Decenas de ciudadanos y dirigentes resultaron heridos o agredidos por los cuerpos de seguridad que impidieron que las personas llegaran hasta la AN.
Caracas. Ni los camiones “accidentados” que atravesó el Gobierno en la vía pudieron impedir que Zoraida Vega llegara a las 10:00 de la mañana a la avenida Libertador. Vega, quien vive en Los Valles del Tuy, explicó que tomó varios “caminos verdes” para lograr llegar a Caracas y estar entre las primeras personas que pisaron el punto de concentración, también explicó su motivación: “Estoy cansada de la escasez de alimentos, de medicinas, no hay pañales, no hay leche, no tenemos nada que darle a los niños y a los ancianos. Yo vivo en un barrio y ahora la policía lo que hace es reprimir al pueblo”.
A esa hora apenas eran decenas los manifestantes que habían podido llegar a la zona. Trancas en los accesos a la ciudad, el cierre de las estaciones del Metro y las vías hacia Plaza Venezuela impedían a la gente llegar al punto de concentración. Como el sábado, todos los funcionarios policiales y militares de la ciudad parecían estar en Plaza Venezuela y no tardaron en ejecutar la orden de intentar desalojar a los pocos manifestantes presentes. Sin embargo, estos aguantaron los empujones y se atrincheraron frente al Centro Comercial Los Cedros.
En cuestión de minutos, otra vez por los “caminos verdes”, cientos de personas lograron llegar hasta la avenida para protagonizar una “batalla” de más de 5 horas. Plaza Venezuela se vio envuelta en el humo de las bombas lacrimógenas, mientras que, hasta el cierre de esta edición, el saldo era de 9 personas lesionadas —al menos una por herida de bala—, más de 10 diputados y dirigentes agredidos, decenas de asfixiados por los gases y 4 personas detenidas.
Jorge Briceño indicó que él logró eludir las trancas que había desde La Guaira y los piquetes en Plaza Venezuela. “Esto ya no se aguanta”, dijo con indignación. Mientras que Zuleima Salazar contó que marchaba porque su hijo sufre de convulsiones y no consigue el medicamento que necesita. “No consigo comida y no consigo nada y además el Gobierno da un Golpe de Estado con el que irrespeta a todos los que votamos por la Asamblea Nacional”, explicó.
Llegan los “colectivos”
Cuando la policía se dio cuenta de que el número de manifestantes creció, decidió reforzar los piquetes en la avenida Libertador. Se inició un pulso largo y desgastante, solo interrumpido por el gas pimienta y las detonaciones de bombas lacrimógenas. En el enfrentamiento salió herido el diputado Richard Blanco, quien incluso estuvo en terapia intensiva como resultado de las afecciones respiratorias. También se reportaron agresiones contra el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Julio Borges y los diputados Carlos Paparoni, Milagros Valero, Juan Guaidó y Henry Ramos Allup, entre otros.
Un grupo de manifestante decidió bajar al nivel inferior de la Libertador e intentar llegar por ahí al centro. Rápidamente, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) taparon la salida de la avenida. Se escucharon nuevas detonaciones cuando los manifestantes llegaron hasta el lugar. Luego aparecieron dos ballenas, y el agua bañó toda la vía. En un momento el chorro fue dirigido incluso contra las plantas y los edificios.
La gente y algunos jóvenes encapuchados resistían. Lanzaban objetos contra los PNB y cuando el piquete se acercaba corrían a las avenidas laterales. En las aceras quedaban quienes eran afectados por los gases, algunos auxiliados por los vecinos. “Lo que sea por ustedes”, dijo una señora a unos jóvenes, luego de que los ayudara a entrar a unas de las edificaciones. También se hizo viral un video en el que un hombre le quitó un arma, con la que se disparan las bombas lacrimógenas, a un funcionario policial y la lanzó a la parte baja de la avenida Libertador.
De manera extraoficial, se reportó que unos siete funcionarios de seguridad resultaron heridos, algunos en los alrededores de la Misión Vivienda en donde las personas lanzaron botellas y objetos contundentes que impactaron a policías y manifestantes.
El enfrentamiento se prolongó por unas tres horas hasta que se hizo claro que por ahí no se podría llegar a la AN. Un grupo de encapuchados logró abrir un boquete y bajar hacia la estación del Metro de Plaza Venezuela. Quienes le siguieron, lograron acceder a la autopista a la altura de El Recreo. Ahí empezó el segundo capítulo de la protesta.
Casi en el mismo lugar que el sábado, los manifestantes caminaron por la autopista en dirección hacia al centro cuando un grupo de motorizados llegó y accionó armas de fuego. Las personas corrieron para refugiarse y reagruparse, pero se mantuvieron protestando. La GNB instaló en la autopista la pared metálica que usa para contener las marchas, a la altura del Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela. A esta acción le siguió una lluvia de bombas lacrimógenas. Desde los edificios de Plaza Venezuela o Bello Monte parecía que algo se incendiaba en medio de la vía. Finalmente, casi a las 4:00 p. m., la acción combinada de guardias, policías y colectivos logró dispersar a los manifestantes.
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Sesión postergada
El Foro Penal Venezolano reportó la detención de al menos cuatro personas en la manifestación: Ricardo Muratti (22 años), Andrés Casas (21 años), Franco Becallosi y Conrado Sifuentes. A las 3:30 p. m. fueron liberados Muratti y Casas.
La acción del oficialismo también hizo imposible que la AN sesionara este martes, como estaba previsto, para señalar que hay un Golpe de Estado en el país y solicitar al Consejo Moral Republicano la remoción de los siete magistrados de la Sala Constitucional que firmaron el dictamen mediante el cual el TSJ asumía las funciones del Poder Legislativo.
A pesar de que los diputados hicieron esfuerzos por hacer la sesión, optaron por desistir de la idea, pues los alrededores del Parlamento fueron tomados por seguidores del Presidente. “No impedirán que la Asamblea declare el Golpe de Estado e inicie procedimientos contra magistrados. Se reconvoca sesión para mañana [miércoles]”, escribió el secretario de la AN, José Ignacio Guédez, en las redes sociales.
Fotos: Francisco Bruzco
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