El informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2020 de la ONU alerta que la pandemia golpeó a la región en un momento en que la seguridad alimentaria ya venía decayendo: el número de personas afectadas por el hambre creció en 13 millones solo en los últimos cinco años, y uno de cada tres habitantes de América Latina no tuvo acceso a alimentos nutritivos y suficientes en 2019.

Caracas. En Venezuela, de acuerdo con los datos oficiales que recogió Naciones Unidas, el hambre aumentó de manera relevante en los últimos años: 31 %. Después de Haití, es el país con mayor inseguridad alimentaria en Latinoamérica y el Caribe. También, la mortalidad en adultos y la obesidad infantil, presentaron en números o patrones por encima de 25 %, según Julio Berdegué, representante regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Esos datos fueron revelados este 2 de diciembre en la presentación de la nueva edición del informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2020, centrado en los territorios que sufren los mayores índices de malnutrición, retraso en el crecimiento y sobrepeso infantil.

Berdegué alertó que la pandemia golpeó a la región en un momento en que la seguridad alimentaria ya venía decayendo: uno de cada tres habitantes de América Latina no tuvo acceso a alimentos nutritivos y suficientes en 2019.

“Antes de la pandemia casi 48 millones de latinoamericanos y caribeños padecían hambre. Hemos tenido un fuerte aumento, sin duda, por la pérdida de ingresos, de empleos. Estos datos que son del estudio del Programa Nacional de Alimentos, nos dicen que 20 % de las familias de nuestras regiones muestran preocupación por la incapacidad de alimentarse adecuadamente todos los días”.

Cifras de la ONU dan cuenta de un aumento de la extrema pobreza, casi 29 millones de personas adicionales, lo que implican un alza de 42 % en pocos meses, reduciendo la calidad y la vida, las personas comen alimentos más baratos de menor calidad nutricional y esto afecta a las poblaciones que ya eran más vulnerables durante la pandemia, mujeres y niños, poblaciones indígenas y afrodescendientes.

“Vamos a ver un fuerte aumento en las cifras de hambre y malnutrición, llevábamos ya cinco años antes de la pandemia con un incremento de las cifras de hambre en nuestra región, 13,2 millones de personas se agregaron a este contingente de seres humanos que viven en condiciones de hambre en el siglo XXI en América Latina y el Caribe. Se habla de 191 millones de personas con hambre. ¿Qué significa ese dato? Que 30 % de nuestra población vive con inseguridad alimentaria y esas son cifras inexplicables e inaceptables. Si se dan las proyecciones, con el impacto de la pandemia, podríamos estar retrocediendo a 1990. Treinta años perdidos en la lucha contra el hambre”.

Destacó que América Latina es una de las regiones más desiguales del planeta y, por tanto, en esta edición 2020 del panorama nos hemos ubicado en la desigualdad alimentaria y la desnutrición, con énfasis en las niñas y los niños.

“Tenemos que en aquellos lugares que están más rezagados en cuanto, por ejemplo, al retraso en el crecimiento, hay una diferencia de 16 puntos porcentuales respecto de aquellas que viven en lugares más aventajados”.

También encontraron con esta evaluación que hay 27 % de infantes con retraso en el crecimiento, un dato superior al Congo, Zimbabwe o Haití, viven en zonas rurales, indígenas, afrodescendientes, con poco acceso a los servicios, agua potable y saneamiento, altos niveles de pobreza y baja escolaridad.

La otra cara de la inseguridad alimentaria en la región, la dibujaron con el sobrepeso y la obesidad, desigualdad que es menor, que está afectando a niños que viven en las ciudades, pues –dijo– sus familias no los están alimentando de forma adecuada y están destruyendo su salud.

En este sentido, señaló, que hay que tomar conciencia de la situación. “Es muy fácil esconderse en los promedios nacionales, es cierto que América Latina ha venido mejorando notablemente, pero cuando vemos los promedios nacionales notamos muchas desigualdades. Por eso se requiere que coordinemos distintos tipos de herramientas para mejorar el acceso económico de estas familias”.

La cifra

104 millones de personas no pueden pagar una dieta saludable

Más sobre la inseguridad alimentaria

Las cinco agencias que presentaron el informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), OPS/OMS, Unicef y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP), sostuvieron en ese encuentro virtual que las metas de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible relacionadas con la seguridad alimentaria y la nutrición no podrán alcanzarse, mientras en algunos territorios de América Latina y el Caribe sigan viviendo poblaciones con niveles de malnutrición que, como mínimo, duplican los promedios nacionales.

“En la fecha en que se finaliza este documento, en todo el mundo hay más de 60 millones de personas infectadas por el nuevo coronavirus, y 1,4 millones de personas han fallecido. Las proyecciones apuntan a la mayor caída del producto interno bruto desde la Segunda Guerra Mundial, y a un incremento de la pobreza en América Latina y el Caribe de en torno a 45 millones de personas. Dicha situación afecta fuertemente el empleo y los ingresos, y repercute de manera desmesurada en la alimentación y la nutrición, especialmente de los habitantes más vulnerables de los países de la región”, se extrajo del informe.

inseguridad alimentaria

Lo anterior resulta aún más preocupante por cuanto ya desde antes de la pandemia gran parte de los progresos de la región en materia de alimentación y nutrición habían retrocedido. En 2019, el número de personas que vivían con hambre en América Latina y el Caribe se situó en 47 millones. Esto implica que aproximadamente el 7,4 % de los habitantes de la región sufría hambre.

En la prevalencia del hambre en el trienio 2017-2019 destaca Haití, con 48,2 %, es decir, casi la mitad de la población está subalimentada (5,4 millones de personas). Además, este porcentaje se ha estancado durante la última década.

Venezuela, tras el importante aumento de la subalimentación de los últimos tiempos, el seguimiento anual de la evolución de la subalimentación debido a fenómenos de carácter nacional como shocks puntuales en la producción y en la disponibilidad de alimentos, cambios abruptos en los niveles de ingresos, deficiencias en los reportes nacionales en determinados años u otros elementos de carácter coyuntural, muestra una prevalencia del 31,4 %, lo que significa que su población subalimentada es de 9,1 millones de personas.

Países mesoamericanos como Nicaragua, Guatemala y Honduras han logrado reducir la subalimentación desde el trienio 2013-2015, pero sus prevalencias son del 17,2 %, del 16,1 % y del 13,8 %, respectivamente, y, además, estos porcentajes se han estancado durante los dos últimos trienios.

En cuanto a Sudamérica, Bolivia avanzó durante las dos últimas décadas, pero su prevalencia aún es del 15,5 % y para alcanzar la primera meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio deberá acelerar sus progresos.

En cuanto a países como Belice, Ecuador, El Salvador, Jamaica, Paraguay y Suriname, la prevalencia de subalimentación supera el promedio regional del 7,2 %.

Respecto al total de la población subalimentada de la región, más del 50 % se concentra en tres países: Venezuela (9,1 millones), México (9 millones) y Haití (5,4 millones). Mientras, Guatemala (2,8 millones), Colombia (2,7 millones), Perú (2,2 millones), Bolivia (1,8 millones) y Argentina (1,7 millones) representan en conjunto casi un cuarto de la población con hambre de la región. Es decir, ocho de los 33 países de América Latina y el Caribe concentran aproximadamente 75 % del total de la población que padece hambre.

De igual forma, según el análisis de FAO es presumible que los países importadores netos de alimentos como Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, El Salvador, Granada, Honduras, Jamaica, México, el Perú, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Venezuela y en especial los de bajos ingresos, como Haití, resulten más afectados por la devaluación de sus monedas, según el Cepal y la FAO.

Tras la pandemia, otro dato que revela el programa, se estima que en la mayoría de los países aumentará significativamente la pobreza. En concreto, se prevé que la pobreza extrema aumentará entre 4 y 6 puntos porcentuales en Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, México y Nicaragua, mientras que en países como Bolivia, Chile, Guatemala, Honduras, Panamá y Perú el aumento será de entre 2 y 3,9 puntos porcentuales.

“El pronóstico de la economía de los países del Caribe que dependen en buena parte del turismo arroja cifras muy desalentadoras. El impacto de la pobreza sobre la seguridad alimentaria de los hogares dependerá de las medidas que los gobiernos sean capaces de seguir tomando para afrontar esta crisis”, explicaron en el documento.

Más datos

  • Durante el año 2019, la inseguridad alimentaria moderada o grave afectó a 2000 millones de personas en el mundo, más de un cuarto de la población mundial. Por otro lado, un 9,7 % o, lo que es lo mismo, 746 millones de personas, sufrieron inseguridad alimentaria grave durante el mismo período.
  • En 2019, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave en América Latina fue del 32,4 % en mujeres y del 25,7 % en hombres, es decir, entre los afectados hay casi 20 millones más de mujeres que hombres.
  • En cuanto a la tasa de mortalidad materna, entre 2010 y 2017 se ha reducido en la mayoría de los países. Sin embargo, en cuatro de ellos aumentó la tasa por cada 100.000 nacidos vivos. Son Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Venezuela y, en menor medida, Jamaica.
  • Según las estimaciones de la OMS, en la región hay países donde queda mucho por avanzar, tal es el caso de Haití, donde la tasa actual (de 480) es siete veces la meta establecida, siendo además más del doble del promedio mundial (211). Aunque el resto de los países se encuentran bastante por debajo de la tasa mundial, hay algunos que aún se encuentran alejados de la meta.
  • En Guyana y Bolivia, la tasa al 2017 es más del doble, y en Venezuela, Suriname y Santa Lucía, aun se superan las 100 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. Además, Nicaragua, Guatemala, República Dominicana, Perú, Paraguay, Colombia y Jamaica, presentan tasas superiores a las 70 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.


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