cubren las necesidades básicas. Maylin, al no ser docente titulada, percibe un salario mínimo. “Gracias a mi esposo sigo en este camino de educadora, porque es frustrante saber que das todo y al final no tienes una recompensa que pueda decir que trabajé para comer bien”.

Este lunes 11 de mayo el Movimiento de Educación Fe y Alegría realizó un tuitazo por la dignidad de los docentes. La mayoría de los maestros recibe ingresos que no superan los cuatro dólares. Ya en abril habían instado al Estado a reconocer y valorar el trabajo de los profesionales de la educación a través de una justa remuneración y una bonificación.

Es  la primera vez que Maylin da clases. Inició como docente de aula este año escolar 2019-2020. Estudió seis semestres en el Instituto Pedagógico de Caracas, se retiró para dedicarse a sus dos hijos. Una vez que ambos entraron a la escuela donde ella trabaja ahora, decidió buscar trabajo. La institución tenía algunas vacantes, Maylin hizo las pruebas y obtuvo el empleo. Antes de iniciar la cuarentena se había inscrito en el Programa Nacional de Formación del Ministerio de Educación.

Aunque ha sido difícil estar 24 horas atenta al celular para atender a los estudiantes, está convencida de que esta dedicación y pasión darán buenos resultados. “Yo les digo a los representantes que cuentan conmigo porque hay que entender que no todos tienen la pedagogía para abordar el contenido, en gran parte, por eso hago el seguimiento por llamada telefónica”.

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