El ambientalista Hernán Papaterra señaló que los constantes incendios representan un deterioro en el paisaje urbano, riesgo de inundaciones y afectaciones de salud.

Caracas. Durante este fin de semana un incendio forestal en el sector Loma del Cuño, entre La Florida y Maripérez, consumió 8 hectáreas del Parque Nacional Waraira Repano. En el operativo para la extinción del fuego participaron Protección Civil, la Guardia Nacional Bolivariana y los Bomberos Forestales. También estuvo presente el ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ramón Velásquez.

Este tipo de eventos se han hecho recurrentes en los últimos meses. Mientras no se cuente con el sistema de apagafuegos y cortafuegos que tuvo el parque en épocas pasadas, cualquier incendio, por pequeño que sea, se desplazará más rápido. Sobre todo en este tiempo de calor y brisa, asegura el ambientalista Hernán Papaterra.

Señala que los drenajes de agua y pozos para la acción de los bomberos tampoco están activos. Desaparecieron las mangueras. Los tanques de provisión de agua siguen sin mantenimiento. Y la falta de equipamiento para el personal de Inparques y Protección Civil no les permite atender de manera eficiente, sin ninguna contingencia, los incendios forestales.

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Para Papaterra, estos incendios representan un deterioro en términos de paisaje urbano, además del riesgo a inundaciones y afectaciones a la salud.

El hecho de que desaparezca la parte boscosa, el suelo queda erosionado y fácilmente permite el arrastre de las aguas. Queda reseco y acontece la lluvia en forma de torrente porque se desplaza de forma rápida. Así, los elementos de retención, rocas y piedras, serán desplazados. Es un riesgo latente que tiene la ciudad de Caracas.

Las cenizas, el humo y los gases que se desprenden como consecuencia de la quema son elementos de contaminación. Pero además, advierte Papaterra, en términos de salud la población que se favorece con los vientos del parque, queda expuesta a enfermedades respiratorias, cardiovasculares.

Foto: cortesía


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