Con el desbordamiento del río El Limón el pasado 9 de septiembre, el sistema de tuberías de agua potable sufrió daños que obligan a su pronta sustitución. Los damnificados siguen removiendo escombros y lodo en medio del temor de que las lluvias continúen. El ruido de las corrientes de agua en las montañas es la única alarma con la que cuentan.

Maracay. El agua arrasó con sus bienes y propiedades y, paradójicamente, es agua lo que más requieren en este momento. Los damnificados de El Limón, además de las pérdidas materiales que les causó el desbordamiento del río, también carecen del suministro de agua potable. Es el bien más urgente que ahora necesitan, además de alimentos.

El fuerte caudal del río, acompañado de rocas y materia vegetal, arrasaron con un importante porcentaje del sistema de tuberías de agua potable, que hoy tiene a más de 25.000 personas sin el servicio, de acuerdo con los cálculos realizados por Homero Rausseo, experto en gestión de desastres, voluntario de Protección Civil y de los bomberos y exdirector de la extinta Defensa Civil Aragua.

Con base en una evaluación preliminar que algunos expertos y voluntarios llevan a cabo, zonas como Corral de Piedra, El Paréntesis, Anzoátegui, El Piñal, Caja de Agua, La Ceiba, por ejemplo, quedaron sin tuberías y aducciones como consecuencia del arrase del río.

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Los damnificados requieren de agua potable. Foto: Gregoria Díaz.

La sociedad civil organizada y el voluntariado están abocados a buscar el suministro de agua potable para los afectados. Este servicio es de vital importancia en este momento, pues pasarán varias semanas hasta que los organismos correspondientes materialicen la sustitución de todas las tuberías que se perdieron con el aluvión”, explicó Rausseo.

Por ello, la Red Solidaria Aragua, que presta ayuda a los afectados, está enfocada fundamentalmente en conseguir agua para distribuirla entre los necesitados, además de alimentos no perecederos, entre otros insumos.

Durante los días posteriores a la emergencia, organizaciones como Alimenta la Solidaridad Aragua han distribuido agua en camiones cisternas, pese a las limitaciones para la movilización de vehículos por la escasez de gasolina.

Este jueves, lograron llevar 24.000 litros de agua a los sectores Caja de Agua y Corral de Piedra, además de más 250 comidas entre almuerzos y cenas, 20 cajas de ropa, 100 tapabocas y una cantidad similar de kits de medicina, de acuerdo con lo informado por el coordinador regional, José Ramón Arias.

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El desbordamiento del río Limón no solo afectó viviendas, sino que también dañó las tuberías de la zona.Foto: Gregoria Díaz.

Pero sigue siendo insuficiente –explicó– pues requieren agua no solo para consumo, sino también para aseo personal y preparación de alimentos.

La Cruz Roja Aragua se ha dedicado, entre otros apoyos, a la entrega de envases para almacenar agua y pastillas potabilizadoras. Pero a los voluntarios les ha resultado difícil cubrir el mayor número de afectados, pues los pocos vehículos con los que cuenta la organización internacional de socorro, no tienen gasolina.

Juan Mario Gualano, presidente de la Cruz Roja en la región, explicó que por ahora están movilizándose en tres motocicletas, lo que limita y restringe la capacidad de ayuda.

Sin sistemas de alertas

En medio de la emergencia que vive la comunidad de El Limón, la preocupación de sus habitantes sigue latente. Temen que las lluvias continúen y eso provoque más desastres del que ya están viviendo por segunda vez.

Cada vez que el cielo se encapota, la gente se angustia.

A decir de Rausseo, si bien entre el 15 de agosto y 9 de septiembre llovió lo esperado en esta temporada, las precipitaciones seguramente continuarán, pero no en igual proporción.

Recuerden que se avecina el Cordonazo de San Francisco. Y aunque seguirá lloviendo y los ríos crecerán, los efectos peligrosos ya pasaron, afirmó el ex director de Defensa Civil.

La emergencia registrada este 9 de septiembre guarda relación con los mismos factores naturales y humanos que ocasionaron la conocida tragedia de El Limón en 1987.

En 1988, el entonces Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Marnr) elaboró un informe sobre los niveles de peligrosidad de los cauces de los ríos, quebradas y canales abiertos del estado Aragua.

Se determinó que las principales causas para facilitar el desbordamiento de las aguas y producir inundaciones en zonas como Las Delicias, río Maracay, río Turmero y río El Limón, son la obstrucción de cauces, construcción de viviendas al margen de los ríos, modificación de la morfología natural, construcción de vías que atraviesan cauces, drenajes con cálculos insuficientes y los incendios dentro del Parque Nacional Henri Pittier.

Y aunque nadie puede adivinar los designios de la naturaleza, hay sistemas que pueden alertar situaciones de emergencia como la ocurrida el 9 de septiembre y la del 6 de septiembre de 1987, en El Limón.

La Dirección de Hidrología y Meteorología del Marnr, en aras de minimizar eventos como los padecidos en El Limón, instaló y operó en 1990 un sistema de estaciones telemétricas. Gracias a un convenio de cooperación técnica con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y el Gobierno venezolano, se instaló el Sistema Telemétrico de Alertas contra flujo de lodo en la cuenca del río Limón.

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Pasará tiempo para sustituir las tuberías dañadas. Foto: Gregoria Díaz.

“Eso se perdió. Ese sistema dejó de operar hace más de una década”, lamentó Rausseo. El convenio incluyó la formación de unos 30 técnicos entre el Ministerio de Ambiente, Inparques, Protección Civil y Bomberos, para el manejo y control del sistema.

En aquel entonces, se instalaron ocho estaciones que captaban los milímetros de agua caída y para activar el sistema de prevención de alarma. El Gobierno de Japón quiso elevar a 20 las estaciones del sistema.

“A cambio les solicitaron el pago de impuestos y decidieron llevarse los equipos que habían traído para repotenciar el sistema”, contó el ex director de Protección Civil en Aragua. Hoy en día el ruido de las corrientes de agua en las montañas es la única alarma con la que cuentan los que viven cerca del cauce de El Limón.

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