Oposición dividida para el 21-N muestra debilidad de liderazgo y costará caro ante la opinión pública en caso de derrota

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Los politólogos Piero Trepiccione y Fernando Spiritto aseguran que la población opositora estará muy consciente de las oportunidades que se pierdan en la próximas elecciones por la falta de consenso entre dirigentes para lograr candidaturas únicas.

Caracas. Si el 21 de noviembre (21-N) tiene algo que lo hace único en comparación a otros eventos electorales es la situación política en la que está el país, con liderazgos pobres que no han logrado unificar la oferta electoral opositora. Ante un chavismo que, exceptuando a la Alternativa Popular Revolucionaria, irá en conjunto contra una oposición dividida, debilitada y que no es la sombra de lo que fue en años anteriores, parece estar destinada a la derrota.

Ejemplos de las ofertas electorales en donde la oposición no logró un acuerdo para ir unificada sobran: las gobernaciones de Lara, Nueva Esparta, Táchira y Mérida pudieran bastar, pero también está el caso de la Alcaldía de Caracas, y un sinfín de municipios en los que aspirantes a concejales se enfrentan entre ellos obviando a su claro rival: el chavismo.

Para el politólogo Fernando Spiritto esto es augurio de una sola cosa: “La oposición perderá ante el chavismo por su propia división”. A su juicio, es el reflejo de que ciertos políticos anteponen sus intereses al bien colectivo del pueblo opositor que dicen representar.

Hay que recordar que a veces los candidatos son parte de grupos o partidos y reciben presiones. Les piden que para mantener el liderazgo tienen que participar. Entonces el candidato tiene la presión de su grupo que lo hace participar aun cuando dividir los votos con otro candidato (de la oposición) sea irracional para el pueblo opositor, señaló el académico.

Spiritto aseguró que la división que se produjo para las elecciones del próximo domingo es una “factura que tarde o temprano tendrán que pagar ante la opinión pública”, pues la postura de algunos candidatos de no retirarse puede fácilmente traducirse en el triunfo del chavismo en circuitos en los que, en otro escenario, seguramente serían derrotados.

La gente a veces tiene una visión muy general. No creo que vaya a distinguir qué candidato llegó segundo o tercero. Solo va a tener en mente que se perdió la elección porque dividieron a la oposición”, dijo.

Para Spiritto el 21-N ofrecía a la oposición la oportunidad idónea de hacer una “retirada táctica”. Explica que es algo común en la política, pero que con la excepción de Carlos Ocariz en el estado Miranda, parece que simplemente no fue considerado por la mayoría de los aspirantes opositores.

Retirarse es algo lógico porque no hacerlo y colaborar para que gane el chavismo significa perpetuar un gobierno autoritario”, dijo y agregó que en el caso de los candidatos que están dividendo el voto opositor “el cálculo personal lo pusieron por delante del interés colectivo”.

En esta coyuntura se extrañan los estadistas que pusieran sus intereses por detrás de los intereses del pueblo. Hay que ver los resultados, lo más probable es que la oposición pierda por su división, sentenció.

Síntoma de la inmadurez y debilidad del liderazgo

El politólogo Piero Trepiccione asegura que además de los intereses personales que puedan existir entre los candidatos, la oposición dividida refleja “un estado de descomposición generalizada de las fuerzas opositoras”, incluso aquellas que van más allá del G4. Él lo califica como “un estado de fragmentación que ha causado en algunos casos parálisis política y en otros malos enfoques estratégicos”.

“La división refleja un estado de la oposición de inmadurez y de desubicación con respecto a la realidad política del país. Eso sin duda alguna es consecuencia de un proceso de deterioro del liderazgo político que tendrá hacer todo un proceso de reingeniería si quiere volver a tener una conexión popular”, afirmó Trepiccione.

El politólogo señaló que independientemente de cómo queden estructurados los resultados, la población opositora no verá con buenos ojos a los políticos que hayan fallado en lograr un acuerdo para alcanzar la victoria. Agregó que los números “no mienten” y luego vendrá el juicio de los afectados.

Si se pierde una elección por la división va a haber un cuestionamiento se llegue de segundo o de tercero. Los números son fríos e indicarán la realidad de quienes tomaron decisiones acertadas y quienes cometieron graves errores. Los números no mienten. La gente no es tonta y evaluará tras los comportamientos políticos quiénes tuvieron responsabilidades y luego vendrá el cobro de la opinión pública y el desapego personal, afirmó.

Mirando más allá de la derrota, Trepiccione dijo que es necesario que luego del 21-N se genere una reorganización basada en la reflexión y la autocrítica, que será fundamental para que los actores políticos aprendan de sus errores de estrategia y narrativa en esta elección. “Quién no lo haga será desplazado por algún otro actor”, advirtió.

Pase lo que pase el próximo domingo, para Piero Trepiccione, lo único que verdaderamente está claro es que tras las elecciones quedará definida una nueva hoja de ruta y más allá de ella, “los resultados del 21-N también nos dirán quiénes serán sus protagonistas”.


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