Los robos y la falta de mantenimiento hacen del ferrocarril una tortura china

Si llueve es una lotería contar con el servicio. Un trayecto que se hace en menos de media hora puede durar hasta hora y media. Reportan 1.500 fallas en este sistema en lo que va de año.

Caracas. “Cuando marcan las 5:00 p. m. comienza mi pesadilla. Pensar que tengo que llegar a La Rinconada y esperar el tren de las seis y pico es una tortura china. Así entre de última al vagón, me pisan, empujan, insultan y meten mano. Pero cuando hay retraso es la locura al mil por ciento. Esto es una desesperación, pues uno no sabe si va a llegar a su casa”.

Así opinó Lourdes Barrios, habitante de Los Valles del Tuy y quien usa este sistema ferroviario para poder llegar a Caracas todos los días del calendario.

“El sistema es una maravilla. En media hora uno está en La Rinconada, cuando todo está normal es un tiro al piso como quien dice, pero cuando hay fallas por lo que sea, es una tortura china. La odisea que vivimos el miércoles 30 fue tremenda. Llegué a mi casa pasada las 10 de la noche”.

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La gente dice que por lo genera el servicio funciona. Lo que no saben es si se le hace mantenimiento.

Ese día llovió durante todo el día y no solo colapsaron las principales vías, sino que también el tramo de transporte presentó fallas, producto de la caída de una catenaria ferroviaria en la estación de Charallave Norte que afectó la operatividad del servicio.

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La catenaria es una línea de alimentación que transmite energía. Al desconectarse no hay sistema y, por ende, se suspende de inmediato el paso de los trenes. Por más de dos horas se prolongó el problema y, en consecuencia, hubo una saturación de pasajeros en los andenes y en las afueras de la estación que fue cerrada por los operadores.

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Otra de las cosas que fallan en el sistema es la seguridad.

“Uno preguntaba y nadie explicaba. A duras penas los operadores recomendaban tomar vías alternas. Me dijeron incluso que me regresara a La Hoyada porque de repente habilitaban unidades. No lo hice, me quedé hasta que se recuperara el servicio. Pero fue muy triste ver a las mujeres con los niños en brazos cansadas y tiradas en el suelo”, dijo Mary Díaz.

En esa larga y molesta espera hubo empujones, gritos de desesperación. Mucha gente cayó al piso. Otros se sentaron en las orillas del andén y hasta se atrevieron a caminar por los rieles.

Ricardo Sansone, coordinador general de la asociación Familia Metro, sostuvo que el problema en este sistema radica en que —al igual que el subterráneo— mantienen una tarifa muy baja: Bs. 5 y el diferencial para mantener la operatividad proviene de lo que subsidia el Gobierno, dinero que llega tarde e incompleto. “Además estos sistemas tienen una plantilla sobrada de trabajadores que consume la mayor parte del dinero”, manifestó.

Explicó que el ferrocarril pasa por muchas áreas rurales no urbanizadas, que son de muy fácil acceso. Hay tramos que son largos y es muy frecuente que les roben los cables y algunos equipos que afectan la operatividad. Sin esos cables, la torre de control no puede saber por dónde va un tren, no funcionan los semáforos ni los cambia vías. Por eso es que se genera el retraso, pues los conductores deben ir lento para evitar accidentes”.

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Ya no hay fichas para ingresar por los torniquetes, dan un papel sellado.

Sansone agregó que la deficiencia del servicio no es por la demanda de pasajeros, pues la oferta actual de trenes (24) es aceptable. Enfatizó en que son las fallas producto de los robos y de la falta de mantenimiento preventivo lo que genera estos problemas.

Reportó que en promnedio se contabilizan en lo que va de año 1.500. No hay mucha precisión pues el control de llafas nunca se instaló completamente.

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El septiembre de 2011 chocaron dos trenes. Uno de ellos permanece en el patio de Charallave Norte. Incluso tiene unos grafittis.

Cuando roban material rodante eso no se puede reponer de inmediato. Tampoco se hace el mantenimiento preventivo y correctivo pues muchos de los repuestos son importados y no los hay.

En el tramo de la vía férrea desde la estación Simón Bolívar en La Rinconada hasta Cúa hay puestos de control —unas carpas con uno o dos milicianos— para evitar las incursiones de personas a los rieles.

“Pero esos funcionarios no tienen armas para enfrentar de repente a un grupo que entre a robarse los cables de cobre. La vigilancia de estos equipos se debe compensar con tecnología y no con una forma artesana de vigilancia. Los robos y la falta de mantenimiento atentan contra el buen funcionamiento del servicio”, sentenció.

El recorrido desde La Rinconada hasta la estación Ezequiel Zamora dura cerca de 30 minutos. Usuarios contaron que hay días, sin ser laborables ni hora pico, que pueden hasta tardar una hora con 20 minutos. Hay tramos entre La Rinconada y Charallave Norte que son los más lentos y en los que se genera más retraso. Lo que funciona a cabalidad es el sistema de enfriamiento.

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La vía férrea está custodiada por los milicianos, pero siempre se roban los cables de cobre.

En cuanto al mantenimiento es casi nulo porque los vagones están sucios, con pegostes y algunos con mal olor. Al respecto, Sansone ratificó que, ciertamente, no se está haciendo inversión al área de mantenimiento nocturno. “Por tanto, ves los vagones sucios cuando entras a las 5:00 a. m.”. Desde hace algunos meses tampoco entregan fichas por el pasaje. Fueron sustituidas por un papelito sellado.

Fotos: Miguel González


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