La actividad comercial e industrial se hunde en San Antonio del Táchira

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Con el cierre de la frontera, las ventas en los establecimientos cayeron. Los comerciantes no saben si pueden llegar a diciembre y otros están pensando en vender sus negocios

San Antonio del Táchira. Salvador Pérez administra un negocio de venta de ropa a tres cuadras de la aduana de San Antonio del Táchira y a las puertas del establecimiento espera por los clientes, que son menos desde hace mes y medio. Al ver que no hay tanta gente, pregunta “¿cómo hacemos ante esta situación?”

“Las ventas mermaron y estamos en el limbo”, expresó el comerciante, quien contó que antes del cierre de la frontera y el decreto de estado de excepción en el Táchira, “vendíamos muchos jeans y franelas, especialmente a los colombianos”.

La Avenida Venezuela era una de las más concurridas, hoy son pocos los que transitan por ella. Pérez indicó que “tenemos una sola empleada que es venezolana a la que tenemos que pagarle su salario, pero lo que vendemos no es suficiente”.

En San Antonio del Táchira solamente los supermercados tienen compradores cuando llegan los productos básicos, en el resto de los comercios, que en gran medida son de venta de ropa, calzados y bolsos, escasean los clientes. Muchos de los que visitaban los establecimientos eran colombianos, debido a que por la pérdida de valor del bolívar frente al peso la adquisición de ropa les resultaba más económica. Los otros compradores eran de San Cristóbal y otros municipios.

Los comerciantes consultados apuntaron que en realidad el comercio lo movían los colombianos, porque San Antonio no tiene vida propia.

Las ventas en los comercios han bajado, porque muchos clientes eran colombianos
Las ventas en los comercios han bajado, porque muchos clientes eran colombianos

Juliett, que quiso mantener su apellido en reserva, administra un negocio de venta de ropa al mayor y al detal que está ubicado en el centro de San Antonio. Cabizbaja, dijo que “apenas estamos vendiendo 15% de lo que hacíamos en agosto. La mayoría de nuestros clientes eran colombianos”.

Desde fines de agosto a la fecha ha visto que muchos locales cercanos a la tienda han cerrado, porque las cuentas no les dieron. “Los que estamos abiertos hemos optado por cambiar el horario. Si antes abríamos desde las 8:00 am hasta las 6:00 pm, ahora lo hacemos desde las 9:00 am hasta las 5:00 pm”.

Karen Ramírez es contadora y se encarga de llevar la contabilidad de varios establecimientos. Comentó que “muchos comercios están vendiendo 20% de lo que hacían antes del cierre de la frontera. Y ya muchos dueños de los locales me han anunciado que no saben si llegan a diciembre de seguir esto así”.

Los comerciantes señalan que tenían trabajadores colombianos que se han ido
Los comerciantes señalan que tenían trabajadores colombianos que se han ido y ahora tienen que atender solos los negocios

Diciembre es el límite para los comerciantes. Camilo Claro, encargado de una venta de zapatos y morrales en el centro de San Antonio, aseguró que en ese local “las ventas han bajado 50%. No hay colombianos y la gente de San Cristóbal no quiere venir. Si esto sigue así para fin de año nos vamos a pique”.

Una percepción similar tiene Roberto Pedroza, propietario de otro local de venta de zapatos. “Esto empeora. No sé por cuánto tiempo esto se puede aguantar. No sé qué va a pasar de aquí a diciembre”, aseveró.

Aunado a las pocas ventas, los comercios y las fábricas también tienen dificultades con los trabajadores. Muchos de los que laboraban en San Antonio eran colombianos y por las acciones oficiales han dejado sus puestos trabajos. Si bien las autoridades señalan que el paso de los empleados está permitido, ello está sujeto a lo que decidan los militares.

Juliett dijo que “los empleados que tenemos son venezolanos, los tres colombianos que teníamos decidieron irse por lo todo lo que ha pasado”.

Marta Pérez, gerente de un supermercado, contó que “dos de nuestros empleados son colombianos y para que les den el paso tienen que presentar el carnet industrial, pero todo depende de lo que decidan las autoridades”.

Futuro poco alentador

Tras el decreto de estado de excepción, el Vicepresidente, Jorge Arreaza, anunció que se realizaría un censo integral para conocer la realidad de las empresas y las condiciones de los trabajadores para “el desarrollo socio-productivo de la frontera”. En ese contexto, el ministro de Planificación, Ricardo Menéndez, agregó que se crearía un registro para las empresas. Sin embargo, ni comerciantes ni industriales creen en esas promesas.

Desde hace tiempo la actividad industrial en los municipios fronterizos ha estado disminuida por la falta de materia prima y las limitaciones en el acceso a las divisas. Algunos fabricantes se bandeaban comprando los productos en Cúcuta, pero ahora resulta más complicado.

Ramiro (nombre ficticio para proteger su identidad) es propietario de una fábrica de muebles en Ureña y con angustia ve que su negocio va palo abajo.

“Desde hace tres años hay escasez de materia prima para fabricar muebles y los materiales que se consiguen tienen precios muy elevados. Ante la ausencia de productos y los altos costos, yo iba a Cúcuta a comprar algunos insumos. Con el cierre de la frontera tengo que usar lo que me queda en inventario para poder terminar los dormitorios que estoy elaborando”, indicó.

En mes y medio tomó una decisión severa. Una vez que culmine los dormitorios venderá su negocio y se marchará del país. “Termino los muebles y vendo el negocio. Yo vendía 24 dormitorios al mes, en este mes solo he colocado uno y tengo seis empleados”.

Ramiro dijo que “no tengo esperanzas de nada, porque no hay garantías básicas. Estoy muy frustrado. Todos los días somos más pobres”.

El ex presidente de Fedecámaras Táchira, José Rozo, añadió que “la actividad comercial e industrial en la zona ya estaba afectada, pero actualmente está reducida. Algunas industrias van a terminar el año con lo que tengan de materia prima, otros mandarán al personal de vacaciones”.

Ya las medidas en la frontera llevaron a Luz Masquetti a cerrar su negocio de comida, que estaba en la vía a San Antonio del Táchira.

“En mi local vendía de 30 a 40 almuerzos diarios por la gente que iba a San Antonio. Desde el cierre de la frontera apenas vendíamos 4”, relató.

Masquetti dijo que “decidí cerrar el local y dedicarme a la venta de empanadas en San Cristóbal. Pero esa venta también es un problema. Tengo que comprar por terminal de cédula de identidad y cuando me toca no siempre hay harina de maíz y aceite que es lo que más necesito. Veré cuánto aguanto”.

En la zona muchos comercios han cerrado
En la zona muchos comercios han cerrado
Las calles donde están la mayoría de los comercios, ahora son poco transitadas
Las calles donde están la mayoría de los comercios, ahora son poco transitadas

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Fotos Cristian Hernández


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