Con paro o sin paro, usuarios del Metro dicen que el servicio ya colapsó

Metro de Caracas

Al mal estado de las escaleras mecánicas, los retrasos, la falta de mantenimiento y de seguridad, se suman las quejas de los trabajadores. Dicen que no tienen condiciones laborales dignas: no cuentan frecuentemente con agua potable, tienen muchos baños dañados, espacios para descansar o comer deteriorados, al igual que las sillas, las mesas, oficinas y casetas.

Caracas. Con paro o sin paro, los usuarios del Metro de Caracas, comentan que el servicio ya colapsó. Retrasos frecuentes, falta de aseo en los andenes, estaciones sin iluminación, con poca seguridad, torniquetes, escaleras y ascensores dañados, son algunos de los males que agobian al subterráneo de la capital que entró en operaciones hace 35 años.

La tarde del domingo 7 de enero por las redes y grupos de Whatsapp rodaron mensajes que anunciaban un paro del servicio.

De inmediato se generó la contrarespuesta. El ministro para el Transporte, Carlos Osorio, salió al paso y dijo: “Ante las pretensiones de algunos extrabajadores del sistema de difundir una matriz de opinión de una supuesta paralización y conflictividad interna en el Metro, están preparados todos los equipos responsables y patriotas comprometidos con sus labores”.

Ratificó rotundamente que “no hay paro, no hay ninguna protesta dentro del Metro. Vamos a estar monitoreando y hemos estado siguiendo a los que estaban sembrando esas matrices de opinión y son trabajadores precisamente que fueron expulsados del Metro en el año 2002-2003 porque tenían pretensiones de paralizar el Metro”.

Sus declaraciones salieron al paso, pero con ellas las quejas anónimas de algunos trabajadores activos, principalmente de la clase obrera que, según dicen, no cobran más de 400.000 bolívares mensuales.

Además, denuncian que no tienen condiciones laborales dignas: no cuentan frecuentemente con agua potable, tienen muchos baños dañados, espacios para descansar o comer deteriorados, al igual que las sillas, las mesas, oficinas y casetas.

Los empleados sostienen que todo eso se debe a la falta de inversión y que incluso no tienen herramientas, ni equipos de seguridad para desempeñar adecuadamente sus funciones.

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Los encargados de la empresa nos dicen que si no nos gusta, que renunciemos, pues muchos otros quieren entrar al Metro. El verdadero talento humano ha tenido que emigrar a otras empresas para sobrevivir. Aquí la asignación de cargos no es por competencia, más bien por amiguismo. La recuperación de las áreas públicas que se ha visto en las últimas semanas es gracias a los aportes de otras instituciones y no porque el Metro de Caracas tenga presupuesto. No hay ni para un bombillo, reparar un torniquete o dotar de una engrapadora, dijo la fuente.

Mientras los trabajadores hacían públicas sus quejas por diversos medios, Edison Alvarado, presidente del Sindicato de los Trabajadores del Metro (Sitrameca) aclaró que en esa empresa no habrá paro ni desestabilización y anunció que ya tenían preparado un plan de contingencia en las tres líneas del sistema. “La derecha no volverá a gobernar en el Metro… Seguiremos teniendo patria junto a nuestro presidente obrero Nicolás Maduro” (sic).

De Alvarado se rumora que está de vacaciones con su familia en España. “Se fue sin responder por el pago del bono hallaquero de tres millones de bolívares”, denuncian los trabajadores.

De Caracas a Los Teques

Lo que padecen los trabajadores del Metro de Caracas se replica en la compañía de Los Teques, donde el personal operativo y obrero exige la firma de la contratación colectiva.

Y se quejan porque laboran en malas condiciones. Denuncian que no hay agua para hacer el aseo diario de los baños, que no hay agua potable y que solo en la estación Alí Primera existe un filtro.

En ese ramal los técnicos en mantenimiento no poseen patios ni talleres para atender las fallas que a diario afectan el funcionamiento, pues aún dependen del Metro de Caracas.

Lo otro que critican es que, a raíz del convenio del tren Guaicaipuro hacia la Línea 2 del servicio subterráneo, cuando los vehículos regresan a Los Teques llegan sin mantenimiento, con graffitis y vidrios estillados.

Con respecto a la dotación de uniformes, zapatos dielétricos y materiales de oficina, dicen que no reciben desde mediados de 2016 y que están trabajando con material reciclado.

Todas estas quejas están detalladas en informes que realizan los operadores de las estaciones, pero según los afectados no han sido atendidas.

Sistema con fallas, pero al ruedo

Con los ánimos alborotados, los trabajadores este lunes salieron al ruedo. A primeras horas había muy pocos pasajeros en las líneas 1 y 2. La gente se retrasó en salir a la calle esperando el desarrollo de la protesta.

En las casetas se veían uno o dos operadores. La frecuencia de los trenes pasaba de los 8 minutos de espera.

Los andenes de la transferencia de la Línea 3 despedían malos olores. En los recodos había restos de orine.

La seguridad brilló por su ausencia. Cada día se observan más torniquetes y escaleras mecánicas fuera de funcionamiento.

Foto: Luis Miguel Cáceres

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