Mineros denuncian una nueva masacre en sur de Bolívar

El Callao

Desde el martes, un grupo protesta en Guasipati (municipio Roscio) para visibilizar los asesinatos de 20 personas. Apuntan, además, que hay una organización responsable: el Ejército de Liberación Nacional.

Ciudad GuyanaNo es la primera vez que el nombre Ejército de Liberación Nacional (ELN) suena en el sur de Bolívar. En 2017, un grupo de mineros denunció que el frente guerrillero colombiano tomó el control de la mina Hoja de Lata (municipio Sifontes).

Hoy, esa guerrilla suena de nuevo en Guasipati (municipio Roscio) a raíz de que el lunes en la noche un grupo de mineros denunció la matanza de 20 personas.

Apostados en la plaza Bolívar del pueblo, explicaron que los focos están en las minas Cicapra, El Cuadro y El Muertico. En un primer momento, el diputado a la Asamblea Nacional, Américo de Grazia, resaltó que los involucrados eran funcionarios de la Fuerza Armada Nacional.

Tales “secuestros”, como lo escribió De Grazia el martes en su cuenta de Twitter, consisten en “no dejar entrar ni salir a nadie. ¿Otra masacre más?”.

El elemento célula

De acuerdo con el periodista regional, Germán Dam, el radio de acción del ELN en este caso va más allá de las minas señaladas por De Grazia: también están Campanero, El Caolín y Florinda.

Son los mismos manifestantes de la Plaza Bolívar quienes dijeron que los hombres que tomaron las minas estaban identificados en sus uniformes con la sigla ELN.

Ninguna autoridad regional se ha pronunciado al respecto. Lo cierto es que las zonas mineras son, nuevamente, blancos de tropelías, ahora desde un flanco diferente.

Ya se ha visto con anterioridad: la masacre de Tumeremo, de 2016, fue perpetrada por pandillas lideradas por Jamilton Andrés Ulloa Suárez, conocido como el Topo.

Por otra parte, también ha crecido el número de masacres camufladas de enfrentamiento. La más reciente ocurrió en febrero, en varias zonas de El Callao, y fue perpetrada por la fuerza habitual de estos casos, el Ejército.

En este caso, lo apartado de la zona minera y el hermetismo oficial han complicado la corroboración de los hechos.

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