“Mi casa se la llevó el río El Limón, me dijeron que me la harían y no volvieron más”

río el limón

A casi un año del deslave ocasionado por el desbordamiento del río El Limón, en Aragua, Yudith Borges y muchas de las familias que perdieron todo aún esperan que el Ministerio de Hábitat y Vivienda cumpla su promesa de levantarles una nueva vivienda. Los afectados siguen temerosos ante la llegada de las lluvias y el nulo mantenimiento al cauce del río.

Maracay. En septiembre se cumplirá un año del deslave ocasionado por el desbordamiento del río El Limón en el estado Aragua. La tarde del miércoles 9 de septiembre de 2020, las intensas lluvias hicieron crecer los afluentes Caja de Agua, Corral de Piedra, El Piñal y El Manguito, con lo que se repitió la angustia y la zozobra del 6 de septiembre de 1987.

Esta segunda tragedia dejó grandes pérdidas materiales, que de acuerdo con el reporte preliminar de la Zona Operativa de Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades –Zoedan Aragua–, 27 viviendas resultaron afectadas parcialmente y 38 con pérdida total.

Una de esas viviendas es la de Yudith Borges, quien vive en medio de la endeble y peligrosa estructura que quedó de su casa, ubicada en el callejón El Diamante.

“Mi casa se la llevó el río y arrasó con todos mis corotos. A mí me dijeron que recuperara lo que pudiese, lo hice y no volvieron más”, dice afligida, cuando recuerda lo que prometieron representantes del Ministerio de Hábitat y Vivienda hace casi un año.

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Yudith Borges habilitó un espacio en la parte trasera de lo que quedó de su casa, en espera de que se cumpla la promesa oficial de construirle una vivienda. Foto: Gregoria Díaz

Borges debió habilitar un espacio en la parte trasera de su casa, en donde vive con su esposo y un hijo. La estructura que aún queda en pie, presenta enormes grietas y graves fallas que ponen en riesgo a esta familia.

Lo único que le pido al gobernador es que me haga mi casa”, dice Yudith.

Pero ella no es la única cuya vivienda resultó afectada por los embates de las aguas del río El Limón. Luz Crisell Padilla muestra cómo su casa aún posee las marcas que dejó el nivel de las aguas que tumbaron la pared perimetral del patio.

El río la arrasó y sus vecinos la dieron por muerta. Perdió todos sus enseres y pide que las autoridades la ayuden con materiales para reponer la pared y reparar los daños.

El Limón
Muchas viviendas aún conservan las marcas que dejó el nivel de las aguas. Las familias piden ayuda para reparar los daños. Foto: Gregoria Díaz

A este clamor se suman, las peticiones para que las autoridades municipales y regionales, finalmente lleven a cabo los trabajos de embaulamiento del cauce del río, toda vez que las lluvias recientes han despertado la angustia vivida en septiembre de 2020.

“Somos ocho familias que nos prometieron reubicación, pues nuestras viviendas están en una zona de alto riesgo. Pero aún estamos aquí. El mantenimiento del río va por cuenta de los vecinos, quienes intentan limpiar el cauce y desmontar”, explica Arexi Plet, una de las residentes del sector cuya propiedad resultó con graves afectaciones.

Todos coinciden en que fueron censados por la Alcaldía de Mario Briceño Iragorry y por el Ministerio de Vivienda y Hábitat, pero a casi un año del deslave, siguen sin recibir respuesta oficial.

“Ha pasado mucho tiempo y ya comenzaron las lluvias, estamos todos temerosos”, dice.

Como Filomena González, una mujer de la tercera edad, quien sufrió fractura de peroné luego que las aguas del río la arrastraran junto con todos sus enseres.

“Tenemos una situación muy fuerte, porque cada vez que llueve y el río crece. Yo tengo mi mochila y mi cédula para salir corriendo porque no sabemos qué pueda pasar con este cauce lleno de piedras y que no han limpiado”, dice molesta ante las promesas y ofertas incumplidas.

Cuenta que el gobernador Rodolfo Marco Torres estuvo en su casa y le prometió materiales para levantar las paredes perimetrales. Las mismas que arrasó el río y que la empujaron con tanta fuerza que de no haber sido por la ayuda de otros vecinos, ella y otros nueve residentes de la zona, no hubiesen sobrevivido.

Nos prometen y se olvidan”, sentencia Filomena.

Los vecinos del callejón El Diamante piden la urgente limpieza y embaulamiento del cauce del río Limón. Foto: Gregoria Díaz
Claman culminación del dragado del río

Aquel 9 de septiembre de 2020, el río Limón arrasó con todo a su paso y la canal que desemboca en La Candelaria, quedó obstruida con desechos, lodo y arena. A casi un año de los eventos, los trabajos de remoción de la tierra son muy lentos y los habitantes del sector 2 de Caña de Azúcar, frente al Parque Gerardo Yépez Tamayo y colinda con la entrada de La Candelaria, exigen celeridad en la remoción de la arena.

“Esto nos está afectando la salud. Queremos que terminen estos trabajos ya”, subraya José Guerrero, uno de los residentes de la calle Los Apamates, parcialmente obstruida por las montañas de arena que las maquinarias han acumulado en la orilla de la vía.

Justo enfrente, además de viviendas, hay al menos unos 20 establecimientos comerciales que se ven perjudicados por el deslizamiento de la arena y por el congestionamiento vehicular que se genera en la zona.

“Hemos canalizado ante la alcaldía, pero nos dicen que no hay suficientes vehículos de carga para transportar y sacar la arena”, explica Henry Daza, uno de los comerciantes afectados.

Todos reiteran la urgencia de acelerar estos trabajos, porque de continuar las lluvias y de que el río El Limón se salga de su cauce nuevamente, las consecuencias serán peores a las del año pasado.

Los trabajos de dragado del canal del rio Limón, han ocasionado unas montañas de arena que pone en riesgo las viviendas, comercios y la salud de los residentes de la zona.

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