Este año, Caroní ha sido escenario de toma de justicia en manos de los vecinos afectados por robos. En total, la cifra es de siete víctimas mortales.

Puerto Ordaz. La conmoción prevalecía a principios de abril cuando en el país rondaba aquella imagen de un hombre que ardía en una calle de Los Ruices, Caracas.

Se trataba de un video de principios de ese mes en el que alguien acusado de robar fue, luego, rociado con un combustible (¿gasolina?, ¿kerosene?) y, sin más, prendido como antorcha.

Pero los linchamientos no eran exclusividad de la capital venezolana. A más de 800 kilómetros, en Ciudad Guayana, el fenómeno también era una realidad y no un cuento lejano.

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Lo supieron el domingo 10 de abril los habitantes del barrio La Laguna, de San Félix, cuando apareció el cadáver de un vecino debajo del puente Angosturita, uno de los tres que conectan Puerto Ordaz con San Félix. El cuerpo fue identificado como Luis Ordaz, de 14 años.

Lo que le ocurrió a Luis lo comentó todo el barrio: entró en la casa de un vecino para robarlo y este, al sorprenderlo, tomó la justicia en sus manos. Lo golpeó, le clavó un machete en la cabeza y lo lanzó del puente. Así terminó la vida del adolescente. Y se afianzó la toma de la justicia en mano propia como parte de la cotidianidad en Ciudad Guayana.

Caldo de cultivo

“Ese es pa’ cuando venga el próximo”, dice un vecino de la urbanización Moreno de Mendoza las veces que le preguntan por un cartel que tiene en el depósito de sus bombonas de gas: “Maldito, estás pillao’. Te vamos a linchar”.

Es ese, de hecho, uno de los sectores donde los vecinos están dispuestos a todo. Están organizados en un grupo de Whatsapp, y cuando alguno lanza la señal de alerta por esa vía saben que hay un robo. Se asumen dispuestos a lo que sea, lo cual incluye, por supuesto, linchar.

La pretensión de los vecinos de Moreno de Mendoza, sin embargo, se ha concretado en otros lugares. Como ocurrió el lunes pasado en un sector rural que colinda con San Félix: Ciudad Bendita, en El Rosario.

El sábado, seis hombres asaltaron y mataron a un vecino de ese barrio. Dos días después, la comunidad atrapó a dos de ellos porque creían que estaban involucrados en el asesinato. Los golpearon con palos y uno fue decapitado. La Policía del Estado Bolívar llegó después de que todo había ocurrido. Un vecino relató que prefirieron que fuese así. La complicidad prevaleció, el guiño con el delito imperó.

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Legitimación tácita

¿Qué hacer cuando no hay respuestas de ninguna autoridad? ¿Cómo hace una comunidad si los cuerpos policiales no tienen ni siquiera el respeto de ella ni del hampa? Los vecinos de La Churuata (un complejo residencial de edificios de clase media en Puerto Ordaz) tienen una respuesta: actuar.

En La Churuata, los vecinos hasta voltearon el carro de los ladrones/Cortesía Vecinos
En La Churuata, los vecinos hasta voltearon el carro de los ladrones/Cortesía Vecinos

Actúan porque saben que en marzo del año pasado, el entonces alcalde José Ramón López (hoy separado de su cargo y apresado por una investigación de corrupción)  prometió reducir el delito con la activación de un plan de patrullaje inteligente.

A fin de año, las cifras lo contradijeron: si en 2014 hubo 536 homicidios en Caroní, en 2015 hubo 11 más. Pero Caroní no es el único ejemplo; todo el estado Bolívar es hervidero de violencia, y las tres gestiones de Francisco Rangel Gómez en la Gobernación (que suman 12 años) son el sinónimo de ese repunte.

Es lo que corroboran las cifras de Adón Soto, investigador de criminalidad del partido La Causa Radical en la región: “Con Rangel van en Bolívar 10.928 homicidios. De ellos, 260 eran taxistas y 193 fueron sicariatos sindicales, sin contar 158 secuestros”. Si a ello se suma la impunidad de 2015 (96 por ciento para los crímenes en Ciudad Guayana), la pérdida de confianza en las instituciones parece hasta una conclusión obvia.

La conclusión fue lo que llevó a esa comunidad, la de La Churuata, a actuar por mano propia y golpear con palos a tres hombres a quienes descubrieron robando un carro. No fue solo eso: voltearon y rompieron el vehículo en el que estaban. Los tres sobrevivieron.

La crispación social ya es realidad en Ciudad Guayana. Siete muertos por linchamiento este año en Caroní lo corroboran. Sin contar los intentos de tomar justicia por la propia mano.

Foto: Cortesía Oriana Faoro


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