En total, nueve funcionarios siguen cumpliendo una condena por delitos que no fueron probados. Cinco se encuentran detenidos en Ramo Verde, a tres les otrogaron medidas humanitarias por sus condiciones de salud y a uno arresto domiciliario también por complicaciones de su estado físico.

Caracas. El antiguo distinguido de la extinta Policía Metropolitana (PM), Luis Molina, celebró sus 50 años en la cárcel de Ramo Verde el pasado 3 de junio. En esa oportunidad, la fecha correspondió a un domingo, es decir, en uno de los días de visita, además de los viernes y sábados. La familia compartió con él como lo ha hecho en los últimos 15 años. Lizmar, de 7 años, la hija más pequeña de Molina,  no ha festejado ni un cumpleaños o navidades junto con su papá fuera de la cárcel.

En el 2003, Molina fue detenido arbitrariamente el 19 de abril por los hechos ocurridos en Puente Llaguno el 11 de abril de 2002. Para ese momento, se desempeñaba como distinguido de la Policía Metropolitana. Además de Luis, también fueron detenidos ocho funcionarios de la Policía Metropolitana de Caracas y el entonces secretario de Seguridad de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Iván Simonovis. La mayoría fue sentenciada a pena máxima (30 años de prisión) a pesar de que los abogados sostenían que no había pruebas de su culpabilidad.

“Ellos fueron el tubo de ensayo de lo que estamos viviendo hoy en día. Fueron los culpables necesarios de Hugo Chávez”, dice Bony Pertíñez de Simonovis, esposa de Iván Simonovis. Para ella, entre las cosas más dolorosas durante estos años de su pareja como preso político, está la destrucción de la carrera profesional de Iván. Él ingresó a los 44 años y ahora tiene 59. No lo dejaban ver un expediente, nada. Él no sabía lo que era una red social y cuando lo supo, tampoco le permitieron utilizarlas para comunicarse, agregó.

Esa misma impotencia en cuanto al arrebato de los sueños y metas frustradas la siente Laura de Molina. Cuando se le pregunta cuáles eran sus planes solo responde: “Ser felices”. Les hubiese gustado mudarse a una casa más grande y vivir alegres en Venezuela.

Nunca nos interesó salir del país pero, aunque tanto mi esposo como yo estamos muy optimistas con lo que está ocurriendo con el presidente encargado Juan Guaidó, yo creo que si Luis sale de la cárcel, nos iríamos, dijo Laura.

En total son cinco los policías metropolitanos que actualmente se encuentran detenidos en Ramo Verde. Además de Molina están Héctor Rovaín, Erasmo Bolívar, Arube Pérez y Marco Hurtado.

Por otro lado, entre los otros setenciados pero que les otorgaron medidas humanitarias por su estado de salud están: Lázaro Forero, Henry Vivas y Julio Rodríguez. Mientras que a Iván Simonovis le concedieron arresto domiciliario en el 2014 por una osteoporosis severa. Su esposa cuenta que durante los nueve años de cárcel, Simonovis solo vio la luz solar por 13 días.

A su vez, Molina señala que desde el 2007 su esposo tiene medidas cautelares que han sido ignoradas por la jueza. “La jueza siempre repite que debe esperar órdenes de arriba, o sea, órdenes presidenciales”, explicó Molina.

Al vivir en Guarenas, el trayecto de la familia Molina hacia Ramo Verde cada día es más complicado. No tienen vehículo y tampoco muchos recursos para trasladarse. Asevera que marzo de este año ha sido uno de los meses más complicados por la crisis del servicio eléctrico. Igualmente, apunta que el agua cada vez es más escasa en Ramo Verde. Llega una sola cisterna para todos los presos, una vez a la semana. Eso no alcanza. De hecho, ahorita están hacinados, describe y agrega que es momento que cese tanta injusticia. “Todos saben que son inocentes, hasat el propio gobierno. Ya basta”, concluye. 


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