Mientras el volumen de carga ha disminuido considerablemente en los últimos años, por este tiempo del COVID-19 reina la soledad en patios, recintos internos y vialidad principal en el puerto marítimo de entrada a América del Sur.

La Guaira. El esplendor de la actividad en el puerto de La Guaira ya no es asunto de nuestros días. Ni del último lustro. Tampoco tiene que ver con la pandemia mundial del coronavirus (COVID-19), pero la merma de sus actividades sí refleja la crisis económica y social del país.

Con tres muelles operativos, recibe entre 4 y 5 buques mensuales con productos importados, lo que contrasta con los 20 barcos que atracaban en el año 2013.

Los cuatro o cinco buques que arriban cada mes a La Guaira representan alrededor de 3000 contenedores de diversas mercancías. “Llega en un mes lo que antes llegaba en una semana; es cierto que la capacidad productiva del puerto alcanza 20 %, pero aún así estamos hablando de unos 500 a 600 contenedores por cada buque”, explicó Luis Bolívar, consultor jurídico de una de las 300 agencias de aduana que operan en la zona.

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Los cuatro o cinco buques que atracan en el Puerto de La Guaira representan cerca de 3000 contenedores de mercancías.Foto: Cortesía Mirna Montemayor.

No se puede decir que el puerto de La Guaira está paralizado, todavía tengo trabajo para nacionalizar mercancías de los clientes, pero la disminución de la carga es un hecho totalmente verificable”, aseguró Reinaldo Gómez, trabajador de una agencia aduanal, cuya sede está en la plaza El Cónsul, desde donde se divisa la escasez de buques en dirección al citado puerto marítimo.

Hace una década, había alrededor de 1000 agentes de aduana en La Guaira, la mayoría con aliados comerciales en Puerto Cabello. No obstante, sin la facilidad de los dólares preferenciales y luego de los efectos de la contracción económica, muchos han optado por bajar sus santamarías, lo que ha significado la pérdida de miles de empleos directos en esta región.

No es el puerto de antes, ya no es la base de la economía regional ni tampoco una de las principales fuentes de empleo. Está clarísimo que la mayoría de la carga son contenedores de productos alimenticios, medicinas y otras cosas que trae el Gobierno”, precisó uno de los tramitadores de la empresa Taurel, una de las más reconocidas en la entidad federal.

Atractivo geoestratégico

Si bien desde hace más de cuatro décadas, Puerto Cabello desplazó a La Guaira como el puerto marítimo con más recepción de mercaderías extranjeras, el del Litoral Central conserva la ubicación estratégica como entrada a Suramérica y por su cercanía con Caracas. Así mantiene su atractivo ante los importadores.

Desde 2012, la empresa estatal Bolivariana de Puertos (Bolipuertos) cobra en bolívares el equivalente entre 500 y 800 dólares por el espacio utilizado por cada contenedor descargado, además de otorgar hasta 10 días continuos a los agentes de aduana para proceder a la nacionalización de las mercancías.

Anteriormente, las empresas almacenistas, de capital privado, ofertaban sus servicios sobre el valor CIF de la mercancía. Dicho valor es la sumatoria del costo de la misma en el país de origen, el seguro y el flete.

Aunque el esquema de pago de servicios de Bolipuertos se evalúa como positivo por los agentes aduanales, también se pudo constatar su rechazo a la actitud transgresora de las normas de algunos funcionarios de la Guardia Nacional (GNB) que “piden algo” en función de agilizar el despacho correspondiente.

Cuando Crónica.Uno pretendió contrastar tales denuncias con las autoridades del componente armado en la zona portuaria, no obtuvo respuesta.

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el Puerto de la Guaira tiene valor estratégico por su cercanía a Caracas. Foto: Cortesía Mirna Montemayor.
Soledad e incertidumbre

Por estos días de pandemia, los recintos, patios internos y vialidad principal del Puerto de La Guaira se muestran solitarios. Aunque los puntos de control exhiben a funcionarios de la GNB, hay extrabajadores que eventualmente acceden al lugar para vender café, golosinas y comidas a los pocos transeúntes y empleados de organismos públicos.

Siempre se vende alguito, pero desde que llegó este virus no puedo rebuscarme aquí. Esto ha bajado muchísimo”, comentó Carlos Emilio Ladera, quien laboró como maquinista de patios hasta diciembre del año pasado.

En los predios de la alcabala de control cerca del muelle pesquero, dos mototaxistas recurrían a sus tonos de voz para ofrecer carreras a precios solidarios hacia distintos destinos del Litoral Central e, incluso, para Caracas.

Ya el Puerto de La Guaira dejó de ser rentable. A los pocos que trabajan aquí no les alcanza el sueldo y los que venían de Caracas a comer pescado tampoco están por la pandemia”, dijo resignado uno de ellos.

Por su parte, Anderson Quintana, taxista de la zona, recordó las épocas en que sus ingresos aumentaban con la temporada de los buques turísticos, que se materializaba en los primeros tres meses de cada año. “Todos nos beneficiábamos, pero ahora no hay vida. Esto se lo llevó quien lo trajo”, comentó a la espera de trasladar a algún cliente y así “salvar el día”.


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