Por altos precios y escasez ha disminuido la compra de repuestos y autopartes en el Táchira

Mantener un vehículo en tiempos de hiperinflación se hace cuesta arriba. El tachirense que todavía puede pagar ha encontrado en Cúcuta un salvavidas, ya que, aunque los repuestos tengan un alto precio, por lo menos se consiguen. Muchos han optado por reparar la pieza dañada para alargarle la vida.

San Cristóbal. Desde un tornillo hasta piezas eléctricas, cualquier repuesto, cuando se consigue, vale una pequeña fortuna, ya que todo es importado. Muchos son traídos desde Colombia, otros provienen de Europa, Asia o Estados Unidos, lo que eleva aún más sus precios. Una simple manguera del sistema de aire purificador puede costar más de 2500 bolívares soberanos; una bujía, incluso más, lo que dependerá de la marca.

Si los vehículos son americanos, de marcas como Chevrolet o Ford, las piezas son más fáciles de conseguir, pues si no se encuentran las partes originales (americanas) siempre está la opción de los repuestos chinos. Sin embargo, los precios no dejan de ser elevados, pese a ser prácticamente de imitación.

La apreciación general es que son buenos los repuestos asiáticos.

Sobre todo los buscan los dueños de vehículos como los Corsa y Aveo, porque los precios de los originales son muy altos y si no los compran, pues, sencillamente, deben parar los carros”, indicó Pedro Parada, dueño de una venta de autopartes y repuestos de San Cristóbal.

Una rápida revisión de precios da cuenta de cifras astronómicas: un par de amortiguadores puede llegar a los 10.000 bolívares soberanos, lo que dependerá de la marca. Un cambio de papel ahumado para un carro tipo sedán cuesta unos 4000 bolívares soberanos y los precios cambian incluso estando en el establecimiento; lo que no es de extrañar si se considera que, según el FMI, la cifra de inflación de este año superará el 1.000.000 %. Una estopera supera, por mucho, la barrera de los 600 bolívares soberanos, lo que igualmente varía de acuerdo con el tipo y la marca.

Propietarios de establecimientos que se dedican a la venta de repuestos y autopartes en San Cristóbal aseguran que se ha visto una disminución en la compra de piezas por parte de los propietarios de vehículos.

La gente, antes de comprar un repuesto, camina por La Concordia y, si puede, también baja a Cúcuta (Colombia) para buscar mejores precios. Así comparan. Uno compra allá y trae para vender aquí, por lo que, por supuesto, el precio es más bajo de aquel lado”, dijo Iván Núñez, propietario de una tienda de repuestos para carros estadounidenses.

Núñez hizo la salvedad de que, por estos días, puede verse lo que no duda en calificar como un fenómeno, ya que ocurre con poca frecuencia: el cambio de pesos a bolívares beneficia el mercado venezolano, por lo que acá pueden comprarse piezas que resultan más económicas que en el vecino país. Por ejemplo, mientras en La Concordia las pastillas para un carro pequeño pueden costar entre 2000 y 2500 bolívares soberanos (25.000 pesos), en Cúcuta, actualmente, tienen un precio de 35.000 pesos (3600 bolívares soberanos). Explica que esto sucede debido a que en Colombia los precios no cambian, pero el valor del bolívar sí.

A pesar de estas particulares circunstancias, Luis Ramos, cliente de un taller ubicado en la parte baja de San Cristóbal, no lo duda cuando afirma que la mejor opción para mantener “parapeteados” los carros es ir a Cúcuta y comparar precios.

“Por una correa de tiempo y el tensor me pidieron 100.000 pesos, aquí, en una venta de repuestos. Me fui a Cúcuta y por menos de 50.000 pesos pude comprar las dos cosas y de la misma marca que me ofrecían aquí. Hay que caminar, pero se consiguen buenos precios”.

Como es fácil imaginar, en este rincón de la geografía nacional los precios fluctúan de acuerdo al valor en pesos colombianos. “Todo se trae de allá. Papel, asientos, alarmas, sonidos, pinturas, gomas, bases, amortiguadores, todo. Aquí no se produce nada y por eso es que las cosas salen tan caras”, dijo Pedro Parada.

Un simple cambio de aceite puede costar entre 6500 y 7000 bolívares soberanos, pues cada litro de lubricante pisa los 1000, más el filtro y mano de obra. Las baterías (las que se consiguen) superan los 10.000 bolívares soberanos, lo que dependerá del voltaje.

Quienes perciben apenas el sueldo mínimo sufren cuando deben comprar alguna pieza, por lo que, de tener arreglo, las refaccionan para alargarles la vida. Amortiguadores, puntas de tripoides y hasta bobinas tienen un segundo respiro si la economía no permite hacer el cambio por una pieza nueva.

Pese a ello, cada día es más común ver vehículos humeando por los tubos de escape. No todos tienen para reparar un motor, cuyo costo puede superar los 200.000 bolívares soberanos.

“Así lo cargo hasta que se pueda. Ya no lo ruedo tarde porque si me quedo accidentado es más fácil que alguien me ayude. Cuando no pueda rodarlo lo guardo y andaré a pie, porque ya ni transporte hay”, dijo Alexis Espósito.

Colombia, el salvavidas

En Colombia, específicamente en el sector de Las Mercedes, la feria de repuestos es el salvavidas de muchos propietarios de vehículos, ya que hay muchas piezas que, sencillamente, no se consiguen en el territorio venezolano.

Desde conectores hasta partes de motor se consiguen, originales y genéricas, sin mucho inconveniente en el vecino país. Crisbel Riaño, comerciante, asegura que desde la apertura del Puente Internacional Simón Bolívar las ventas han subido considerablemente, y no solo en su local.

Todo depende de lo que se busque, pero así sea más caro o igual, se los llevan, no ve que allá no es mucho lo que hay; en cambio, aquí usted escoge dónde comprar”, indicó.

Fotos: Ana Barrera


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