La UCV no halla a qué santo rezarle para acabar con la inseguridad

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Dirigentes estudiantiles y personal de seguridad han trabajado de la mano con la PNB y Cicpc sin obtener resultados. De acuerdo con los vigilantes, ocurren cuatro robos diarios en el campus, donde se han reportado tres asesinatos en lo que va de año.

Caracas. Acuerdos con la Policía Nacional Bolivariana (PNB), trabajar de la mano con el Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz o contratar una empresa de seguridad. En la Universidad Central de Venezuela (UCV), no saben a qué santo rezarle para que baje la inseguridad en el campus.

Tiros, asesinatos, robos y drogas son el pan de cada día de quienes hacen vida en sus instalaciones, en donde ya se han reportado al menos tres asesinatos en lo que va de año.

De acuerdo con Ricardo Millán, secretario general del Centro de Estudiantes de la Escuela de Historia, aunque la delincuencia ha hecho de las suyas en la institución desde hace mucho, a partir del 2014 la situación se tornó fuera de control y se comenzaron a plantear posibles soluciones a la problemática.

En el 2015, la Federación de Centros Universitarios (FCU) y el Ministerio de Relaciones Interiores llegaron a un acuerdo para colocar patrullas de la PNB en la entrada del campus —para no violar la autonomía— y que los funcionarios revisaran a las personas, explicó.

Sin embargo, el proyecto no dio frutos y generó otros problemas: muchos de los funcionarios no cumplían con sus labores, como llegar a los horarios acordados.

José Daniel Hernández Sequera fue hallado muerto en la UCV el pasado 1° de agosto

Uno de los responsables de la seguridad en la Facultad de Arquitectura —que mantuvo su nombre en anonimato— indicó que, en la actualidad, ocurren entre cuatro o cinco robos diarios solo en las instalaciones que vigila.

El hombre, que tiene 18 años en su cargo, indicó que es poco lo que puede hacer el personal ante estos hechos. Sobre todo en caso de asesinatos, como el ocurrido el pasado martes 1° de agosto.

Ese día fue hallado muerto en el sector Tierra de Nadie, José Daniel Hernández Sequera, de 25 años. El periodista del semanario El Nuevo País, presentó una herida por arma blanca en el cuello y otra en la boca. Las autoridades presumen un intento de robo.

Cuando ocurren esos hechos intentamos hacer más recorridos por el campus, pero estamos de manos cruzadas. Si un malandro armado viene, no puedo hacer nada. Lo único que nosotros tenemos encima son las radios para comunicarnos, respondió el vigilante.

Millán, por su parte, agregó que luego de la situación con la PNB, dirigentes estudiantiles se propusieron realizar un trabajo interno con el personal de seguridad de la universidad entre 2015 y 2016.

El factor de la autonomía nos afecta un poco, aunque siempre la vamos a defender. Por eso se logró una comisión de trabajo con la dirección de seguridad central y los de facultad, sostuvo.

Recinto “inviolable”

El artículo 7 de la Ley de universidades estipula que:  “el recinto de las Universidades es inviolable. Su vigilancia y el mantenimiento del orden son de la competencia y responsabilidad de las autoridades universitarias; solo podrá ser allanado para impedir la consumación de un delito o para cumplir las decisiones de los Tribunales de Justicia.

No obstante, los conflictos entre ambos relucieron, dado que el personal encargado de las facultades es contratado como personal obrero, y en ocasiones, se pliega a los paros convocados por los sindicatos que hacen vida adentro.

Cuando eso sucede, la universidad queda sola, sin seguridad. De hecho, en el 2015 entre noviembre y diciembre ocurrieron siete robos a mano armada, contó el estudiante.

Aunque es recurrente ver al personal de seguridad realizar rondas alrededor de campus a bordo de motos, esto no le hace ni cosquillas al hampa.

El sector conocido como “Tierra de Nadie” es frecuentado por vendedores de estupefacientes, según estudiantes del campus

Hace siete meses, Alfredo Cáceres, de 23 años, fue testigo de un intento de robo a una camioneta, cerca de la Biblioteca Central. El joven indicó que el hecho no “pasó a mayores” porque la víctima, como los asaltantes, también estaba armada.

“Era un señor que estaba enseñando a su hijo a manejar, por lo que cambiaba de posición a cada rato. Eran tres chamos, que supongo pillaron la situación, e interceptaron al señor, pero como él también estaba armado, los chamos corrieron”, contó el joven, quien estudió Psicología.

Cerca del Instituto Anatomopatológico de la UCV, el pasado 11 de julio fue asesinada una profesora identificada como Paula Elba Solís de Pinto, de 81 años. Su cuerpo fue encontrado maniatado y con un pedazo de tela alrededor del cuello.

Según el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), la mujer se resistió al robo de su carro cuando dos sujetos la interceptaron.

También por resistirse al robo de su vehículo fue asesinado el 6 de mayo, Víctor Coello, de 47 años, cerca de la Escuela de Comunicación Social. El hombre recibió un disparo en el costado izquierdo.

Incluso con el Cicpc, en el 2016, llegaron a un acuerdo, junto con dirigentes estudiantiles, para que el cuerpo policial realizara “allanamientos preventivos” dentro del campus en horas de la noche, contó Millán.

Eso ocurrió entre marzo y mayo de 2016. Nosotros siempre defenderemos nuestra autonomía, pero no podemos ignorar la problemática que tenemos dentro. Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Interiores dio la orden de quitarlos, sin dar explicaciones.

Durante el 2017, es muy poco lo que se ha logrado en el ámbito de seguridad dentro de la institución, ya que a inicios del mismo se realizaron las elecciones de nuevos dirigentes estudiantiles, y en abril estalló una ola de protestas en las que la UCV ha tenido participación.

Drogas van y vienen

Los estudiantes reconocen quiénes realizan la venta de drogas pero prefieren quedarse callados por seguridad. En Tierra de Nadie es muy común percibir si alguien está consumiendo sustancias ilícitas. Al respecto, los estudiantes comentaron que es poco lo que se puede hacer dada la falta del personal de seguridad para tomar cartas en el asunto.

Hay muchos que ya llevan varios años vendiendo, que ya uno los conoce. Se la pasan en Tierra de Nadie o por las cachas [cercanas al mismo sector]. Pero escuchas a los vigilantes decirles a ellos que no sean tan evidentes al vender, dijo Osmar Andrade, estudiante de Psicología.

Para Millán, el factor autonomía influye mucho, pues tanto delincuentes como traficantes se aprovechan de esta situación para cometer delitos.

Si los atrapas o les dices para revisarlos, lo primero que responden es que los de seguridad no tienen ese poder porque no pertenecen a la PNB u otro cuerpo de seguridad.

Otra de las medidas que piden los dirigentes para reducir los delitos y venta de drogas es regular el acceso a las facultades y escuelas, así como la presentación del carnet o cédula de identidad, en caso de ser visitantes.

Esto a lo mejor no acabará con los delitos, pero puede ayudar a disminuirlos. O en caso de que algo ocurra, al menos se tiene la identificación de la persona, precisó Millán.

Por su parte, la labor del personal de seguridad queda en dar recomendaciones tanto al estudiantado como a los visitantes, como evitar caminar solos por la universidad y no mostrar objetos de valor.

Fotos: Francisco Bruzco/Angeliana Escalona


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