Para los habitantes de la frontera la vida se les volvió un infierno

Tras las medidas establecidas por el Gobierno, en San Antonio del Táchira no hay mejorías. El paso está restringido, hay escasez, colas y los comercios venden menos.

San Antonio del Táchira. “La vida nos cambió con el cierre de la frontera. Ya uno no puede ir para allá [Cúcuta] cuando quiere. Mi hija necesita medicamentos para su pequeño y tiene que ir a Colombia a comprarlos, porque aquí no los encuentra”, contó Olga Ramírez, una vendedora informal que acompañaba a su hija en la redoma El Cementerio, en espera de la autorización para pasar al otro lado.

Hace mes y medio, el Gobierno cerró la frontera y decretó el estado de excepción en 10 municipios del estado Táchira bajo el argumento de combatir el contrabando y a los paramilitares. En el marco de esas medidas fueron deportados más de 1.000 colombianos.

Si ya la actividad en las zonas fronterizas estaba afectada por la crisis que enfrenta el país, con las últimas decisiones del presidente Nicolás Maduro, el golpe ha sido mayor. En San Antonio del Táchira, el abastecimiento de productos esenciales no mejora, se registran largas colas en supermercados y farmacias, los comercios están solos y el paso para Colombia es limitado.

Olga es venezolana y apuntó que “con esta situación mi hija y su esposo se van a vivir a Colombia, porque allá consigue las medicinas y puede seguir con el tratamiento de su hijo que tiene un problema en el pulmón”.

Las condiciones para pasar 

En la redoma El Cementerio todos los días se congregan estudiantes, turistas, venezolanos que van a la búsqueda de fármacos o a realizarse tratamientos como el nieto de Olga y colombianos que se marchan del país. Desde allí se autoriza el paso.

Las personas tienen que ir hasta la redoma el Cementerio para poder cruzar
Las personas tienen que ir hasta la redoma El Cementerio a esperar que la GNB autorice el paso

Pero para cruzar la frontera se tienen que cumplir requisitos: los turistas deben sellar el pasaporte en el Saime de San Antonio. Los venezolanos que van a comprar medicinas o a tratamientos médicos tienen que llevar los récipes y los informes al hospital para que se los sellen. Los estudiantes solamente muestran los carnets.

Luego de que se presentan los informes, los récipes y los carnets en un puesto que tiene la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), las personas aguardan hasta que los militares den la orden para pasar. Todos caminan por la avenida Venezuela acompañados de efectivos hasta la aduana, donde toman el autobús que los lleva hasta la mitad del puente.

Una vez que se autoriza la salida, se aprueba el ingreso a Venezuela.

Las fábricas y los comercios de las zonas fronterizas tienen trabajadores colombianos y para entrar tienen que enseñar el carnet industrial. Hace varias semanas, las empresas entregaron al jefe de la zona, Carlos Martínez, las listas con los datos de los empleados a fin de que se estableciera el ingreso y la salida, sin embargo, ese procedimiento está condicionado a lo que decidan las autoridades.

Los turistas deben esperar unas cuantas horas. Marta González es una vendedora venezolana que venía de Calí y al llegar a Cúcuta aguardó tres horas para ir San Antonio.

20151001_IMG_9227
Las personas cuando van a cruzar la frontera van acompañadas de efectivos militares

Más restricciones

Con el cierre de la frontera hay más restricciones. Muchos iban a Cúcuta a comprar aquellos artículos que faltan en los anaqueles, aunque fueran más costosos por el diferencial cambiario, pero ahora eso ya no se puede hacer.

Las autoridades indicaron que con los decretos mejoraría el abastecimiento de productos, lo cual no se ha cumplido. Los habitantes de San Antonio del Táchira aseguraron que se ha agudizado la escasez de alimentos básicos y de productos de higiene personal.

En los supermercados cuando llegan los productos esenciales se registran largas colas. Y al igual que en otras ciudades del país, las personas tienen estar horas en una fila para comprar harina de maíz precocida o aceite.

Gisela Gómez es comerciante y dijo que “lo que necesitaba lo compraba en Colombia, desde comida hasta repuestos. En estos momentos no encuentro nada”.

[irp posts=”34636″ name=”¿Qué pasó tras el cierre de la frontera?”]

Para Juan Soler, taxista, “mi salvación era Cúcuta. Allí conseguía la comida y los repuestos para el carro. Aquí no hay cauchos, ni baterías. Cómo hago si se daña la pieza del carro que es mi sustento”.

La actividad comercial e industrial está menguada. Para los empresarios el comercio lo movían los colombianos, quienes ante la pérdida de valor del bolívar frente al peso adquirían productos en San Antonio más baratos. Actualmente, en los establecimientos de ropa, calzado y carteras escasean los clientes y los propietarios de los locales no saben si pueden aguantar hasta diciembre.

Los comerciantes indicaron que las ventas han bajado en mes y medio, y lo que perciben no es suficiente para cancelar los salarios de los empleados.

Miguel Morffe, profesor de políticas públicas de la Universidad Católica del Táchira, explicó que “con el cierre de la frontera no se solucionan los problemas. Se pueden tomar medidas, pero no puedes afectar a la gente”.

La actividad comercial en San Antonio está disminuida. En los locales escasean los clientes
La actividad comercial en San Antonio está disminuida. En los locales escasean los clientes
Las casas de cambio en San Antonio del Táchira están cerradas
Las casas de cambio en San Antonio del Táchira están cerradas

Los que se van

Con las deportaciones y el discurso de las autoridades muchos colombianos han tomado la decisión de irse.

En la redoma de El Cementerio, además de estudiantes y personas que van a tratamientos médicos, están los colombianos que se marchan, como Pedro Sánchez, quien tenía 30 años en el país y era maestro de obra.

Sentado en la acera con sus maletas y acompañado de su esposa y sus hijas dijo que “ya no vale la pena estar aquí. Desde hace un mes esto es más peligroso para nosotros los colombianos. En Colombia no tengo nada, pero espero conseguir algo pronto”. Indicó que su familia se marcha después del 6 de diciembre.

Cerca de Sánchez está Carlos, quien quiso mantener su apellido en reserva. Este colombiano era taxista en Valencia, estado Carabobo, y contó que hace algunas semanas le robaron el carro. Luego de ese hecho y el discurso del Gobierno apuntó que “ya no quiero estar en Venezuela. Me voy a Bucaramanga a ver si consigo trabajo”.

Los comerciantes manifestaron que muchos establecimientos tienen pocos trabajadores, porque los colombianos que laboraban en esos locales también se fueron.

En la redoma también están los colombianos que se marchan del país
En la redoma también están los colombianos que se marchan del país

¿Y el contrabando y los controles?

Con el cierre de la frontera cesaron un poco las colas en las gasolineras porque no hay tantos compradores. Las estaciones que venden a precio internacional están cerradas.

En las estaciones de servicios no hay colas
En las estaciones de servicios no hay colas

Según las autoridades, el contrabando de combustible se redujo 70 %. Analistas explicaron que si bien con la medida puede disminuir el contrabando, ¿qué pasará cuando se abra la frontera? Comentaron que el problema es el modelo económico.

Los pasos por las trochas siguen. En diversas zonas cercanas al río es frecuente ver a motorizados llevando personas o buscando a las que vienen desde Cúcuta. Un habitante del sector La Invasión contó que su esposa, quien fue deportada, ya ha ido a San Antonio tres veces por la trocha y ha pagado 3.000 bolívares.

Fotos: Cristian Hérnandez


Participa en la conversación