Habitantes de la calle B gritan: “¡agárrenlo!”, cada vez que observan algún hecho delictivo. Así pasan las señas para atrapar a los hampones que merodean por la zona, pues comentaron que no cuentan con ayuda de la policía o llegan tarde.

Shaylim Castro/@ShayC_

Caracas. A los vecinos de la calle B de Los Ruices no les quedó de otra que unirse para hacerle frente al hampa. Ya reconocen cualquier sonido o señal de alerta, y saben como actuar, pues de acuerdo con opiniones de la mayoría no cuentan con la policía y cuando llegan “es demasiado tarde”.

Las calles siempre están abarrotadas de personas, en su mayoría debido a las colas que se forman en los negocios del sector en la búsqueda de algún producto, por esto son muchos de los  habitantes los que se mantienen alerta a cualquier movimiento extraño. Los trabajadores, según comentaron, normalmente solo les queda ver los alborotos que se forman, ya que deben seguir con su horario laboral.

Más de uno debe estar mosca cuando pasa por la calle B, pues en cualquier momento puede pasar un choro, y a bordo de una moto, pegar un arrebato a, sobre todo a las mujeres y en ocasiones a los mismos estudiantes que frecuentan la zona al salir de los colegios.

Hugo Silva, quien lleva ochos años viviendo en la zona, contó que lo común son los arrebatos, pero pocos pasan desapercibidos, pues apenas un vecino observa algo le da la señales a los demás y se forma el alboroto para atraparlos.

“La calle siempre está abarrotada de gente y cuando alguien ve que robaron comienzan los gritos de ‘agárrenlo’, en los edificios, y se va corriendo la voz en todos los apartamentos”, indicó el señor con un característico acento uruguayo.

Añadió que si el hampón escapa por alguna esquina, un grupo de habitantes los estará esperando gracias a los gritos de avisos de todos. Una trabajadora de un supermercado soltó, bajo anonimato, que desde su puesto ve cómo los vecinos bajan de los edificios con bates, botellas y palos para atrapar a los malandros.

Las previsiones entre vecinos han aumentado desde que a finales del año pasado un desconocido entró al edificio de Silva y dejó inconsciente a uno de los habitantes dentro del ascensor. “Si vemos personas desconocidas en las calles en actitudes sospechosas nos acercamos para preguntarles qué hacen por aquí. En el edificio ahora se llama al conserje para que lleve a los visitantes hasta el piso que quieren ir”.

Pero no solo los arrebatos marcan la pauta en la zona. Hace aproximadamente un mes una de las peluquerías fue asaltada a mano armada por cuatro hombres. Y aunque la encargada del negocio no quiso revelar mucho por temor, comentó que los delincuentes se llevaron 13 celulares y el efectivo de las peluqueras, manicuristas y hasta de los clientes.

“Puse la denuncia pero me dijeron que mejor no esperara nada. Ahora solo le abrimos a los clientes que conocemos, de lo contrario no abrimos la puerta” dijo la encargada.

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La calle B es una de las más concurrida de la zona, por lo que los choros se aprovechan para hacer de las suyas

También se han registrado homicidios en la zona, como el 22 de abril de 2016, cuando hallaron el cadáver de Oscar Salazar, de 60 años, en la cocina del restaurante Del Canalito Natural, ubicada en plena avenida principal de Los Ruices. Según reportó  El Nacional el encargado se dio cuenta que robaron.

Por los constantes hechos delictivos han usado las redes sociales para denunciar lo que viven día tras días, pues aparte de los arrebatos, conviven con el robo de vehículos y secuestros, como reportaron durante Semana Santa.

Linchamientos

El director de la Policía del Municipio Sucre, comisario Manuel Furelos, informó que investigan a dos personas en el sector, pues presuntamente son quienes propician los alborotos que dan lugar a los intentos de linchamientos.

Los Ruices y Los Cortijos son una de las zonas en las que más se han generado estos intentos. En un conteo realizado por el equipo de Crónica.Uno, a través de medios nacionales, regionales y digitales, en el sector se han reportado siete intentos de ajusticiamiento y la muerte de una persona, quien respondía al nombre de Roberto Fuentes, de 42 años.

Fuentes fue quemado vivo el lunes 4 de abril, luego de ser acusado de robar a alguien. Según testimonios de sus familiares, él trabajaba en un restaurante del sector desde hace una semana y ese día intentaba ayudar a un hombre luego de un atraco. Continúan las investigaciones.

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Intentar linchar a un delincuente podría convertirlo en víctima

Foto: Cheché Díaz


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