Virginia Díaz, docente de profesión, hace 5 años comenzó a trabajar con chamos con necesidades especiales. Primero fueron 4, luego 15 y ahora son 200. A todos los enseña a leer en su casa de lunes a sábado

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Cuando se tiene un niño se tienen todos. Pues sí, ese parece ser el principio de Virginia Díaz, quien durante largo tiempo fue docente de profesión, y ahora dedica todo su tiempo en ayudar a leer y escribir a niños y no tan niños con síndrome de Down y con  retardo mental.

Ella vive en la parroquia Antímano, Caracas, y desde su casa ubicada detrás del Seguro Social, desarrolla esta loable labor.

“En el día la sala y el comedor se convierten en salones y ya en la tarde empieza a tomar la forma de un hogar.  Pero no me quejo esta ha sido una de las más grandes satisfacciones que Dios me ha dado”, dijo.

La satisfacción es que ella llegó al corazón de muchas personas el día que pensó en hacer un plan vacacional para los muchachos del barrio con síndrome de Down.

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Recientemente organizó la fiesta de Navidad y ya está preparándoles algo para el Día de Reyes

Eso fue hace cinco años. “Toda la vida, desde hace 30 años, he organizado planes vacacionales y en agosto de ese año cuando voy saliendo con los niños vi a mi alrededor que dejaba a varios de estos muchachos especiales y me propuse hacer un plan para ellos”.

Virginia, quien en 2011 sufrió un accidente que la incapacitó laboralmente, contó que en septiembre cuando fue a buscarlos para invitarlos no los consiguió. Pero no decayó en su intento. Para el primer sábado de octubre de 2010 ya tenía dos chamos (uno de ellos su hijo que actualmente tiene 22 años y también tiene la condición de Down), y como ya se había acabado la temporada de vacaciones, decidió hacer lo que  ella más sabe: darles clases.

“Al siguiente sábado tenía cuatro niños y al finalizar ese año 15. Transcurrido todo este tiempo atiendo a cerca de 200 muchachos, incluso hay uno que tiene 47 años”, indicó.

Contó que en sus inicios era un trabajo muy anónimo, pero se le ocurrió llevar a los chicos a un infocentro en la misma parroquia, que era manejado por su prima. “Bueno ese día hubo todo un despelote, pues la gente del consejo comunal decía que los escuálidos no podíamos estar dentro del infocentro, aun cuando eso es para la comunidad. Pero igual entramos y los chicos pudieron hacer sus cartas para el niño Jesús, fue una experiencia muy bonita y lo mejor de todo, es que ese incidente hizo que la gente de la parroquia se enterara de mi trabajo. Más bien me hicieron propaganda, y de los niños con Down que inicialmente eran los que recibía, empezaron a llegarme otros con retardo mental”.

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Pese al accidente que la incapacitó no se detiene y sigue organizando planes vacacionales

Así fue como nace la Fundación Especialmente Amigos, que en octubre pasado cumplió cinco años. “En principio no quería hacer una a fundación, pues he visto como se apartan de sus principios y luego se van por los intereses lucrativos. Eso no quería que me sucediera. Pero no, todo lo contrario la gente confía en lo que hacemos y ahora tenemos jóvenes que vienen de Caricuao, San Martín y hasta de la carretera vieja Caracas-Los Teques”.

Del plan al salón

Ciertamente todo comenzó con la idea de hacer planes vacacionales para estos chamos. Los reunía, les pedía alguna colaboración para pagar el transporte y recibía algunas donaciones para las meriendas.

Pero a la larga Virginia no quiso quedarse con ese gran paso y pasó a los salones.

Los agrupó en turnos. 20 con Down ven clases de 9:00 am a 11:00 am, 30 con retardo de 1:00 pm a 3:00 pm y de 3:00 a 5:00 pm y hay otro grupo de 10 que asiste los sábados.

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La sala y el comedor de su casa son los salones para toda esta muchachada

Por su puesto no es fácil y más sin tener un respaldo económico. “Sin embargo siempre no las hemos ingeniado. Hasta hace poco, y pese a las dificultades, nos hemos sostenido con colaboraciones de las mismas mamás y haciendo rifas de productos alimenticios. Vendemos los tickets a 100 bolívares y a la gente le gusta, pues son hasta 30 productos de la cesta básica, que a nadie le caen mal. Además hay mucha gente que colabora y que me ayuda, por ejemplo, me traen cuadernos, a veces usados y yo los arreglo; traen ropa y yo se las reparto y así. Todo eso lo agradezco”.

Los bachilleres de la Universidad Católica Andrés Bello que hacer labor social la ayudan con las clases. Van hasta cuatro veces por semana. “Es una labor que llena mucho. Por ejemplo, aquí tengo a Dilia, una joven que nunca fue escolarizada y que tiene retardo y ya está multiplicando. Pronto va a dividir”.

Afortunadamente en esta tarea Virgina Díaz no está sola, ella cuenta con su familia (tiene además dos hijas) y con otros directivos de la fundación que meten la mano en todo lo que se pueda.

“Bueno imagínate que ahora hasta estamos recibiendo mascotas. No me gustaban pero me llegó un perrito si una pata (se la cortaron en un rito santero) y si le vieras la carita”, dijo esta docente de educación preescolar, de música y pastoral quien solo espera que el año 2016 la colme de salud para seguir siendo el hada madrina de los niños con necesidades especiales.

Por Facebook  puede buscar más sobre esta iniciativa de gente buena llamada Especialmente Amigos.


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