Cerrados o con pocas personas en las puertas. Esa es la tendencia en la mayoría de los puntos electorales en estas parroquias. En donde se observó más personas fue en la escuela pública Guillermo Palacios; ahí funcionaron solo dos mesas y eso retrasó el evento oficialista.

Caracas. Ni dianas, ni cohetones. Solo un camión pasando con unos jóvenes cantando “la Constituyente va” era la poca bulla que se escuchaba por las calles de las parroquias Coche y El Valle, donde a las 4:00 p. m. ya estaban cerrados algunos centros electorales.

Otros puntos donde se desarrolló el evento convocado por el Gobierno para elegir a los 537 miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), tenían solo a los efectivos del Plan República en las puertas, justo en las horas que llaman los oficialistas “operación remate”.

Los que tenían colas fueron colegios donde ejercieron su derecho los rezagados enviados desde el punto de contingencia habilitado en El Poliedro de Caracas. Tal como se observó en el colegio Guillermo Palacios, en la calle 9 de Los Jardines de El Valle, donde había cerca de 40 personas esperando para sufragar, en las mesas instaladas.

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Pero los liceos Fray Pedro de Ágreda y el Pedro Emilio Coll —este último con una población votante de 9186 electores—, que son unos de los más grandes y donde incluso se nuclearon otros centros comiciales, un poco antes de las 5:00 p. m. ya estaban vacíos. Hasta las barandas que se usaron para demarcar las filas ya las habían retirado y no había cordón de seguridad en los alrededores.

Igual lucía El Poliedro. Ahí el bululú que se desató en horas de la mañana debido a la improvisación del proceso desapareció en la medida que avanzó la tarde. Había más funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que participantes.

Los puntos rojos estaban activos, pues era el control obligado por donde debían pasar las personas afectas al Gobierno.

Yo voté en apoyo al presidente Nicolás Maduro, dejó colar una señora que llevó su carnet de la Patria al punto rojo para dejar constancia de su participación. Ella llevaba su franela blanca de la Constituyente, otra de las irregularidades que pasó por debajo de la mesa y delante de los ojos de los representantes del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Ciertamente a todos, luego de consignar el voto, les pedían el carnet de la Patria y los anotaban en un libro. “Es la forma para nosotros los militantes del partido [el PSUV] de llevar el registro”, dijo una integrante del equipo de Coordinación.

Las cacerolas en la zona sonaron esporádicamente mientras permanecían las colas.

Cercana a la hora del cierre, lo que abundó en las afueras de los centros fueron personas sentadas en los bordes de las aceras. Eran quienes durante el día se encargaron de buscar el 1×10. Rostros cansados y sudados de mujeres que daban cuenta de la agotadora jornada de cumplir con el mandato de la revolución.

Foto: Mabel Sarmiento Garmendia


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