La reorganización del Frente Amplio estaba planeada desde finales de 2018, pero fue recientemente que se implementó, y con ella se amplió la división entre los partidos con mayor representación en la AN y las agrupaciones que no cuentan con diputados.

Caracas. Cuando nació el Frente Amplio Venezuela Libre (FAVL), el 8 de marzo de 2018, surgió como una nueva organización con el objetivo de llenar el vacío dejado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), incluir nuevos sectores de la sociedad en la lucha por la democracia y descentralizar el poder que en su momento tenía el G4 (Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y Acción Democrática), pero una reciente restructuración en el seno del FAVL ha hecho que este se parezca un poco más a su predecesora.

La reforma del Frente Amplio se había discutido desde finales de 2018, pero los cambios políticos en el país hicieron que se postergara su implementación hasta finales de octubre de este año.

La nueva estructura de la organización afecta principalmente a los partidos más pequeños, específicamente aquellos con menos de tres diputados a la Asamblea Nacional y que no cuentan con representación en todos los municipios del territorio.

Uno de estos casos es el del Movimiento Democracia e Inclusión (MDI), el cual hasta hace poco formó parte del secretariado del FAVL, pero que luego de la restructuración fue apartado de esa instancia.

Nicmer Evans, politólogo y dirigente del MDI, en entrevista con Crónica.Uno calificó el proceso de “inconsulto”, a pesar de que el mismo nació de la asamblea del FAVL en la que se tomó en cuenta a los diversos sectores que lo componen. Él considera que, luego de la consulta inicial, los cambios simplemente se estructuraron sin tomar en consideración a los partidos pequeños, algo que, en su opinión, genera cuestionamientos sobre la naturaleza democrática del Frente Amplio.

“La pugna interna sigue siendo una tendencia hegemónica de los partidos con mayor representación en la AN versus aquellos que tienen poca o ninguna ahí”, expresó Evans. “No es con autoritarismo que se derrota el autoritarismo”, añadió.

Maribel Castillo
Nicmer Evans, dirigente del MDI. Foto: Marivel Castillo.

A su juicio, lo que ocurre dentro del Frente Amplio responde al deseo de mantener la hegemonía de los partidos que tienen mayor representación en el Parlamento. Una especie de intento de hacer resurgir la MUD, algo que ha evitado que el FAVL pueda trascender en algunos de sus objetivos, añadió.

El Frente Amplio no ha logrado ocupar más espacios porque la pugna en relación con la tendencia de restituir la MUD como una forma de organización en un momento no electoral y no democrático genera tensiones en su estructura, dijo.

Evans explicó que, a no ser que se les haya excluido sin avisarles, “cosa que suele suceder”, el MDI sigue formando parte del FAVL, pero que ahora ocupa un espacio en una sección nueva o factor alternativo en el que hacen vida las organizaciones que no pertenecen al G4, nombre que se le da a los partidos Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo. Además, al G4 se sumaron ahora otros tres partidos que Evans denomina no G7, sino G4+3: Copei, Encuentro Ciudadano y La Causa R.

Sobre el “factor alternativo”, el politólogo explicó que se trata de “un espacio que estaba generando vida propia entre las más de 15 organizaciones que lo componen y que también tienen, como sector, planteamientos críticos de los procesos que se han dado dentro del FAVL”.

Víctor Márquez, dirigente gremial del FAVL, también fue consultado por Crónica.Uno sobre este tema y confirmó que ya no existen “organizaciones políticas pequeñas” dentro del secretariado del Frente Amplio, aunque dijo que estas sí tienen representación en la coordinación nacional.

Márquez reconoció que durante el debate interno “se generaron algunas quejas” y compartió en parte la visión de Evans de que los partidos más grandes dentro del FAVL tuvieron una actitud que parecía apuntar a un intento de revivir la MUD.

“En algún momento sí lo he sentido de esa manera, que era como una MUD. Siento que las organizaciones políticas han asumido un papel y que dejan como peón a la sociedad civil y las otras organizaciones (…) Pero en la actualidad el FAVL no es la estructura que dirige la política de la oposición, eso lo hace la AN”, agregó.

Víctor Márquez, dirigente gremial y miembro del FAVL. Foto: Archivo
Divorcio entre el Frente Amplio y la Plataforma Nacional de Conflicto

Durante el año 2019 una de las apuestas del Frente Amplio era la articulación de una huelga nacional de trabajadores como mecanismo para presionar al gobierno de Nicolás Maduro. Esta propuesta, que hasta los momentos no se ha ejecutado, derivó en la creación de una estructura llamada Plataforma Nacional de Conflicto (PNC), la cual agrupa varias organizaciones –muchas de ellas dentro del FAVL– y que actúa con autonomía.

Evans señaló que esta autonomía ha encontrado resistencia dentro del Frente Amplio, y que por eso algunas figuras han buscado aislar a la PNC.

Hay algunos sectores que piensan que la PNC tiene un filón de tipo partidista y, por el contrario, la PNC busca la articulación con todos los sectores. Desde la PNC hemos mantenido comunicación permanente con el presidente Juan Guaidó y con las organizaciones dentro del factor alternativo, expresó.

Esta situación ha generado un distanciamiento que también reconoce Víctor Márquez, quien agregó que ha habido momentos, en especial desde finales de octubre y principios de noviembre, en los cuales pareciera incluso que no formaran parte de una misma estructura.

“La PNC surgió dentro del FAVL y desde que se anunció su creación hubo una discusión porque estaba constituida por sectores gremiales, sindicales y ONG que tienen su propia autonomía. Otros sectores (políticos) lo consideraron inconveniente. Todo esto fue generando un distanciamiento, a tal punto de que pareciera que la PNC no forma parte del FAVL, a pesar de que ellos no han manifestado su salida”, señaló.


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