Piscinas olímpicas del polideportivo de Maracay están convertidas en un charco

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Más de 2000 personas, entre atletas, deportistas, aficionados, estudiantes y aquellas con necesidades de rehabilitación no han podido continuar con sus entrenamientos, pues las piscinas olímpicas, recuperadas en 2014, están convertidas en un foco de contaminación que las autoridades regionales no atienden.

Maracay. Desde diciembre de 2017, las piscinas del complejo polideportivo de Maracay están inoperativas. La falta de mantenimiento e inversión las ha convertido en un foco de contaminación y en un amplio hábitat para el mosquito transmisor del dengue. En 2014 se realizaron las últimas intervenciones oficiales para su recuperación. Tareck El Aissami, gobernador de Aragua para el momento, anunciaba con bombos la reinauguración del complejo de piscinas a un costo, para la época, superior a los de 2.136.000 bolívares.

En ese entonces, el presidente del Instituto Regional del Deporte (Irda Aragua), Carlos Guillén, declaraba: “La piscina olímpica, la fosa de salto, la iluminación, los sanitarios, las duchas están en un 100 % rehabilitadas y operativas”, mientras anunciaba que el Irda asumiría la administración de los clubes de deportes acuáticos para permitir el control del complejo y el uso correcto de las instalaciones.

Pero aquella remodelación se diluyó en poco tiempo. La falta de mantenimiento e inversión gubernamental hizo aguas la inversión y, una vez más, el complejo de piscinas de Maracay quedaba inhabilitado e inoperativo. La última actividad deportiva que se realizó en el complejo de piscinas del polideportivo de Maracay fue en octubre de 2017. Se trató del Campeonato estadal de natación, en el que participaron 242 nadadores de 14 organizaciones deportivas del estado Aragua, en las categorías preinfantil (nueve años) hasta máster.

José Santana, presidente de la Asociación de Deportes Acuáticos de Aragua, explica que con la paralización de las prácticas deportivas en las piscinas olímpicas se ven afectadas más de 2000 personas, entre deportistas, atletas, aficionados, estudiantes y aquellas que recibían clases de rehabilitación e hidroterapia por recomendación médica.

Unos 87 atletas de la disciplina de natación —explica Santana— no tienen espacios e instalaciones para practicar. Se ven obligados a entrenar en clubes privados, cuyas piscinas no poseen las características olímpicas requeridas para el entrenamiento de alta competencia.

Además, existen unos 25 niños entre 10 y 12 años que representan al estado Aragua en diferentes eventos deportivos nacionales de natación y que, pese a las circunstancias, han resultado campeones nacionales. También hacían vida dentro del complejo unos 40 jóvenes deportistas entre 14 y 18 años, además de unos 600 nadadores aficionados.

Con todas estas limitaciones, la representación de nadadores y jugadores de polo ha participado en varios eventos y se prepara para los juegos nacionales en 2019.

El complejo cuenta con tres piscinas diseñadas para la práctica y entrenamiento de natación, saltos ornamentales, water polo, nado sincronizado y aguas abiertas. La primera es una piscina olímpica, de 50 m de largo por 25 m de ancho con 10 carriles separados por nueve cojines de impacto; la segunda, una fosa de 10 m de profundidad y un radio de 20×20 m, con dos trampolines de 1 m y 3 m y dos plataformas de 5 m y 10 m,  donde se practica el water polo, el nado sincronizado y la única para la práctica de saltos ornamentales; y una tercera, muy pequeña, que hoy está convertida en un basurero.

En sus aguas se entrenaron figuras deportivas regionales de proyección olímpica como las hermanas Pinto: Janeth y Andreína, o los hermanos Martínez, destacados atletas en saltos ornamentales, por solo mencionar algunos. De allí han surgido campeones en water polo, disciplina que, luego de ocho años sin participación, le concede a Aragua el subcampeonato en la categoría sub 13 con niños entre 13 y 14 años, o el triunfo en cinco campeonatos nacionales de los atletas de aguas abiertas.

Burocracia que estanca

Evidentemente, la preparación de estos deportistas ha sido fuera del complejo, que ha sido intervenido en varias ocasiones y que, a decir del presidente de la Asociación de Deportes Acuáticos de Aragua, nunca con eficiencia y eficacia. La organización que representa ha propuesto acciones para su recuperación, pero la lentitud de la engorrosa burocracia no permite que se concrete. Solo en un año han nombrado a tres presidentes del Irda y el actual es un militar: el mayor José Calzadilla.

El gobernador de Aragua conoce de la situación, pero si no es un punto de cuentas, es la aprobación de los recursos extraordinarios o cualquier otra cosa lo que sigue retrasando la rehabilitación de las piscinas.

Esa tardanza afectará mucho más las ya deterioradas instalaciones. La sala de máquinas es en sí una piscina y la reparación de la que fue objeto en 2008 actualmente resulta insuficiente. En cualquier momento tampoco habrá equipos para el bombeo y reciclaje del agua de las piscinas, si es que se reactiva el complejo.

Las condiciones de las piscinas son deplorables, tanto como la desidia gubernamental que ha permitido que, en apenas cuatro años, la inversión hecha en aquella oportunidad hoy sea objeto de cuestionamientos. Los trabajos anunciados con pomposidad por El Aissami y Guillén en diciembre de 2017 resultaron de mala calidad. Algunos trabajadores del complejo señalan que, por ejemplo, las cerámicas originales de la piscina olímpica fueron sustituidas por un manto que no ha impedido la filtración de agua.

A todo ello hay que sumarle que los delincuentes, en un mes, cargaron con bombillos y cableado eléctrico, dejando al complejo de piscinas del polideportivo de Maracay sumergido además en la inseguridad y la oscuridad.

Fotos: Gregoria Díaz


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