A un año de la muerte del cantante Tirone González, su hermana mayor desmintió que sufriera de alguna enfermedad mental. Dijo que era sumamente inteligente, a los cinco años ya restaba y sumaba

Charlie Barrera/@charliegiuliano

Caracas. Un perro de raza Golden Retriever se pasea por la sala de la casa y luego comienza a juguetear con pote de plástico. Con una sonrisa y una expresión que hace alusión a un recuerdo la dueña dijo: “Él se llama Snake. Ese nombre era el que le gustaba a mi hermano para cuando tuviera un perro”.

Esta mujer es la hermana mayor de Tirone José González Orama, el cantante de rap conocido como Canserbero, quien falleció el 20 de enero de 2015, en la urbanización Andrés Bello de Maracay, al caer del décimo piso de un apartamento. Y aunque prefirió no revelar su nombre por motivos de seguridad, accedió a hablar de quien fue en vida “el cachorro”, como cariñosamente lo llamaban.

Con un tono de voz bajo y analizando cada palabra antes de pronunciarla, se sentó en un mueble de la sala de su casa, ubicada en una popular parroquia del oeste de Caracas. Las paredes están adornadas con fotos enmarcadas de su familia y en tres aparece su hermano por parte de mamá, Canserbero.

“Familiar, humilde, muy sensible y sentimental”, así lo describió. Contó que tras la muerte de su mamá, ella lo crió junto con el papá de Canserbero, José Rafael González, quien vive en el barrio La Pica de Maracay.

“Él era mi niño, mi hijo. Yo estuve el 11 de marzo de 1988 en la sala de parto con mi mamá cuando él vino a este mundo. Nació en Caracas, en el Hospital Jesús Yerena de Lídice”, dijo con una sonrisa en su rostro mientras pasaba las páginas de un álbum que contiene exclusivamente fotos de Tirone cuando era un bebé.

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Fotografías publicadas por el artista en sus redes sociales.

“Cuando tenía dos añitos cantó su primera canción, la música para él era un hobbie”, y señaló una foto en la que su “cachorro” tenía 11 años y dijo que a esa edad cuando comenzó a rapear. “Era un niño extremadamente inteligente. A los cinco años ya sumaba y restaba. Cuando creció hasta se trasnochaba leyendo. Él era el índigo, único”.

Con esas dos últimas palabras definió la manera en que Tirone veía a su alrededor y negó que sufriera alguna enfermedad mental. “Todo lo contrario, él a veces decía cosas que no eran acordes a su edad. Tenía un gran talento que lo demostró en las letras de sus canciones”.

En la medida en que las fotos de Canserbero lo iban retratando con mayor edad, las semejanzas con su hermana se hacían más evidentes, particularmente en los ojos cóncavos y profundos que alrededor le crean unas ficticias y permanentes ojeras.

Pidió permiso y se retiró nuevamente por unos segundos, cuando volvió en sus manos una caja negra del tamaño de una maletín. Esta vez se sentó en el mueble más grande de la sala, colocó la caja encima de sus piernas y con movimientos delicados la abrió. En su interior, entre una goma espuma, había un micrófono inalámbrico y otros artefactos. Ella lo conserva tal cual como lo dejó su hermano. “Este era el que usaba en todos sus conciertos”.

Cerró la caja en forma de maletín pero en ningún momento la quitó de sus piernas y relató cómo fue la mañana del 20 de enero del año 2015. “Ese día me despierto y escucho que me estaban tocando la puerta. La abro y me dicen: ‘mi sentido pésame’, pero no entendía nada. Eran las 8:00 am y ahí mismo, con un gentío en la puerta, sonó el teléfono de la casa. Atendí aunque hoy es el día que no sé quién me llamó, sé que era una chica por la voz, se identificó como fan de mi hermano, y me dijo: señora, ‘Tirone se murió’, y yo le respondo: ‘¿cómo es la cosa?’.

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Fotografías publicadas por el artista en sus redes sociales.

Esa fue la última frase que pronunció acerca de ese día. Su voz se apagó y unas lágrimas salieron de sus ojos, que rápidamente se secó con los dedos. Su mirada por unos segundos se encontraba con uno de los retratos de Tirone, que están guindados en las paredes en la sala de su casa. “Cuando murió él estaba estudiando Derecho y tenía planeado realizar una gira más y retirarse de la música por un tiempo para estudiar Letras”.

“Yo quisiera que se pusieran en mis zapatos por unos segundos. Muchas noches lloré por todas las cosas que se dijeron de él, que son totalmente falsas”, dijo muy triste.

No quiso revelar detalles acerca de las investigaciones de la muerte de su hermano. Aunque dijo que el “juicio no es nada fácil”, agradeció que el Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, les haya ofrecido ayuda para esclarecer las averiguaciones del caso.

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La imagen tiene un texto escrito por su hermana, en la que hay un curiosa anécdota: A un año de tu partida Tirone José González Orama “Canserbero” ¡Que íbamos a pensar nosotros, tu familia! que esa hermosura de niño cantó su primera canción a los dos años, dentro de una camioneta en el kilómetro 7 de El Junquito, de Rudy La Scala, “el cariño es como una flor”, y levantó tanto público que mi mami, Leticia Orama, emocianada dijo: ¡mi hijo va a ser cantante! Y sin pensarlo su sueño se hizo realidad. Te convertiste en el gran ídolo del hip-hop, “mi cachorrito” de los ojos azules. Cuando yo diga “Canser” aquí todo el mundo dice “bero”.

Fotos: Angeliana Escalona/redes sociales Canserbero


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