Datos de FocusEconomics muestran que el año pasado el consumo privado en Venezuela creció 3 %. La nación estuvo seis años consecutivos con este indicador en contracción, solo en 2020 la caída se ubicó en 27 %. Pero la desigualdad hace que no todos perciban este repunte.

Caracas. La población lleva años padeciendo una de las peores crisis recientes de Venezuela, luego de que perdiera 80 % del tamaño de su Producto Interno Bruto (PIB) entre 2013 y 2020. Apenas en 2021 la economía empezó a dar signos de recuperación, especialmente en los últimos meses del año. La recesión profundizó las desigualdades. Hablar de consumo y de poder adquisitivo no es igual para todos. 

El consumo privado se mantuvo contraído, según datos disponibles de FocusEconomis, por seis años consecutivos. Solo en 2020 la caída se ubicó en 26,8 %, pero un año antes las cifras fueron más desalentadoras (-31,2 %). En contraste con los datos del PIB, que ofrecen firmas independientes y el mismo gobierno de Maduro, donde la economía pudo haberse recuperado un 4 % en 2021, el consumo privado también tuvo un respiro. 

Datos publicados en el informe FocusEconomics Consensus Forecast LatinFocus con proyecciones de enero de este año muestran que el año pasado el consumo privado en Venezuela creció 3 %. 

No soy de comer mucha carne, pero en 2021 el consumo fue mayor, ya que los precios se estabilizaron y de alguna manera la economía se empezó a activar. También mucho antes de 2020 había escasez y todo lo demás, veo que los precios se estabilizaron y la inflación se controló”, manifiesta Hernán Trejo, quien trabaja como repartidor en la ciudad. 

La economía ha dado pasos para salir de la profunda crisis en la que estuvo atada por años de controles y asedio a la empresa privada, sin embargo, en el último año la industria de alimentos logró crecer, al igual que el resto del sector manufacturero, que vio un aumento de casi 2 % en su capacidad instalada. La inflación pese a cerrar como la más alta de la región el año pasado desaceleró en comparación con 2018 o 2019. 

Algunos dependen de las remesas para poder consumir proteína animal, como es el caso de Enrique Cova. El año pasado dice que lo que más se consumió en su casa fue pollo, que era lo que su presupuesto le permitía adquirir. Para comer carnes rojas depende se sus hijas quienes le envían un combo cada 35 días aproximadamente. Las hijas lo pagan desde Estados Unidos y se lo entregan aquí. 

Datos de la Asociación de Ganaderos del Táchira (Asogata) revelan que en el último trimestre de 2021 el consumo per cápita de carne en Venezuela pasó de casi 4 kilos a unos 8 kilogramos, dijo el presidente del gremio Edgar Médina en entrevista con Fedecámaras Radio el 27 de enero 2022. 

A pesar de que el país muestre signos de recuperación, la situación sigue requiriendo asistencia humanitaria y millones de personas están en inseguridad alimentaria. El año pasado el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estimaron que la cifra de 9,3 millones de venezolanos con inseguridad alimentaria podría aumentar “significativamente” tras el deterioro económico de y los impactos de la pandemia.

Para Georgina Harraka, por ejemplo, el consumo de carne disminuyó si lo compara con 2020. “Contábamos con un familiar en el extranjero que nos ayudaba económicamente para poder adquirir más alimentos, pero en 2021 esa ayuda mermó un poco y así mismo el consumo de carne”, cuenta a Crónica.Uno. Los ingresos y las pensiones han quedado en el permiso debido a la dilatada hiperinflación, que apenas cesó en diciembre.  Aunque solo los alimentos aumentaron 557 %, según datos del Banco Central de Venezuela. 

Dólar
Foto: Luis Morillo

La dolarización informal de la economía ha brindado cierta “estabilidad” en los precios, sin embargo, muchos también ven cómo deben usar más dólares para adquirir la misma cantidad de bienes. Alberto Figuera es uno de ellos, comenta que tuvo que aumentar el presupuesto para comida, para poder consumir carne todos los días. “Un mercado para mi solo de 15 días en 2020 para esta fecha era equivalente a 50 dólares ahora son $100 y sin lujos”. Los “lujos” son alimentos como leche, jamón o cereales, que ha tenido que sacar de la cesta.

Otros consideran que una menor escasez de alimentos estimuló el consumo. Alejandro, por ejemplo, dice que para él y su familia cercana el consumo de carne mejoró ligeramente con respecto a 2020. “Pudimos adquirir una mayor cantidad de alimentos proteicos, como carne y pollo. Había menos escasez y mayores opciones para elegir”, apunta.

Kervin Casañas le da gracias a Dios porque el año pasado su familia y él pudieran ver una mejora en la nevera. Considera que 2020 fue “más accidentado”. “Consumimos un poco más de carnes rojas, porque hubo precios más estables y obvio hubo más trabajo, que permitió comprar más artículos y en más cantidad”.

El 28 de enero en algunas carnicerías de la ciudad el kilo carne para guisar costaba 5 dólares, al igual que el kilo de carne molida. El de solomo tenía un valor de $6,5. Otros rubros como el pollo costaban $3,80 el kilo, mientras que por un kilo de alas pedían $3,30. 

En los últimos 20 años el consumo de carne de bovino en Venezuela disminuyó dramáticamente. Incluso a pesar de la recuperación que registra Asogata el país sigue por debajo de las recomendaciones de la FAO que son unos 23 kilos per cápita al año. 

Para Gledys Blanco el consumo de carne mejoró considerablemente, pues señala que en 2020 probablemente fue de apenas un 10 % en su dieta, mientras que para mediados de 2021 podría decir que llegó a 60 %. Esto se debió a que aumentaron sus ingresos en dólares.

Las familias han aplicado estrategias para rendir los alimentos. En casa de Marielvis Rincones, por ejemplo, tuvieron que agregar más granos y contornos como plátanos en el almuerzo. “Creo que no ha habido gran diferencia, aunque tal vez en el último año consumimos un poco más de carne. El 2021, aunque fue difícil también, ya todos estábamos trabajando y digamos que los platos de comida son ‘más generosos‘”, dice. En su casa comen carne todos los días, pero solo en el almuerzo y la estiran con vegetales.

“En cuanto a distribución yo lo veo igual, ahora que todo el mundo lo pueda adquirir, ya sí es otra cosa. Nada que ver con la Venezuela que vivíamos antes”. La frase es de Franklin Contreras. Para él la economía sigue estancada, aunque considera que debido a la relajación de las medidas sanitarias el trabajo como taxista mejoró y su familia pudo consumir más carne en 2021. “Tomando en cuenta que en 2020 recién nos estaba afectando el virus uno no visitaba muchos sitios para comprar. En 2021 se empezó a flexibilizar la cosa, la gente empezó a salir más y se podría decir que se comió un poco mejor, pero en cuanto a economía siento que ha sido parecido, hay una inflación constante, aunque el dólar se haya mantenido estable”.


Participa en la conversación