Cuenta cómo un pueblo vive una serie de secuestros. El protagonista recibe una inesperada ayuda para salir del lugar en el que está encerrado

Caracas. Finney (Mason Thames) es un joven que juega béisbol. Es pitcher, su calidad como lanzador empieza a ser elogiada incluso por rivales. Lleva una vida con desmanes. Las cosas en casa no están nada bien. Tanto él como su hermana Wendy (Madeleine McGraw) viven con un padre alcohólico que no tiene reparos en golpear.

En la escuela tampoco hay tranquilidad. El muchacho es el objetivo de un grupo de acosadores que mantienen en vilo su rutina. Teléfono negro comienza con la exposición de personajes que se abren paso entre la densidad, de unos desafíos que parecen grandes. Sin embargo, el verdadero peligro empieza a sugerirse a los pocos minutos.

Teléfono negro
Mason Thames y Madeleine McGraw interpreta una genuina dupla que enaltece la trama

El pueblo en el que viven es testigo desde hace un tiempo de una serie de secuestros. Las víctimas son niños o adolescentes. Los habitantes del lugar evaden los acontecimientos, a la vez que esperan no ser protagonistas de las noticias.

Así tratan de seguir. El responsable de las desapariciones es llamado El Raptor (Ethan Hawke), un inquietante personaje que se hace pasar por mago para secuestrar.

Teléfono negro es un largometraje dirigido por Scott Derrickson, responsable de Siniestro (2012), una de las mejores películas de terror de años recientes. Además, estuvo a cargo de Doctor Strange (2016) y de Líbranos del mal (2014), en la que actuó Edgar Ramírez. Junto con su habitual compañero C. Robert Cargill, escribió el guion de la obra inspirado en un cuento de Joe Hill, autor estadounidense también conocido por ser el hijo de Stephen King. Una película del encierro filmada durante la pandemia, dato curioso.

Hay un acierto indiscutible en la elección de los actores jóvenes. Interpretan a dos hermanos muy ajustados en la consonancia de la historia. Por un lado, Finney es un joven inteligente y centrado, pero todavía temeroso para enfrentar las adversidades más cotidianas. Mientras, Wendy es mucho más segura fuera de casa, irradia más firmeza, pero puertas adentro su padre es pesadilla. Además, la joven suele tener unos sueños que se vuelven realidad, relacionados con las desapariciones.

Teléfono negro
Ethan Hawke apenas se ve durante el largometraje

Cuando El Raptor secuestra al muchacho, surgen una serie de eventos sobrenaturales que poco a poco le suman más tensión y enigma a la película. Finney es encerrado en un sótano en el que hay un teléfono negro. De repente, el aparato empieza a sonar. Cuando contesta, le hablan los niños raptados anteriormente. Desde el más allá, empiezan a darle instrucciones sobre lo que ocurre.

Ethan Hawke interpreta a un villano de colección. Casi nunca se le ve la cara. Oculto tras una máscara aterradora, su actuación se vale en el tono de sus palabras y en los ademanes de un psicópata clave para la trama.

Teléfono negro no le teme a la corrección política en su planteamiento. Desde los momentos previos a la tragedia, plantea una forma de contrarrestar la adversidad lejana a lineamientos que invitan a la mesura. Por el contrario, los autores parecen estar claros de las rendijas que hay para las situaciones extremas e indeseables, en las que tienen cabida aquellos que siempre tendrán otros valores y principios, por lo que fija posición al respecto. Hay un diálogo determinante en este aspecto entre Finney y Robin (Miguel Cazarez Mora).

Teléfono negro
Al principio el personaje de Wendy genera inquietud por los sueños que tiene

Más allá de esas interpretaciones, el director logra concatenar cada hecho en su historia. No hay nada al azar, y cada parlamento se va ajustando hacia la resolución del conflicto. Desde el más simple elogio de los primeros minutos, hasta las conversaciones en momentos angustiantes.

Es como una manera de establecer que los hechos de la vida, incluso la rutina, tiene un subtexto que hay que desentrañar porque servirá en el momento menos esperado.

Teléfono negro es una venganza en la que interviene quienes están en otro mundo. Mientras, hay una historia paralela que protagoniza Wendy, quien, con sus sueños, trata de ayudar a su desaparecido hermano. En ella, hay acciones en la que se entremezcla sus creencias cristianas, pues en oración, trata de impulsar sus facultades para resolver también el conflicto.

Teléfono negro
El teléfono se convierte en toda una referencia para las lecturas de la película

Es una historia totalmente contada desde las perspectivas de los niños, quienes dilucidan una realidad en la que los adultos terminan siendo objeto de las decisiones de los más pequeños.

Teléfono negro reúne entonces cualidades para ser calificada una gran película del género, con unos tópicos bastante inquietantes e interesantes en su metraje. Muy influenciada por las propuestas de los años ochenta, alcanza su clímax sin desperdiciar ningún minuto en sus planteamientos. Una resolución acorde a la personalidad de sus personajes, sin traiciones ni concesiones. 

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