Importaciones colombianas en Zulia no cubren la escasez de medicinas

Los zulianos por un lado se relajan al encontrar alimentos colombianos en los supermercados, pero las importaciones no llegan a su vital carencia de medicamentos.

Maracaibo. El abastecimiento de alimentos y productos de higiene importados de Colombia mantiene relajados a los zulianos, a diferencia de regiones como Táchira, en donde 130.000 venezolanos cruzaron la frontera para hacer compras de artículos vitales y abastecer sus hogares el pasado fin de semana. A pesar de esto, una carencia importante se asoma en el estado occidental; la búsqueda de medicinas se hace cuesta arriba y no hay sustitución extranjera que cubra la demanda.

Para adquirir desde un desparasitante hasta un fármaco clave para controlar ataques epilépticos, los usuarios hacen recorridos en las farmacias convencionales y finalmente se arriesgan con las reventas de los mercados populares. La costumbre a pagar el precio de los “bachaqueros” les suscita indiferencia en cuanto a una posible apertura de la frontera de Paraguachón.

“¿Para qué voy a cruzar la frontera si igual voy a conseguir las medicinas caras? Eso es muy complicado, viene siendo lo mismo”, afirma Coromoto Rodríguez, ama de casa, que reside en el municipio San Francisco. No consigue Lasartan, un medicamento que utiliza para controlar su tensión, ni Diclofenac Potásico para un constante dolor de columna que experimenta desde hace meses. “Esto es horrible, el otro día estaba en el centro y un señor se cayó. Después nos enteramos de que era epiléptico y no conseguía las medicinas”.

Rodríguez explica que se ve obligada a adquirir en el mercado Las Pulgas la caja de pastillas del fármaco para calmar el dolor en 1.400 bolívares, al mismo tiempo en el que el precio de los establecimientos formales es de 60 bolívares. A pesar de la distorsión, prefiere ahorrarse el dinero del viaje hasta la frontera y recurrir a las mesas de los “bachaqueros”.

Adriana Martínez, ingeniera, la contradice. “Sería buenísimo que abrieran la frontera y nos pongan esa alternativa, sería más económico que contactar a alguien que los traiga”. Aunque va a los supermercados a comprar alimentos colombianos, reconoce que economizaría traspasando los límites de Paraguachón. “El kilo de harina PAN ya aumentó y está en 1.700 bolívares y en Cúcuta por lo menos sale en Bs. 800, igual con la azúcar, que ya está en 3.500 y va a seguir aumentando”.

La búsqueda de Aprovel para la tensión de su padre, quien sufrió un ACV hace nueve años, se convirtió en un asunto cotidiano para la joven. “Me meto a cada rato en los buscadores de las farmacias, a veces salen, pero cuando llegamos al lugar nos dicen que ya no hay. Mi papá tiene pastillas hasta agosto, ya nos toca contactar a alguien que las traiga”. Señala que un proveedor vende tres cajas de 28 pastillas —suficientes para tres meses de tratamiento— por 100 dólares, una cantidad de dinero que se niega a pagar.

La situación se vuelve regular para la mayoría de los casos en el país, pues, de acuerdo con declaraciones de Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven) a Unión Radio, la escasez de medicamentos es de 70 %, una cifra que contrasta a la aportada por la ministra para la Salud, Luisana Melo, quien aseguró que el déficit era de 25 %.


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