Con arsenal de bombas y perdigones el Gobierno reprimió a opositores en El Paraíso

el paraíso

Menos de una hora después de la acordada para la manifestación, las detonaciones de las bombas lacrimógenas sacudieron la Plaza Madariaga. La PNB se atrincheró en el Puente 9 de Diciembre y luego ocurrieron más detonaciones. El humo picante se esparció y de inmediato empezaron a padecerse sus efectos. El desencuentro hizo lo suyo, y muchos de los que llegaron acompañados se vieron solos. El bullicio y la confusión asaltaron toda la parroquia. Al cierre de esta nota se reportaron seis heridos de manera extraoficial.

Caracas. La oposición marchó y lo hizo a todo riesgo en el oeste de Caracas. Vista desde lo ocurrido en El Paraíso, donde el gas lacrimógeno robó el aliento a más de uno y la calzada ardió, la actuación desmedida de las fuerzas de seguridad del Estado reabre el capítulo de represión en el municipio Libertador, el otrora enclave chavista.

Con el pavor de la agresión petrificado en el rostro, los residentes de La Vega, Montalbán y El Paraíso se movilizaron para manifestarse en contra de Nicolás Maduro. Lo hicieron desde las 9:00 de la mañana, como estaba previsto. Se izaron banderas, se corearon sentencias de rechazo y se profirieron mensajes de reconciliación. Todo al mismo tiempo. Pero el júbilo duró lo que un suspiro.

Menos de una hora después de lo acordado, las detonaciones de las bombas lacrimógenas rompieron la calma en la Plaza Madariaga, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) se atrincheró en el Puente 9 de Diciembre y luego ocurrieron más detonaciones. El humo picante se esparció y de inmediato se notaron sus efectos. El desencuentro hizo lo suyo, y muchos de los que llegaron acompañados se vieron solos. El bullicio y la confusión asaltaron toda la parroquia.

Quienes aguardaban en las plazas Washington y Paéz vieron pasar la tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana a primera hora. Era la represión anunciada sobre ruedas. Con una parroquia de condominios visiblemente marcados por la represión de 2017, los habitantes de Residencias Paraíso —conocidas también como Los Verdes— no solo se asomaron, algunos auparon las pedradas aventadas por los más respondones. 

Fotos: Gleybert Asencio

El letargo de 2018 se disipaba con las primeras pedradas del 23-E, un día que tuvo como antesala las protestas protagonizadas el lunes y martes por vecinos de Candelaria, El Valle, Catia, El Cementerio y otras zonas.

Mabel González, una residente de El Paraíso, dice que pudo burlar un piquete de la Guardia Nacional que se interpuso en su camino. Pasadas las 10:00 de la mañana, los manifestantes se desplazaban con pasos resueltos hasta Puente Hierro, Roca Tarpeya, para pasar por la avenida Nueva Granada y empalmar con la avenida Victoria. El recorrido continuó por San Pedro, Las Tres Gracias, Los Chaguaramos, Bello Monte hasta llegar a Chacao. Esa fue la ruta para quienes tuvieron el camino libre.

Fotos: Gleybert Asencio

Pero hubo otra cara en la jornada: quienes no pudieron burlar la Guardia Nacional en los alrededores de la plaza Washington ni la PNB en el Puente 9 de Diciembre se quedaron atrapados entre los gases y perdigones, una estrategia de represión, que tuvo respuesta de parte de algunos manifestantes que protagonizaron disturbios. En el 9 de Diciembre se reportó, de manera extraoficial, al menos seis heridos por contusiones.

“Hoy es un día importante para decirle no a Maduro, para negarse a vivir en Miseria y para exigir que se respete el derecho a la vida, a la alimentación y a la salud. No queremos a Maduro y eso tiene que saberlo toda la comunidad internacional”, vociferaba Giustina Pimentel, una religiosa de 76 años, que no se da por vencida. “Salí en 2002, 2007, 2013, 2017 y ahora estoy de nuevo en la calle para rechazar la opresión del chavismo”.

A través de redes sociales, usuarios denunciaron que los efectivos intentaron impedir la cobertura informativa de los medios de comunicación.

Fotos: Gleybert Asencio

Lo que allí ocurrió no es un hecho al margen de la ciudad. La protesta también se repitió en Chacaíto, Altamira y en algunos tramos de la autopista Francisco Fajardo. Todo aquello parece la cresta de un agite nacional aupado por la corrupción, la crisis económica y política que atraviesa el país.

En Venezuela, 9 de cada 10 venezolanos no puede pagar su alimentación diaria y 6 de cada 10 ha perdido aproximadamente 11 kg de peso por hambre, según la Encuesta sobre Condiciones de Vida elaborada por las universidades UCAB, UCV y USB.

La Iglesia también alzó su voz. Lo hizo en su código más solemne, con las campanadas del templo Nuestra Señora del Coromoto, en El Paraíso.


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