Aunque ambos bandos se vieron las caras en varias ocasiones, no hubo violencia. La Guardia Nacional Bolivariana intentó dispersar la marcha opositora a la altura de Plaza Venezuela con bombas lacrimógenas.

Caracas. La marcha opositora que salió desde la plaza Estrella, de San Bernardino, se topó en varias ocasiones con marchantes oficialistas. Insultos iban y venían de ambos bandos. Llegaron a la avenida Libertador y bajaron hasta el parque Los Caobos. De nuevo se vieron las caras con los chavistas, pero esta vez desde más lejos.

Luego de varios momentos de hostilidad —en donde manifestantes de ambos grupos se decían de todo—, los que se movilizaban en contra del Gobierno tomaron la autopista Francisco Fajardo a la altura del Jardín Botánico, allí comenzaron a agruparse y desde el este de esa arteria vial se armó un piquete de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) para enfrentarlos.

A medida que se llenaba la autopista en ambos canales, los funcionarios se mantenían alejados y los manifestantes tampoco se les acercaban. Gaby Arellano, dirigente del partido Voluntad Popular, intentaba organizar a la multitud pero la cantidad de gente se le fue de las manos, al punto de que abandonó la concentración.

Carlos Julio Rojas, dirigente vecinal de La Candelaria, con megáfono en mano, tomó la palabra y muchos lo escuchaban cuando de repente los militares soltaron al aire varias bombas lacrimógenas que cayeron a los pies de los opositores. Todos corrieron en la dirección opuesta de las detonaciones. Para dispersar aún más la concentración, de nuevo soltaron más lacrimógenas al aire.

Mientras esto ocurría, un helicóptero verde militar se mantenía suspendido sobre la zona donde los manifestantes corrían para alejarse de los gases. Su presencia, sin embargo, duró menos de un minuto. A una señora con gorra tricolor y la bandera de Venezuela en su espalda, una de las bombas que volaban por el lugar le chocó en el hombro. De inmediato cayó al suelo de rodillas. Varios manifestantes se acercaron a socorrerla mientras una mujer decía “cuidado que pudo haber sido que la lanzaron del helicóptero”.

Al tiempo que esto ocurría, los chavistas marchaban como si los hechos a pocos metros de ellos fueran algo normal. El color rojo predominaba por la calle que colinda con el parque Los Caobos, que comunica hacia la avenida Bolívar. En la autopista, los opositores con franelas blancas corrían para evitar respirar los gases. El río Guaire separaba a los bandos.

En la autopista se concentró la oposición, por una calle muy cercana marchó el chavismo hacia la avenida Bolívar.

Los chavistas a los lejos se reían al ver mujeres, hombres y jóvenes con los ojos rojos y tosiendo por aspirar gas lacrimógeno. Los insultos eran cada vez más agresivos de lado y lado.

Pasaron unos minutos y los GNB se alejaron del lugar. Los opositores estaban confundidos. No sabían hacia cuál dirección continuar. Al oeste estaban muy cerca Parque Central y la avenida Bolívar, donde se desarrollaba la concentración más grande del chavismo. Al este, a la altura del Supermercado Bicentenario, había una cantidad excesiva de funcionarios castrenses y tanquetas de todo tipo. Estaban atrapados, pero aun así, fueron una de las pocas marchas en contra del Gobierno que llegó al destino que habían trazado desde la plaza Estrella.

Mientras esperaban el músculo de marchistas que nunca pasaron de la altura de Bello Monte, y a los que tampoco pudieron entrar a la autopista desde El Paraíso; los de Plaza Venezuela estaban como en el limbo. Los dos líderes —Gaby Arellano y Carlos Julio Rojas— que salieron desde San Bernardino, a las 12:00 m. ya no estaban en el lugar.

La marcha opositora llegó a la autopista aunque con represión.

Media hora después, en el horizonte hacia el oeste de la autopista, se comenzó a ver un grupo de motos que se acercaba. Algunos con banderas de Venezuela, otros con banderas rojas. Mientras más cerca estaban, se definía mejor el color de su vestimenta: el rojo.

Los opositores que estaban en ese lugar desde muy temprano se coordinaron para hacer una cadena humana que les impidiera el paso.

Cara a cara. Frente a frente. Opositores y chavistas. Blancos y rojos. Se decían de todo, los insultos superaban a los que se escucharon en la avenida Libertador. Los motorizados empezaron a manejar en círculos. El helicóptero volvió a aparecer en escena pero esta vez siguió de largo.

Algunos motorizados tenían el rostro tapado, y también muchos opositores escondían su rostro. Las mujeres chavistas intentaban provocar lanzando besos y saludando. Sonreían e invitaban a los opositores a su marcha. El momento fue muy tenso.

Algunos manifestantes de ambos bandos querían la confrontación. Hacían comentarios para generar violencia, pero de los dos lados había personas que la evitaban.

Transcurrió más de una hora para que al lugar llegara algún cuerpo de seguridad. Fue la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Varios funcionarios en moto sirvieron como intermediarios. Los líderes de la concentración opositora exigieron a los policías que retiraran a los motorizados rojos. Y así fue. Con todo, no se marcharon del todo sino que permanecieron vigilantes a una distancia considerable.

Poco a poco, la concentración en contra del Gobierno se fue disolviendo. Muchos caminaban en sentido hacia Plaza Venezuela. Casi todos se fueron, y a las 2:00 p. m. decidieron retirarse del lugar.

“Fuimos la única convocatoria de la oposición que llegó y se mantuvo durante mucho tiempo en el lugar que se trazó desde un principio. Es un gran logro, y más aún porque no hubo violencia aunque los colectivos vinieron a amedrentrarnos”, dijo un hombre que estuvo en el lugar desde temprano. Aunque no quiso dar su nombre, tenía una gorra de Voluntad Popular.

Dijo que se irían hasta Bello Monte, pero muchas calles de Caracas estaban trancadas por distintos cuerpos de seguridad del Estado.

Fotos: Charlie Barrera.


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