Se espera que para finales de junio se intensifiquen las lluvias en el estado, lo que mantiene en alerta el Sur del Lago del estado Zulia. Los trabajos del muro de contención de Catatumbo no están terminados.
Maracaibo. Esta semana el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) anunció la entrada de la temporada de lluvias en el territorio nacional, que comienza la primera etapa desde el 15 de abril hasta final de junio. En el caso del estado Zulia la alerta comienza la segunda semana de junio.
Oniel Castellanos, jefe de la sección de monitoreo de Protección Civil Maracaibo, aclaró que la temporada de lluvias empieza por el sur del territorio. Progresivamente, cuando el sol haga su movimiento anual hacia el norte y se afecte la zona de convergencia intertropical, llegarían las lluvias con mayor intensidad.
Las precipitaciones en Zulia comienzan entre mayo y junio cuando entra la temporada de lluvia oficialmente en la región, pero en abril suelen ocurrir precipitaciones hacia el Sur del Lago y Sierra de Perijá. En este momento hay una vaguada en niveles altos de la troposfera, incrustada en la zona de convergencia intertropical que está sobre Táchira, que incide en el Zulia”, explicó el experto.
Esta semana se han observado en la capital zuliana cielos nublados y aumento de la humedad de 80 % luego de una Semana Santa muy calurosa. Sin embargo se tiene registro de las primeras precipitaciones desde la noche de este miércoles en Santa Cruz de Mara y Los Puertos de Altagracia.
El lago en alerta
El más afectado en la temporada de lluvias será el Lago de Maracaibo, debido a que sigue funcionando como depósito de materia orgánica, residuos sólidos arrastrados por las cañadas y derrames petroleros. A pesar de los planes anunciados por el gobierno para limpiar los hidrocarburos, no han tenido mejoría y se afecta la pesca, el turismo y la biodiversidad.
Lenin Parra, coordinador del Centro de Estudios Ambientales de la Universidad Bolivariana de Venezuela, alertó: “Se espera que este periodo de lluvias empeore la condición del Lago de Maracaibo; ojalá no sea tan dramático como el año pasado, pero sí va a tener un retroceso”.
El biólogo explicó que esto se debe a que los ríos que desembocan en el estuario zuliano aportarán mayor cantidad de materia orgánica, desde las ciudades y campos agrícolas. El fitoplancton y otros organismos fotosintéticos acuáticos aprovecharán esto para reproducirse, lo que causa un cambio de coloración en el agua.
Estos últimos meses, el lago ha tenido una mejoría perceptible. En algunas zonas el agua se ve cristalina, debido a que en periodo de sequía entra mayor cantidad de agua salada desde el golfo de Venezuela y esto ayuda a diluir la concentración de la materia orgánica y, por lo tanto, la disponibilidad de estos elementos para los organismos fotosintéticos. Con el periodo de lluvias ocurrirá el efecto contrario”, dijo Parra.
Los males de siempre
José Ángel Pérez, presidente del Instituto Municipal del Ambiente (IMA), recalcó que su despacho ha trabajado de manera preventiva para mantener el saneamiento de las cañadas de la ciudad.
Aunque reveló que la cantidad de desechos recolectados en las 13 cañadas y 99 ramales que posee Maracaibo ha disminuido 30 %, esperan que el marabino aumente la conciencia ciudadana para llegar a números más positivos.
“Nuestro deber es mantener limpios estos espacios, pero el llamado es al colectivo para que tome conciencia y entienda que las cañadas no son vertederos a cielo abierto, para eso existe un cronograma de recolección de desechos sólidos que debemos respetar. No hay excusa para echar desechos en las cañadas porque tenemos que recordar que una cañada limpia, salva vidas y eso es tarea de todos”, dijo Pérez.
Hasta ahora el IMA ha entregado 13 cañadas totalmente saneadas y esperan trabajar próximamente en 20 más en simultáneo con asistencia manual y mecánica.
“Son trabajos arduos que se llevan entre 12 y 14 días, pero seguimos porque queremos entregarle a Maracaibo sus cañadas limpias”, recalcó el adjunto de la Alcaldía de Maracaibo.
Pérez reveló que los desechos que más consiguen en las correntías son caparazones de televisores, freezer, neveras, computadoras, puertas y chasis de vehículos. Criticó que la venta de chatarra se ha convertido en un negocio que ha traído consecuencias negativas.
Cuando a la gente se le daña un electrodoméstico lo desmantela para vender el material estratégico y en vez de colocar esos caparazones para que el servicio de aseo urbano se lo lleve, lo tiran en las cañadas y lamentablemente eso va a parar al lago”, denunció.
Por su parte, Parra advirtió sobre los altos niveles de deforestación en la Sierra de Perijá ocasionado por la siembra de Malanga, lo que deja desprotegido el suelo, sin la capacidad de retener el agua de lluvia en sus capas profundas.
Finalmente alertó sobre las consecuencias que un lago en retroceso causará al turismo que se ha venido desarrollando en el estuario desde hace más de cinco años.
Temporada de alerta
Según Oniel Castellanos, Venezuela está en una fase de transición del fenómeno de El Niño a La Niña.
“Podemos tener una temporada lluviosa bastante importante y en el periodo de ondas tropicales que se espera para finales de mayo, tendríamos lluvias bastantes fuertes, con abundante cumulado”, recalcó.
La Universidad de Colorado (EE. UU.) anunció una temporada ciclónica de más de 20 tormentas en el océano Atlántico y en el mar Caribe, de las cuales algunas se podrían convertir en huracanes, al menos cinco de gran escala, explica Castellanos.
“Este año tenemos que estar más vigilantes a ese tipo de eventos. Desde este momento el gobierno nacional debería estar anunciando el plan de lluvias 2024 y las estrategias que se van a seguir para atender lo que pueda ocurrir, mitigando los riesgos que se encuentran latentes, para que cuando ocurra el evento no haya situaciones como las del año pasado en Aragua”, dijo el representante de Protección Civil.
En el caso del Zulia, el Sur del Lago sigue en alerta luego de la ruptura del muro de contención del kilómetro 43 de la carretera nacional El Guayabo-Encontrados, donde aún no se ha culminado la obra del muro de contención.
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