En zonas como Antímano, Carapita, Coche y Catia los líderes comunitarios pasaron por grupos de Whatsapp la información sobre la medida dictada por el CNE de suspender hasta nuevo aviso la recolección del 20 % de firmas para solicitar el revocatorio.

Caracas. “Como un balde de agua fría. Así me cayó la suspensión, yo me imaginaba que no iba a darse el referendo, pero todavía creía en las fuerzas de las firmas. Sentí tristeza e impotencia. Mucha rabia, pues están violando toda la Constitución. No les importa que el pueblo pase trabajo”.

Así contestó Mario Díaz, taxista de profesión, quien dijo que ahora piensa en el futuro de sus dos pequeñas niñas. “Creo que lo que viene es duro”, acotó.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) suspendió la recolección de firmas necesarias para convocar un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, evento previsto para los días 26, 27 y 28 de octubre.

La noche del jueves 20 de octubre, a través de un comunicado se hizo pública la medida de posponer el proceso de recolección. Eso ocurrió cuando estaba en pleno apogeo el juego de los eternos rivales Caracas-Magallanes, por lo que más de un ciudadano vino a caer en cuenta de los efectos de la acción entre cantos de gallo de media noche, luego del último inning.

Con el balde de agua fría, los que ya sabían —y que se enteraron por las redes sociales, por boca de un vecino o viendo a última hora los noticieros, como es el caso de Mario Díaz—, se fueron a dormir con los pensamientos plagados de incógnitas.

Desde el anuncio de la suspensión, el desánimo, la rabia y la impotencia predominaron en quienes tenían la esperanza de que esa válvula de escape a la crisis política, económica y social del país por lo menos se abriera y calmara las aguas.

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Amanecerá y veremos

Así como Mario, quien vive en la parroquia San José, Evelyn Martínez, de la calle El Carmen en Antimano, tenía ciertos datos de lo que ocurría.

“Esta decisión me convence cada día más del trabajo que ha hecho la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), porque vamos avanzando en los valores que construyen país, mientras el Gobierno utiliza los antivalores para mantenerse. Ese camino es corto, el de nosotros es mucho más valioso. Dios nos acompaña”. Con tristeza en su tono de voz hizo esa reflexión y siguió su camino.

Julio Cuenca y Andreína Finol, también se enteraron mediante las redes sociales. Finol expresó que cuando supo la noticia sintió tristeza, dijo que era la esperanza ya que las elecciones regionales tampoco se llevarían a cabo.

“Sentí mucha tristeza. El miércoles muchísimos venezolanos iban a salir a firmar a donde fuera, nada nos iba a detener. El Gobierno sabe que ahorita todos estamos descontentos y no ganan ninguna elección y se encargaron de paralizarlas todas”, comentó.

Alexander García, también de Antímano, manifestó que aún hay muchas alternativas para seguir luchando, “lo importante es no perder las esperanzas y el norte de impulsar el cambio”.

Marcos Manzabel, de Carapita, opinó que “en adelante —a pesar de esta ilegal decisión del TSJ— como ciudadano responsable tengo el deber de seguir trabajando en mi comunidad, visualizando lo acontecido la tarde de ayer con esta sentencia, me da la impresión que todo lo tenían preparado conjuntamente con Tibisay Lucena. Esto deja un desaliento más, pero no puedo perder la dirección del trayecto hacia el objetivo de logar el cambio” (sic).

Mientras que otros como Julio Reyes, de Catia, y Jesús Landaeta, de Macarao, se convencieron con la suspensión de que ahora le toca al pueblo reclamar su derecho.

Reyes, sintiendo rabia y frustración, mencionó que le quitaron de un golpe el futuro de los niños y que ahora cree que está metido en una ruleta donde se juega la vida con la inseguridad, la miseria y el hambre. No obstante, consideró que la expresión popular debe hacerse sentir.

En ese punto lo secundó Landaeta, quien opinó que la sociedad civil debe dar un paso al frente y hacer valer el artículo 5° de la Constitución que reza que la soberanía reside en el pueblo, y dijo: “El referendo lo inventaron los políticos, pero ahora eso le pertenece al pueblo”.

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La calle vacía

Por la vía de las redes sociales muchos salieron informados y desanimados de sus hogares. Otros se enteraron por los titulares de los periódicos que colgaban en los quioscos, sin comprender el alcance que esto suponía; y algunos ni se inmutaron y se abocaron a su rutina diaria de trabajo o a buscar comida.

Este viernes, las calles lucían su aspecto habitual: con sus colas, gente llevando a sus muchachos a la escuelas, otros en las paradas. Cada quien parecía pasar una mañana normal. El anuncio de la suspensión no golpeaba los rostros de quienes iban en el Metro, pues ya la prensa no se lee tanto como antes en los vagones.

A la masa de pasajeros del transporte subterráneo se suman otros ciudadanos, como Erick Sánchez, quien hacía cola a las 9:00 a. m. en la panadería de la esquina de El Guanábano, sin saber ni pío de la decisión. Al igual que Luisa Arismendi, que esperaba una parada la camioneta que la llevaría hasta su casa en Mecedores.

Gente como Érika Ruíz, dueña de un tarantín al inicio de la avenida Baralt en donde vende cigarros, café y caramelos, se enteró por los titulares de la prensa, “pero no entendí si era en varios estados que se haya paralizado por completo la recolección de firmas a partir del miércoles”.

En los bancos, los viejitos, con el semblante cansado, hacían sus colas para cobrar la pensión y en el Buscaracas las personas estaban más interesadas en ingresar al servicio y llegar a sus destinos que cualquier otra cosa.

Fue pasado el mediodía cuando en la calle los ciudadanos empezaron a prestar más atención al asunto e iniciaron las críticas en las colas de los telecajeros y en el trayecto de regreso al hogar en los andenes del Metro y demás servicios de transporte público.

“Amanecerá y veremos”, ese fue uno de los últimos comentarios que al final de la tarde se coló en la conversación de dos señoras que compraban papel higiénico en la avenida Fuerzas Armadas. “Yo estaba dispuesta a firmar”, dijo una con tono de esperanza.

Foto referencial Archivo de Crónica.Uno


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