Señalan que las protestas registradas en la noche de este 21 de enero no fueron sorpresivas y que más bien son consecuencia de un malestar que se ha ido acumulando en los últimos años y que no ha sido atendido por el Gobierno.

Caracas. El 21 de enero inició con una mañana convulsionada a causa de una sublevación por parte de efectivos de la GNB, a lo que le siguió una protesta en Cotiza, que recrudeció durante la noche con protestas espontáneas en diversos puntos de la ciudad capital.

Las protestas registradas en Puerta Caracas —donde incendiaron la Casa de la Juventud y Memoria Robert Serra—, El Valle, Cotiza, Catia, la avenida Fuerzas Armadas y hasta en el barrio El Limón, en la autopista Caracas-La Guaira, se realizaron sin convocatoria de terceros y pusieron de manifiesto el creciente malestar de las comunidades por la carencia de servicios públicos de calidad y la precariedad de la economía venezolana.

Para los líderes comunitarios —quienes estuvieron presentes en varias de las zonas donde se produjeron protestas—, lo ocurrido no es algo que deba sorprender. Comparan los hechos con una “olla de presión” que ha ido acumulando las incomodidades de la población sin que el Gobierno haga un mínimo esfuerzo por atenderlas.

Ángel Cacique, líder social en Catia, atribuye el problema a dos factores principales: incertidumbre y molestia. La situación es tensa, esa es la verdad, hay una situación de incertidumbre y molestia en el país. La incertidumbre es por lo que pueda pasar y la molestia por la carencia que va desde los servicios hasta el dinero que no alcanza, explicó.

Sostuvo que el descontento que se vio la noche del lunes es un síntoma de que la crisis ya no afecta a un solo sector social, ni a un solo color:  opositores y afectos al Gobierno se ven perjudicados por igual con la situación del país. Respecto a los hechos de violencia registrados en algunos de los puntos de protesta el 21 de enero, dijo que estos fueron consecuencia del discurso que por años se ha producido contra los empresarios:

Sí, es cierto que hay molestia y hay motivos para protestar, pero la violencia que se vio también es una violencia instigada, es consecuencia de un discurso de odio contra los comerciantes. Todo ha ido creando un caldo de cultivo para cosas como esta.

“La gente simplemente está harta de las carencias”

Soraya Pérez, dirigente social en Cotiza, opinó que lo ocurrido no es otra cosa que la forma en que la gente reacciona ante un sinfín de molestias que no han sido atendidas y que acaban por manifestarse de una u otra forma, haya o no liderazgo político de por medio.

La gente en Cotiza, y creo que en todos lados, está cansada porque tiene muchos problemas. Es el problema del agua, que en Cotiza puede durar semanas sin llegar, el problema del gas y el problema de la comida, todo, señaló.

Asimismo, calificó de “lamentables” los focos de violencia que se presentaron en varias zonas, pues la expresión ciudadana debería conducirse de manera pacífica.

Otro punto que evalúa Pérez es que las protestas se hayan producido en sectores populares, muchas de ellas con personas que bajaron de barrios a sumar su malestar. Esto, según ella, evidencia una maduración política de los ciudadanos.

La gente que salió, por ejemplo, en la avenida Panteón, no era de los edificios, era de los barrios. Los sectores populares están entendiendo que es mentira que les están solucionando los problemas. Creo que la gente está madurando, entendiendo que cada quien debe trabajar para lograr lo que quiere y no quedarse a esperar que el Gobierno les mande una bolsa de comida, dijo.


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