Temen que la victoria de los aliados del chavismo empeore la situación económica en Argentina. Algunos ya hacen planes para migrar nuevamente.

Buenos Aires. Miedo, preocupación y molestia son los sentimientos que experimentaron muchos venezolanos en Buenos Aires, tras el triunfo de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner –expresidenta y aliada del chavismo– en las elecciones presidenciales del 27 de octubre pasado en Argentina, en las que se impusieron con una ventaja de 7,73 % (más de 2 millones de votos).

Es como cuando te muerde una serpiente. La pasas mal, pero te curas y decides mudarte a otro lugar. Vuelves al campo y ves de nuevo la misma serpiente, con el mismo veneno y ya sabes lo que te puede hacer, se lamenta Kevin Aguirre, de 21 años de edad, estudiante de la carrera de Relaciones del Trabajo en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Aguirre vivía en Caracas y participó en las protestas de 2017 contra el gobierno de Nicolás Maduro. Relata que integrantes de los llamados “colectivos” –grupos armados que respaldan al chavismo– lo amenazaron luego de que una vecina les mandó una foto de él y otros manifestantes en una protesta en Palo Verde: “Me fui a vivir a Margarita un año. Veía que en Venezuela no podía desarrollarme intelectualmente y regresar a Caracas no era opción. Mi hermana estaba acá y decidí venirme a Argentina”.

Además de estudiar, Aguirre trabaja en un local de comida para pagar el alquiler y los productos de primera necesidad. Añade que, aunque le preocupa la situación económica y política que pudiera desencadenar el triunfo de la “fórmula Fernández-Fernández”–como fue bautizada por los medios argentinos–, espera permanecer en el país hasta culminar sus estudios. “Luego de eso vería si me quedo o no”, indica.

Nuevos destinos

Gibel Pascarella, de 25 años de edad, ya hace maletas para viajar a Europa. Ingeniero electrónico y nacido en Barlovento, explica que en Venezuela le iba mejor como preparador académico que ejerciendo su profesión: “Ganaba más trabajando cuatro horas diarias como preparador, en total, 20 horas a la semana. Te podrás imaginar mi motivación para seguir siendo ingeniero en Venezuela”.

Pascarella llegó en abril de 2018 a Buenos Aires. Su plan inicial era quedarse unos cinco años y optar por la nacionalidad argentina. Como muchos venezolanos, tuvo que trabajar en oficios no relacionados con su profesión. Lavó platos en un restaurante y, durante dos meses y medio, acomodó productos en un supermercado chino. “Me dolían las manos y el cuerpo. Siempre estaba dando vueltas. Tenía que esconderme para buscar trabajo y mandar currículos. Conseguí un trabajo en una empresa. Me entrevistaron justo en el medio día libre que me daban a la semana”, dice.

Aunque la situación del ingeniero mejoró con el nuevo sueldo, la inflación y la devaluación del peso argentino han hecho que su salario sea casi el mismo, en dólares, que el que recibía en el supermercado. La circunstancia económica fue su principal impulso para buscar irse a Europa, algo que hará en noviembre. “Ningún venezolano quiere volver a vivir en un país manejado por la izquierda”, añade, cuando se le consulta sobre las elecciones.

Para Pascarella el triunfo del kirchnerismo agravará la situación de Argentina: “Puede pasar algo peor que en Venezuela. Siento que la capacidad de generar riqueza en Venezuela es mayor. Argentina tiene soya y tiene campo, pero ¿qué más? Son kilómetros de desierto. Tiene una deuda tremenda, un déficit fiscal, que el gobierno intentó controlar o eliminar. Un gobierno kirchnerista lo va a elevar, van a subsidiar de nuevo, ¿cómo van a pagar la deuda entonces? Seguro van a hacer un control cambiario, van a obligar a bajar precios y la inversión privada va a huir”.

Sergio Lobo es un zuliano de 26 años de edad que llegó hace tres años y medio a Buenos Aires. Actualmente se desempeña como chofer. Aunque ve con intranquilidad la victoria de Alberto Fernández, no cree que esta traiga un escenario político igual al de Venezuela. “Es más o menos el mismo estilo de gobierno, una economía cerrada, y eso genera una preocupación, pero dudo que esta gente se perpetúe en el poder. Es posible y viable que los saquen. Acá todavía había cierta institucionalidad, lo que permitió el cambio de gobierno (con Mauricio Macri)”, señala.

Como Pascarella, también piensa en nuevos destinos. Sin embargo, admite que la situación política en Latinoamérica complica la decisión: “Estamos del lado contrario, como que tenemos que atravesar el charco. Lo que se vio en Chile… por lo menos en Ecuador se llegó a un acuerdo, pero en Chile me pareció algo más orquestado, de fomentar el caos. Fue un ajuste de 3 % de un servicio que tenía nueve años que no se le hacía ajuste”.

Más aliados para Maduro

Sergio Silva tiene 36 años de edad y ejerció la comunicación social durante más de 12 años en Venezuela. Silva llegó hace 10 meses a Argentina y en ese lapso trabajó como lavaplatos en un restaurante, taxista y, actualmente, se desempeña como asistente de cocina. Explica que, con menos de un año en el país, ya considera la posibilidad de irse.

No estoy ejerciendo la carrera para la que me preparé y esa es la razón por la que no me veo por mucho tiempo acá en Argentina, independientemente de lo que pasó en las elecciones”, expresa.

Añade que lo peor del triunfo de Fernández es que Maduro gana apoyo en Latinoamérica. “Cristina de Kirchner fue aliada de Chávez y ahora sería una aliada más de Maduro (…) Cómo afecta al país, no sé, porque con los 12 años de kirchnerismo no se llegó, ni cerca, a lo que sucedió en Venezuela. El país tiene sus problemas que, con Macri, se magnificaron, porque alguien tenía que enmendar el desastre que dejaron ellos”, advierte.

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