Programa Vecino Sustentable promueve la creación de bosques urbanos en Maracaibo

vecino sustentable

Los voluntarios de la Fundación La Papelera Tiene Hambre han logrado sensibilizar a más de 5000 familias en tres zonas residenciales del norte de la ciudad para que, a través del reciclaje responsable, puedan generar dinero que se invierte en la arborización de sus zonas de residencia.

Maracaibo. Maracaibo es una de las capitales del país en las que se genera más basura. Entre 1800 y 2000 toneladas de basura al día son procesadas en la ciudad, de las cuales, según especialistas en ambiente, 40 % termina en las cuencas del lago de Maracaibo, en su mayoría, plástico de un solo uso.

Las organizaciones ambientalistas, entre ellas la Fundación La Papelera Tiene Hambre, recogen en promedio durante las jornadas de limpieza hasta 600 kilogramos de plástico de las riberas del lago de Maracaibo.

Estas cifras se han convertido en el incentivo principal de las organizaciones que, a diario, buscan una solución a la contaminación de la ciudad a causa de la mala disposición de los desechos, el consumismo y la falta de conciencia y educación ciudadana con relación al reciclaje desde el origen: los hogares.

De ahí que el programa Vecino Sustentable no solo les enseña a los ciudadanos a separar el plástico en casa y hacer un donativo limpio, sino a demostrar que también se puede sacar provecho económico para invertir en la misma comunidad con el rescate de áreas verdes y jardines, es decir, la construcción de bosques urbanos.

Vecino Sustentable
Los bosques urbanos ayudan a disminuir el calentamiento de la ciudad, promueven la unión vecinal y el trabajo en equipo. Foto: Cortesía

Los primeros en sumarse fueron los vecinos de Ciudadela Faría, ellos fueron el proyecto piloto en 2014 y se han mantenido hasta la fecha. Lograron la meta de recolectar 1000 kilogramos de plástico y con eso recuperaron la toma de agua, instalaron 100 metros de tubería e hicieron un sistema de riego que mantiene hasta ahora su bosque. Un área verde y frondosa que es cuidada por los vecinos involucrados en el proyecto y que sigue garantizando su mantenimiento gracias al reciclaje.

Los más recientes en sumarse fueron los vecinos del Conjunto Residencial Palaima y La Paragua.

Antonio Soto, representante de la fundación zuliana, explicó que luego de concientizar a los vecinos, se dispone de una saca (envase) en cada edificio o urbanización en la que depositan el plástico que generan en casa, como botellas de agua, jugos y gaseosas. Además, potes de mantequilla, champú, entre otros. Posteriormente, se activa un plan de recolección los sábados de cada mes y se vende a un dólar por cada 20 kilos.

El dinero generado por la venta de este material a emprendedores y empresas privadas se usa para fomentar los bosques urbanos, es decir, rescatar las tomas de agua públicas de las jardineras centrales de las avenidas principales”, dijo Soto.

Trabajo duro

La idea principal de este proyecto es incentivar al vecino para que, a través del reciclaje, logre un cambio sustentable en su comunidad, pero en los últimos meses se ha convertido en un trabajo duro porque las empresas que antes compraban este material, en su mayoría, se han ido del país y otras se niegan a comprar pequeñas cantidades, exigen un mínimo de 1000 kilogramos, y la fundación reconoce que no tiene infraestructura, ni sacas suficientes, para el almacenamiento y traslado.

Plástico en Maracaibo
Hace dos meses que el programa Vecino Sustentable paró sus actividades por falta de transporte, pero este sábado vuelven al ruedo con el reciclaje comunitario. Foto: Cortesía

Aunque han tenido conversaciones con el Instituto Municipal del Ambiente (IMA) y el Instituto Municipal de Aseo Urbano (IMAU), la respuesta es que no hay vehículos suficientes para prestarles la colaboración de traslado una vez al mes hasta alguna empresa que pueda comprar el material.

A pesar de la negativa de la alcaldía y de la gobernación del estado, La Papelera Tiene Hambre apuesta por la corresponsabilidad que tiene el ciudadano.

La realidad es que el ciudadano también es responsable de su municipio, por eso tenemos que organizarnos y hacer uso de las buenas prácticas del reciclaje porque esto aporta muchísimo a paliar los altos niveles de contaminación. Hay que promover el tejido social y sumar”, dijo.

Esta situación ha generado una paralización de las actividades del programa en los últimos dos meses, sin embargo, Soto aseguró que esta semana retomarán las actividades debido a que ya tienen un comprador para el plástico recolectado.

Si logramos vender 400 kilos de plástico este mes, cumpliríamos la meta de 1000 kilos recolectados en 2022”, adelantó.

Organización en comunidad

Actualmente, en cada residencia en la que se desarrolla el programa hay una promotora comunitaria responsable, que además es voluntaria de la Papelera Tiene Hambre y, en unión con sus vecinos voluntarios, hace el trabajo de sensibilización y educación a otros. Son garantes de mantener el reciclaje constante, contabilizar el volumen de plástico recaudado y darle el uso adecuado al dinero de la venta.

La cifra que maneja la fundación es de 5000 familias sensibilizadas en las tres zonas en las que tienen presencia, de las cuales solo participan como donantes 10 %.

Si todas participaran en la donación de residuos sería ideal, pero lo importante es que la educación ambiental llegue a todas esas familias”, recalcó Soto, quien este nuevo año pretende avanzar con su grupo de voluntarios hacia otra fase: huertos comunitarios.

“Esperamos recibir financiamiento de alguna empresa para continuar y dar el siguiente paso con los desechos orgánicos, hacer compost y que las comunidades puedan también contribuir al suelo en la producción de su propio abono para huertos comunitarios, como ya lo están haciendo los vecinos de Ciudadela Faría, que tienen su propio huerto”.

El programa Vecino Sustentable retomará su jornada, enfrentando obstáculos, pero seguros de que con esfuerzo, unión vecinal y voluntad pueden seguir aportando para lograr el cambio social y ambiental que quieren, con comunidades autónomas que hagan país y cuiden su ciudad.


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