En este puesto asistencial de referencia nacional no se está garantizando el derecho a la vida y a la salud, razón por la cual el personal salió este jueves en horas de la mañana a protestar y exigieron al defensor del Pueblo, Tarek William Saab, velar por el bienestar de los niños, niñas y adolescentes.

Caracas. Estamos gritándole al mundo que el J. M. de Los Ríos es el reflejo de lo que pasa en los hospitales en el ámbito nacional. Aquí en Venezuela está ocurriendo una forma muy particular de genocidio, pues se está comprometiendo el derecho a la vida, a la salud y a la alimentación. Cada vez nos llegan más niños desnutridos. Los pacientes crónicos se están complicando y cuando mueren, el certificado de defunción dice que sufrió un paro cardíaco, pero no dice que fue porque no se le pudo hacer el tratamiento, debido a que el Estado no garantiza el suministro de los medicamentos (sic).

Así se expresó el doctor José Garibaldi Soto, de Medicina II, durante la protesta que desarrolló este jueves el personal de salud de este puesto asistencial.

Soto denunció que en el J. M. no se está garantizando el derecho a la vida y a la salud de los niños, niñas y adolescentes.

Por tanto, en representación de sus colegas, pidió al presidente de la República, Nicolás Maduro, darse un “paseíto” por este centro asistencial; mientras que al defensor del Pueblo, Tarek William Saab, y al ministro de Salud, Luis López, les demandó más compromiso y la apertura de un canal humanitario, pues se trata de la vida de la población más vulnerable: los pacientes infantiles.

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Pasadas las 10:00 a. m., los médicos, enfermeras y las madres salieron a la avenida Vollmer de San Bernardino con pancartas alusivas a la crisis interna.

En los afiches destacaba la denuncia de la contaminación en el servicio de Nefrología, en el mismo donde el pasado mes de mayo murieron los niños Raziel, Samuel y Dilfred, luego de que adquirieran bacterias de la máquina de hemodiálisis. La falta de insumos y de antibióticos también estuvo entre las consignas de la protesta.

En el J. M. no hay insulina, inmunoglobina, predidsona, vacunas, fórmulas lácteas para bebés menores de un año de madres portadoras de VIH positivo. Tampoco hay medicamentos quimioterápicos.

“Por eso todos los que hacemos vida en este hospital estamos en la calle. No se trata de un solo servicio. Son todos: Cardiología, Hematología, Nefrología, Infectología, Oncología. Aquí los pacientes están sufriendo, al igual que sus padres. El hospital no les garantiza el derecho a la salud  y nosotros los médicos no contamos con los recursos para ayudar con el diagnóstico precoz, no tenemos un buen servicio de Laboratorio, ni de Imangenología. No tenemos material médico quirúrgico y los antibióticos son intermitentes”, denunció Soto.

De hecho, un padre informó que para su hija trasplantada renal tuvo que mover cielo y tierra para conseguir 450 dólares que le costó un examen, “porque aquí no lo están haciendo y el Gobierno tampoco da la ayuda”.

En este nosocomio, además de las deficiencias de los insumos y medicamentos, hay fallas en el personal médico. En estos momentos solo cuentan con tres anestesiólogos, cuando deberían tener por lo menos 10 especialistas en este ramo.

Igual sucede con los cirujanos. “Cada día son menos, lo mismo pasa en la Terapia Intensiva. Cuando me formé en esa área teníamos de 10 a 14 pacientes conectados a ventilación mecánica y en estos momentos apenas podemos tener cuatros casos”, destacó Soto.

Cardiología y Endodinamia, servicios de referencia mundial, trabajan a media máquina porque tienen los equipos deteriorados, según denunciaron los doctores.

Los problemas de infraestructura también figuraron entre las quejas: Medicina II, dijeron, está casi en el suelo debido a una larga remodelación. En esa unidad, de 25 pacientes solo pueden tener hospitalizados a 10.

Situación similar sucede en Medicina III, donde las aguas negras dañaron varias habitaciones. Ahora el servicio está reducido.

“El Defensor del Pueblo debe atender estos casos, visitar los servicios, hablar con las madres, principalmente las de Nefrología, donde se suspendieron las diálisis peritoneales, verificar que hay niños trasplantados que pueden perder el órgano porque no hay la medicina antirechazo. También Oncología merece su atención, pues está funcionando con ayuda de las donaciones de privados. Aquí los antibióticos llegan intermitentemente y los niños hacen resistencia a esas drogas, generando cuadros bacterianos que no podemos atacar”.

Sin respuesta y llenos de promesas

Pese a la protesta, y al hecho de que este problema reposa en todos los niveles: Dirección, Lopna, Ministerio de Salud, Contraloría, Defensoría y Vicepresidencia, al hospital este jueves no se acercó ni siquiera el director Víctor Siegert, para atender las quejas.

El pasado 26 de mayo, tres viceministros del Ministerio para la Salud visitaron este hospital, luego de 33 días desde que fueron alertados de 15 casos de niños contaminados en el área de diálisis y de que tres de ellos fallecieran a causa de las bacterias klebsiella y pseudomonas.

Prometieron que el lunes una empresa acudiría a desinfectar los tanques y que se les dotaría de los antibióticos colistin, meropenem y vancomicina.

En la protesta, los padres dijeron que estos ofrecimientos son pañitos de agua tibia, pues el hospital va de mal en peor. Por eso, tanto médicos como enfermeros y representantes anunciaron que seguirán en la calle para que el mundo se entere de como se viola el derecho a la salud en Venezuela.

Foto: Cortesía


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