En Caracas cada vez son más cortos los ciclos de abastecimiento de agua

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A la lista de inconvenientes que ha dejado buena parte del municipio Sucre sin agua, los vecinos agregan las fallas eléctricas en las subestaciones, lo cual incide sobre toda Caracas, y, más recientemente, la avería en un tubo matriz que pasa por El Encantado; un ramal que surte parroquias como Mariches.

Caracas. Gladys Rodríguez dice que agarra agua dos veces por semana para no quedarse desprovista. La almacena en ollas, un tanque y tres pipotes, una reserva que estira hasta la próxima vez que recibe el servicio. Con apenas una hora de margen, el ciclo de suministro es ahora un ritual doméstico, una tarea a contrarreloj para cumplir con el aseo de la ropa, la limpieza del hogar y los quehaceres en la cocina.

Gladys vive en el municipio Libertador. Es vecina de la torre 9 de los Bloques de Propatria y resiente la falta de servicio que acorrala el Área Metropolitana. Este fin de semana, la última vez que recibió agua, no le dio tiempo ni de lavar los corotos que atestaban su fregador.

No es “Caracas sin Agua”, la crónica sobre la ciudad escrita por Gabriel García Márquez en 1958. Es la imagen de una crisis nacional que tuerce el suministro de agua, energía eléctrica y la movilidad a través del transporte público. En la residencia de Gladys, el agua solo llega hasta el piso 9 y en los otros seis niveles deben esperar que el resto termine sus tareas para aprovechar su turno. Quienes no lo hacen se abastecen de una toma muy concurrida, en la parte posterior del bloque 9, donde acuden, desde las 5 de la mañana, vecinos de toda Propatria para aliviar su drama.

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Una vecina de Ocumare lava ropa con el agua que agarra del río. Crónica Uno/Cristian Hernández

El escenario, que mantiene a 80 % de la ciudad sin agua, según fuentes de la Alcaldía de Sucre, recrudece en un contexto urbano en el que las enfermedades reemergentes cobran cuerpo en las zonas más deprimidas, donde escasea el suministro a toda hora y el hacinamiento favorece la propagación de escabiosis y Hepatitis, advierte el Observatorio Venezolano de la Salud.

El problema además se robustece con las fallas estructurales y la desinversión que afecta a una red vetusta de acueductos. El mayor ejemplo de ello es lo que ocurre en El Encantado, un complejo habitacional de El Hatillo, cuyos habitantes endosan las fallas a la ausencia de un plan agresivo de mantenimiento.

Leonardo Urdaneta, vecino de El Encantado, un complejo de 16 torres, dice que el verdadero problema estriba en la opacidad del Gobierno. En su comunidad están sin agua desde el martes pasado y han tenido que extremar el racionamiento interno en su condominio para rendir los 720.000 litros que almacenan. Se trata de una medida de urgencia que afecta a 380 familias, lo que es igual a decir 1520 personas.

“Solo mandan el agua dos horas diarias, una en la mañana y otra en la tarde. Los vecinos tienen de 5:30 a. m. a 6:30 a. m. y de 8:00 p. m. a 9:00 p. m. para resolver sus tareas”, agrega.

Urdaneta explica que muchas comunidades aledañas reciben agua de un macrotanque ubicado en el sector La Hacienda, un reservorio que se alimenta de la Subestación La Guairita y que registró una falla importante antes del 1° de mayo, cuando el líquido empezó a filtrarse.

El jueves pasado, Hidrocapital admitió a través de su cuenta en Twitter que una falla eléctrica en la línea 230 Kv Diego de Losada-Camatuy I, ocurrida en horas de la madrugada, paralizó las operaciones del Sistema Tuy III y dejó a Chacao, Sucre, El Hatillo, Baruta y Libertador sin agua. Sin embargo, el incidente pasó desapercibido en las barriadas más encumbradas de El Valle, donde algunas familias tienen cuatro semanas sin abastecerse.

Marisol García, del Barrio San Andrés de El Valle, cuenta que cada miembro de su familia tiene muy clara la medida de consumo para darse una ducha: un  viejo contenedor de pintura, de un galón, que reposa al lado del tanque. Aquí nos echamos el agua con un vaso y nos cepillamos con una taza de café, dice.

A la lista de inconvenientes que ha dejado buena parte del municipio Sucre sin agua, los vecinos agregan las fallas eléctricas en las subestaciones, lo cual incide sobre toda Caracas, y, más recientemente, la avería en un tubo matriz que pasa por El Encantado; un ramal que surte parroquias como Mariches.

En El Hatillo aducen que a partir de la muerte del soldador —el obrero de Hidrocapital que en Semana Santa murió ahogado en una tubería de 72 pulgadas en el Alimentador Norte del Tuy II, en El Cafetal— el suministro ha empeorado. Todo se ha vuelto un desastre. En Baruta teníamos agua tres veces por semana, pero ahora solo nos dejan uno o dos día para abastecernos, advierte Rosalinda Delgado, residente de El Cafetal.

A propósito de las fallas en El Hatillo y que se orquestan en toda la ciudad, el alcalde Elías Sayegh declaró a Crónica.Uno que el panorama luce complicado. Y aunque no tienen competencia directa sobre el servicio, asegura que han acompañado las quejas de los vecinos con el grito “No somos camellos”, una campaña municipal que pretende visibilizar el problema ante el Ejecutivo.

“Lo que vivimos es la herencia de décadas ininterrumpidas de desinversión, falta de mantenimiento y desidia, lo cual ha provocado el colapso de los servicios”, afirma.

El alcalde señala que en algunas zonas los ciclos de abastecimientos son tan cortos que no permiten reponer el servicio. Se trata de déficit que prolonga el desabastecimiento en las cotas más altas de El Hatillo como Oripoto, Alto Hatillo, Solares de El Hatillo, La Lagunita y toda la zona rural.

A esa denuncia, el alcalde adhiere otra dificultad: las mafias de las cisternas que han surgido en los llenaderos a cielo abierto, un problema sobre el cual Elías Sayegh imprime vital importancia. Están cobrando hasta 60 millones de bolívares por una cisterna y ello incide sobre las familias y condominios, señala.

Sayegh indica que solo en esa jurisdicción lidian con 92 botes de agua, una paradoja en una ciudad con 3,3 millones de habitantes, cuyas familias más vulnerables resienten hasta la escasez de agua en sus neveras.

Crisis de agua

Fotos: Archivo Crónica.Uno


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