Pobladores de la península de Araya denuncian sordera de las autoridades ante falta de servicios públicos

península de Araya

El transporte marítimo colapsó “desde que se llevaron a otros estados del país las lanchas que había dispuesto el Instituto Nacional de Espacios Acuáticos, INEA, para el traslado entre Araya y Cumaná”, denuncian los pobladores.

Cumaná. Los vecinos de Araya y de otras comunidades peninsulares, junto con algunos dirigentes sociales del municipio Cruz Salmerón Acosta, en el estado Sucre, claman por la atención de las autoridades gubernamentales locales y exigen solución a los problemas de la zona.

La falta de los servicios básicos sigue siendo un “dolor de cabeza” para los habitantes de la península de Araya. “Aquí la situación no ha mejorado nada”, afirma un líder comunitario de Araya, quien prefiere el anonimato para librarse de las represalias de las autoridades locales.  

“Cuando no es el agua, es la luz. Esa intermitencia en la prestación del servicio también ocurre con el suministro de gas doméstico y de gasolina, pero el transporte marítimo es lo que rebasa nuestra paciencia, porque estamos  incomunicados”, dice.

Vecinos y dirigentes sociales de la península de Araya llaman la atención acerca del riesgo al que se exponen todos los días al hacer la travesía Araya-Cumaná y viceversa en botes y peñeros de los propios pescadores de la zona, razón por la cual denuncian la sordera de las autoridades gubernamentales.

Cumaná es el destino natural de provisión de los pobladores de la península. “Para ir al mercado municipal de  la ciudad y hacer otras diligencias, hay que pernoctar en el muelle de Araya”, cuenta a Crónica.Uno un residente Araya.

Otro dirigente, que también prefiere permanecer de “bajo perfil”, porque ya ha recibido amenazas de parte de algunos funcionarios, asegura que el caos en la prestación del servicio de transporte marítimo ha colapsado “desde que se llevaron a otros estados del país las lanchas que había dispuesto el Instituto Nacional de Espacios Acuáticos, INEA, para el traslado entre Araya y Cumaná”.

Cuentan los habitantes de Araya que la situación se agrava porque solo está funcionando un catamarán (una embarcación que dispuso el gobierno regional tras el retiro de las lanchas del INEA), y la desorganización es total.

Aseguran que los usuarios tienen que hacer colas desde las 10:00 p. m. del día anterior para poder viajar, y zarpar a las 4:00 de la mañana del día siguiente: “Eso, si tienen suerte, porque cuando comienzan a vender los boletos, escasamente, pocos lograrán comprar un pasaje, porque la mayoría los han apartado para amigos, compadres, familiares y parientes, quienes llegan a bachaquear los boletos”.

El Catamarán hace solo dos viajes diarios, uno en la mañana y el otro en la tarde, y solo embarca a 45 pasajeros.

Manicuare se organiza

Para los pobladores de la península, la prestación del transporte marítimo no ha mejorado en nada: “Todo ha sido un engaño por parte de INEA y del gobierno”.

En la península hay que lidiar con la escasez de combustible tanto para conductores como para los pescadores artesanales.

“Estamos sentenciados”, dice uno de los pescadores, que ya no sabe qué hacer para mantener a su familia: “Sin gasolina no podemos salir al mar para buscar el sustento de nuestros hijos”. Cuando logran que les despachen la gasolina, la cantidad no es suficiente para una faena de pesca. “Con una pimpina, dos y hasta tres de 60 litros,  a duras penas podemos hacer viajes cortos”, añade.

En  Manicuare desde el mes de diciembre de 2020 se organizó un pequeño grupo de personas para defender los derechos del pueblo. Cuentan que desde entonces ese grupo de la sociedad civil ha procurado seguir en la lucha hasta alcanzar “el bienestar que les han quitado”.

Uno de los promotores de este grupo organizado adelanta que tienen un proyecto en marcha de una lancha para la comunidad de Manicuare, la cual pronto estará en funcionamiento.

Asegura que fue un proyecto aprobado en asamblea de ciudadanos el pasado15 de junio, el cual fue un éxito total, con lo que demostraron a los concejales que asistieron ese día que “el pueblo organizado es quien toma sus propias decisiones”.

Una “solución” riesgosa

De acuerdo con la versión de los pobladores, las fallas del transporte marítimo se agravó desde que dejó de funcionar la empresa Tamaca, cuyo dueño falleció. Esta empresa hacía traslados en los llamados tapaítos (botes con techo). 

No contar con este servicio obligó a los pobladores a organizarse, y es así como un grupo de personas con sus propios botes hacen traslados desde Manicuare a Cumaná y viceversa. “Pero en unas condiciones que no son las más adecuadas, aunque  pagamos Bs. 3.000.000”, dice uno de los vecinos.

“Viajamos incomodos, nos cubren con un plástico que nos ahogamos del calor y hasta llegamos mojados”, agrega otro vecino.

Advierte que, además de las condiciones del viaje, los dueños de las embarcaciones permiten el traslado de cajas de pescados y hasta sacos de sal: “Sobrecargan el bote y ponen así en riesgo nuestras vidas. A veces corremos ese riesgo por la necesidad que tenemos de viajar para hacer las diligencias personales”.

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