A escasos días de comenzar el próximo periodo escolar, padres y representantes no cuentan con los recursos para la compra de uniformes, zapatos y útiles escolares. Las ventas mermaron en librerías y ferias escolares.
Maracay. “Costosos e incomprables”. Es la respuesta inmediata de la mayoría de los padres y representantes que recorren tiendas, librerías y ferias escolares, buscando mejores precios de los útiles escolares, uniformes y calzados, necesarios para el inicio del nuevo periodo escolar 2019-2020.
Ana Mendoza, madre de dos niños en educación primaria, ha recorrido varios comercios. Los precios de un pantalón escolar rondan entre los Bs 200.000 y Bs 300.000, mientras que una camisa supera los Bs 120.000.
“Por más que busque opciones y ofertas, son inalcanzables. Así que tendrán que utilizar los mismos uniformes”, dice.
En un recorrido por varias librerías y ferias escolares, se pudo corroborar que la lista de los útiles escolares supera los 2 millones de bolívares lo que para la mayoría de los padres y representantes es imposible cubrir.
Silvia Sánchez es una abuela que caminó por todo el centro de Maracay buscando y comparando precios. Teme que sus nietos no puedan retornar a la escuela.
¿Cómo le podemos comprar a un niño un par de zapatos que está por los Bs 300.000, o una camisa en Bs 70.000, si a duras penas podemos comprar un paquete de arroz o de pasta?”, se preguntó.
Las librerías y ferias escolares evidencian poca afluencia. De hecho, algunos propietarios se atreven a asegurar que las ventas han disminuido en más de 80 %.
Y es que una libreta económica, para una sola materia ronda los Bs. 30.000 y un cuaderno pequeño Bs. 15.000, mientras que una caja de lápices supera los Bs. 70.000.
La mayoría de las personas –cuenta una dependiente– viene a buscar precios y muy pocos padres logran comprar, ni siquiera lo más básico.
Un morral o una cartuchera superan los Bs. 200.000 y ni qué decir de los libros, textos o enciclopedias, que van desde los Bs. 300.000 hasta los Bs. 800.000.
Eso de uniformes y zapatos nuevos –dice Ana Mendoza– ya no se puede. Y los útiles se comprarán de a poquito y lo que uno pueda.
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