Los consumidores pueden adquirir un combo diario de tres kilos de carne de res. Algunos compran lo que pueden, otros aprovechan los precios y acuden más de una vez por semana al Mercado Municipal de Quinta Crespo y así se ahorran unos churupos.

Caracas. Desde hace tres semanas, Lucía Quijada se ha convertido en visitante asidua del mercado de Quinta Crespo. Asegura que solía ir una o dos veces por semana “a ver qué se consigue”, refiriéndose a precios económicos de proteínas, frutas o verduras. Sin embargo, desde mediados de junio, Lucía ha frecuentado mucho más el mercado municipal debido a la venta de carne “regulada” en sus establecimientos con precios a casi la mitad de lo que cuesta en otros lugares.

En un recorrido por carnicerías y supermercados del suroeste caraqueño, Crónica.Uno pudo constatar que el kilo de carne de res se expende entre Bs. 23.000 y 30.000, dependiendo del corte y el establecimiento. Lucía, ama de casa de 43 años, llegó al mercado de Quinta Crespo cerca de las 10:00 a. m. y a las 11:00 ya había comprado el combo de tres kilos de carne (uno de pulpa negra, uno de muchacho y otro de lagarto), en total gastó poco más de 33.000 bolívares.

Desde que se enteró de que había carne a bajo costo en Quinta Crespo, Lucía ha ido de tres a cuatro días, en cada una de las tres últimas semanas, a comprar carne. “He venido sola y acompañada. Le he dicho, más que todo, a familiares y vecinos cercanos. Comprando así he economizado mucho de lo que manda mi hija que está en el exterior”, mencionó. Asegura que, incluso, le ha salido más rentable que comprar caraotas o lentejas, cuyos precios –en el mercado de Quinta Crespo– estaban en 12.000 y 16.000 bolívares, respectivamente.

El kilo de lagarto y de costilla tiene un costo de Bs. 7272, mientras que el lomito y el solomo son los cortes con precio más elevado (Bs. 15.150). Chocozuela y pulpa negra se ofertaban a 12.120 bolívares por kilo, el kilo de carne molida a Bs. 10.000 y la paleta en Bs. 9090.

María, nombre ficticio a petición de la fuente, aseguró que desde que empezaron a recibir despacho de carne regulada la alta afluencia en la zona de carnicería del mercado ha sido una constante. María atiende uno de los establecimientos; “¡a la orden, a la orden!”, exclama al tiempo que explica cómo ha sido la dinámica durante las últimas semanas.

Los primeros días las colas llegaban hasta el estacionamiento e, incluso, afuera. La hacen para pagar el combo, solo venden uno por persona y una vez que cancelan el fiscal les asigna una carnicería para que les despache, mencionó la trabajadora.

Otro de los encargados de la carnicería afirmó que, desde que empezaron a recibir la mercancía, no han tenido necesidad de comprar otra más costosa, pues hasta ahora han contado con cantidades suficientes para cubrir la demanda. Desconoce hasta cuándo se mantendrá la venta de la carne a esos precios, pero aseguró que cuenta con suficiente inventario para vender en los próximos días.

Comprando lo justo antes de que aumente

La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN) publicó recientemente el Índice Nacional de Precios al Consumidor (Inpcan) correspondiente al mes de junio, como es costumbre desde 2015 ante la opacidad del Banco Central de Venezuela (BCV), y el mismo fue de 24,8 %, incluso menor que el de mayo de este año. La desaceleración de la inflación se ha notado en las calles y comercios de la ciudad, por lo que muchos ciudadanos han aprovechado para comprar “en la medida de lo que se pueda”.

Las frutas siguen siendo el salvavidas de algunas personas ante el alto costo de otros productos como los dulces, los carbohidratos y las chucherías. Crónica.Uno constató que –al menos en el mercado de Quinta Crespo– los precios de algunas frutas son similares a los de hace poco más de un mes. El cambur (Bs. 8000), la lechosa (Bs. 6000) y la guayaba (Bs. 6000) están a precios incluso menores a los registrados a finales de junio, mientras que el aguacate –que en Quinta Crespo se vende a Bs. 7000 por kilo– contrasta con los 14.000 bolívares que costaba adquirirlo a finales de mayo.

Las manzanas, piñas y –en algunos casos– los melones se venden por unidad con precios que descosen el bolsillo de quien los compra. Foto: Alberto Torres

“Vivo con mi hijo, su esposa y mi nieto. Mi hijo asume casi todos los gastos de la comida y yo –con lo poco que gano de jubilación y pensión– compro mis frutas y las verduras cuando quiero hacer alguna sopa”, aseguró Dennis Laya, maestra jubilada, tras gastar poco más de 15.000 bolívares en duraznos y fresas.

Pero, pese a que el índice de precios se ha desacelerado abruptamente desde marzo y la inflación acumulada de 2019 –hasta junio– es de 1155 % según la AN, el sueldo mínimo de los venezolanos es de apenas 40.000 bolívares (poco más de 5 dólares), monto que supera por muy poco al del combo de carne que dispensan en Quinta Crespo. Mientras quince personas hacían cola para comprar carne “barata”, un niño corría con alegría a decirle a su mamá que le habían regalado un kilo de carapacho y exclamaba que extrañaba comer pollo después de tanto tiempo.


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