Los primeros días de confinamiento fueron los más difíciles para las casas hogares en Puerto Ordaz. Las donaciones de alimentos bajaron, pero con los días se sumaron nuevas ayudas, incluidas las gubernamentales.
Bolívar. El confinamiento no resulta fácil para los padres. Distraer a los niños en una edad tan activa, encerrados en casa, se hace difícil. Igual pasa con las casas hogares en Puerto Ordaz, con menos recursos y más niños que atender. Aun así, lograron adaptar sus rutinas a la cuarentena por la pandemia de COVID-19.
Formalmente fue el 17 de marzo cuando anunciaron la cuarentena para todo el país. En las casas hogares en Puerto Ordaz fue duro esos primeros días. Ivonne Serrano, directora de la Fundación Renacer, recordó esos días como un “corre corre”.
La primera medida es que no pueden salir, entonces tienes a los muchachos encerrados y la casa no tiene áreas verdes y espacios grandes para ellos jugar. Antes los sacábamos a un parque que está aquí en la urbanización, pero ahorita no se puede hacer”, explicó.
El personal no se moviliza en transporte público durante la cuarentena. La directora se encarga de buscarlos y llevarlos, pero para rendir los recursos, sobre todo en gasolina, aumentaron sus horas de guardia. De 8 horas diarias, actualmente son 48 horas. Esos días duermen en la fundación, como normalmente lo hacía quienes se quedaban cuidando.
Las mascarillas y el constante lavado de manos no las pasan por alto en las normas.
Afortunadamente, manifiesta Serrano, cuentan con salvoconducto para surtir gasolina, lo que les permite cumplir con el transporte particular del personal, 14 en total.
Apoyo institucional
La Fundación Renacer es una casa hogar en Puerto Ordaz que alberga a 14 niños en edades de 7 meses a 15 años de edad, aunque su límite es de 11. Hay dos jóvenes quinceañeras que crecieron y permanecen en el albergue debido su edad mental.
El alimento no ha faltado, pero sí “en un primer momento fue complicado. Siempre hay gente que ayuda, pero cuando empezó esta crisis, fue fuerte, pero se levantaron otras y se anexaron a esas ayuda”, manifestó. Asimismo, la fundación recibe apoyo del Sistema de Protección y el Consejo de Derechos para Niños y Adolescente.
Yolanda Coriano, directora de la casa hogar Madre Emilia, también en Puerto Ordaz, afirmó que tienen respaldo de la Gobernación en materia alimentaria.
Nos han dado insumos, también han venido a desinfectar. Las instituciones nos han apoyado también con la entrega de tapabocas y eso, además de la gente que siempre colabora con algo”, sostuvo.
Al igual que en la fundación Renacer, a los empleados de la casa hogar Madre Emilia los busca su directora, para evitar el uso del transporte público y las aglomeraciones en estas unidades.
La parte escolar también la han podido resolver, aseguró Coriano, y todos los niños están al día con las asignaciones de los maestros. Para ello, tienen a una persona encargada para el apoyo en el tema escolar.
El hogar Madre Emilia tiene a 15 niños y adolescentes en edades de 6 a 16 años. Durante la cuarentena no han tenido nuevos ingresos.
Lo bueno del hogar Madre Emilia es que es una casa grande. Entonces a los niños no les ha afectado tanto el encierro. Si quieren dibujar, dibujan, si quieren brincar, bailar, hacer ejercicio, lo pueden hacer porque tenemos bastante espacio y áreas verdes”, comentó.
Niños en cuarentena
Aunque en las casas hogares en Puerto Ordaz han tenido apoyo institucional y pudieron adaptarse a las medidas de confinamiento, no sucede así con familias particulares.
El confinamiento significó un choque tanto para padres como para hijos, al no tener actividades académicas, extracurriculares y tiempo de recreación con amigos.
El tema económico también agobia a los padres en cuanto al abastecimiento de alimentos y mantener una rutina de distracción para los niños, en un país donde no cesan las fallas de servicio de agua, gas doméstico, electricidad e Internet.
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